martes, 20 de agosto de 2013

SUSANA MORFFE, HIPOCRESIA TERRITORIAL, ENTRE CIELO Y TIERRA,

La recompensa de una buena acción es haberla hecho”

Ha pasado un poco más de 14 años del aterrizaje a esta tierra insular, de donde nos provocó retornar en avanzada por el fuerte calor que a lo largo de los años también se fue calentando implacablemente. No sé como llaman a los que llegamos por vía aérea, pero el peyorativo término de “navegao”, solo se puede aplicar al malandraje que ha emigrado a Margarita, con la ayuda de ciertos políticos en su claro propósito de ganar votos. Razón por la cual se establece respetada diferencia, entre los que llegamos, hace 15, 25, 30 y hasta 40 años atrás, para  aportar nuestra experiencia profesional, y los que han venido a destruir y sembrar el caos en la llamada “isla chévere”.


Días atrás, como la gran solución para la isla, se anuncia desde la gobernación del estado, que van a "identificar los elementos más característicos para un desarrollo sostenible", con ayuda satelital, como si se tratara de una gran metrópolis, a no ser que el satélite tenga otros propósitos. Sin tal parafernalia, existen estudios hechos por especialistas que dan cuenta de la capacidad territorial de la isla, y por tanto, cómo se debe planificar armónicamente para el beneficio de sus residentes y visitantes. La iniciativa del satélite es, según la jerga mundana, “mucha bomba y poco chicle”.

Sin embargo, el asunto de la densidad poblacional de la isla, los mismos políticos la han convertido en un gran problema de habitabilidad, con las emigraciones de otros estados y ciudades, incluido el malandraje. Un evidente ejemplo de ello es el Municipio Díaz, con tradicional color rojo y en cuya jurisdicción se conoce que la cabeza al mando se trajo, bajo el engaño, a  personas necesitadas de vivienda y luego dejadas a la buena de Dios, quienes a su vez han invadido terrenos. Historia conocida por un respetado profesional del derecho, margariteño y con clara posición a favor del gobierno.

El asunto es que la isla ha crecido en población y con ello el caos habitacional y el transito vehicular ¿La razón?, no se atajó a tiempo una vía para establecer quién llega, para que llega y adonde va a llegar. Ahora quieren recoger lo sembrado mintiendo y ofreciendo, entre otras cosas, 3.500 casas imaginarias en terrenos de La Auyama que están destinados para fines distintos.

La carga insular la han desarrollado los “buscavotos”, cuando se acerca la campaña electoral para arruinar la paz y la tranquilidad que siempre caracterizó a la Isla de Margarita. Ahora la otra carga insular decente, está molesta y reclama sus espacios y calidad de vida para desarrollarse como lo ordena la constitución y la convivencia entre seres humanos.

La planificación de un territorio comienza por ofrecer seguridad, producción, bienestar, incluida esa supuesta felicidad que tanto pregonan como cartilla los políticos de turno. Hablan de hacer de la isla una potencia turística y atracan a los turistas en una posada, tampoco hay dólares para ofrecer atractiva mercancía en el comercio insular y pésimos servicios, como consecuencia del estrangulamiento que le ha aplicado el gobierno al Puerto Libre.

Desde el mandatario regional hasta los candidatos y algunos repitientes a las alcaldías, se han encargado de mantener el caos en la isla, tanto ambiental como vehicular. De modo que estamos frente a la  hipocresía territorial creada por ellos mismos.

Susana Morffe
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com

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