*Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Proverbios 18:12
Es típico que el país se siga hundiendo y el
barquito ya nadie intenta rescatarlo, al estilo de las naves de Conferry, un
día arranca y otro quizás. Éstas últimas llegaron con desperfectos, pero a
Venezuela la echaron a perder hace 15 años y un poco más.
Ahora se avecina por
encima de los pronósticos optimistas del Banco Central de Venezuela, otra
típica inflación de proporciones escalofriantes. A todo esto hay que seguir
sumando los típicos aumentos de precios, como consecuencia del otro porcentaje
para el salario mínimo que quedó
pendiente desde el primero de mayo.
Típico es cuando te dicen tenemos que hablar
sobre corrupción y de inmediato se recuerda todo lo que se hizo para ocultar lo
robado. Es típico en el país el brote sostenido de inseguridad, desempleo,
escasez de divisas, viviendas, justicia y salud pública, y lo que se le ocurre
al gobierno es pedir poderes especiales para atacar la corrupción.
Eso, nada que
ver con los típicos brotes infecciosos de una economía que llegó a enfermedad
crónica, porque los responsables administradores se deslindaron de los
principios básicos y domésticos de la economía: “La utilización eficiente de
los recursos para conseguir los objetivos de la sociedad”. Se agrega además que
“una economía es eficiente si aprovecha todas las oportunidades que existen
para que algunos individuos mejoren sin que otros empeoren”.
Atacar el problema de la economía es atacar
la corrupción. Los poderes especiales requeridos, quien los necesita mas eres
tú que me lees, nosotros y yo que tenemos que hacer magia para poder comer y el
dinero alcance.
Con ese embuste de la corrupción, pretenden marear a los
venezolanos para que no volteen la vista hacia los verdaderos problemas que
tenemos.
Al ciudadano Presidente, le vamos a dar un notición, aquí todo el
mundo roba, en tiempos de vacas gordas y con las flacas peor. Lo que pasa es
que hasta el más alto jerarca se hace el loco y termina siendo un propiciador
de la corrupción. Y los robos se traducen cuando el chofer del autobús y taxis
no puede conseguir y pagar los repuestos por los elevados costos, las areperas
y empanaderas venden su producto a precio de joyas porque la harina también
subió, el buhonero que vende productos clandestinos a precios groseros ¿A quién
están robando finalmente?
Es cuestión de actitud y de principios,
porque Venezuela y una mínima parte de su gente se olvidó del manual de Manuel
Antonio Carreño y de la frase del Libertador en el discurso de Angostura:
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades”. Ahora no, el poder moral ha
procurado enfermar a las demás instituciones, incluida la bamboleada
constitución.
Es típico entonces que la sociedad se
encuentre enferma de moral y principios, ya que solo recibe el veneno
masificado de una patria distinta a la concebida por el gran Simón. Vamos a
dejarnos de inventar una patria nueva porque con la típica logramos ser un país
próspero, hubo cosas que arreglar y era solo un pequeño esfuerzo que debimos
haber hecho todos. La maldad y la avaricia ganaron la pelea, la revolución
fracasó en sus primeros cinco años y ningún venezolano quiere seguir en el
fracaso. Estamos a tiempo para la transición y que Dios nos acompañe.
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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