martes, 6 de agosto de 2013

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, ¿POR QUÉ NO HAY POLLO?

En búsqueda de una legitimidad negada por los resultados electorales, Maduro continúa sus giras internacionales en búsqueda de reconocimiento, a cambio de continuar con el despilfarro de los recursos de los venezolanos.
Los Castro, Morales, Correa, Ortega, la Kirchner, Mujica, países como Rusia y China o varios de Centroamérica y el Caribe responderán con loas la supuesta generosidad del ilegitimo. Acuerdos, ayudas y contratos que van en detrimento del porvenir de los venezolanos, pero que obligaran a los interesados a votar en bloque por el régimen autoritario bolivariano en los organismos internacionales, a costa del hambre de millones de compatriotas.
Los representantes del régimen nunca han buscado el desarrollo de Venezuela, sino procurar la más abyecta dependencia al régimen, que solo puede sobrevivir sometiendo al ciudadano.
Tal como van las cosas nos dirigimos a un abismo, que pronto nos llevará al colapso. En Venezuela se han destruido las empresas de producción de alimentos, de cría de animales, de distribución de semillas e insumos agrícolas. Se han apoderado de las tierras, de las cadenas de distribución de alimentos, hasta convertirnos en un país que no produce nada y de estantes vacíos, lleno de colas, a través de las cuales se raciona la comida y hasta los productos necesarios para la higiene personal.
Desmantelaron fincas que estaban en plena producción transformándolas en áridos peladeros. Convirtieron la potencia petrolera en un país que tiene necesidad de importar todo lo que consume.
En él la moneda del imperio es necesaria para poder satisfacer la importación de los productos de primera necesidad. Aquí los dólares son controlados por el Estado y del que solo se benefician los que apoyan el sistema o por lo menos, no lo combaten.
La opinión pública es a menudo sorprendida con revelaciones del enriquecimiento desmedido de los jerarcas del régimen y de su corte de negociadores, quienes exhiben con ostentación la riqueza recién adquirida.
Los que se han apoderado del gobierno cometen el crimen vil y despreciable de destruir nuestra patria. Comenzaron atentando contra nuestra soberanía, colocada en manos de los jerarcas cubanos, continuaron tomando el control de todas las instituciones y pusieron en ellas a seres serviles, que les permiten destruir la democracia desde sus entrañas.
Expropiaron y robaron, tierras, empresas, bancos, medios de producción y de prensa, acallando cualquier sector que no pudieran controlar por otros medios. Todo lo tomado fue expresamente arruinado y hecho improductivo, única manera de controlar a todo un pueblo que depende de un partido para poder subsistir.
Las afirmaciones estridentes de socialismo, no fueron más que slogans con que los “piratas” se disfrazaron mientras se apoderaban del botín.
El designado, Presidente por obra y gracia de un Consejo Nacional Electoral públicamente parcializado, continúa repartiendo la riqueza nacional. Los barriles de petróleo y las reservas de oro quedan cortas, ante la avaricia desmedida de la corrupción gubernamental y la de los chulos internacionales. Eso explica el deterioro que sufre nuestra Nación.
Productores extranjeros se benefician vendiéndonos desde comida hasta papel higiénico. Brasileños, portugueses e iraníes construyen casas en Venezuela, lo único que importa es que no exista empresario venezolano que se beneficie, ya que producir riqueza en manos privadas disminuye el control anhelado.
En el gobierno saben que sin riqueza y empresas privadas, no habrá trabajo, ni crecimiento, ni futuro personal, pero no les importa, eso es lo que necesita el régimen. Hoy en día somos un país de carencias, que simula una solidaridad internacional como estrategia política a expensas del patrimonio que necesitaran las próximas generaciones de venezolanos.
En el país muy pocas empresas producen rendimiento. Hasta la industria petrolera y las empresas básicas de Guayana se encuentran afectadas con la mala administración. Esta situación rivaliza haciendo millonarios a los jerarcas, con la corrupción gubernamental, con la compra de gasolina, con el contrabando, con los presupuestos sobre calculados, que se convierten en millonarias comisiones. Compite también con los conteiners de comida podrida, con los gastos de chatarra militar que le compramos a Rusia, que provocan constantes accidentes mortales y más comisiones.
Llegó el día de preguntarse, ¿el socialismo del siglo XXI fracasó? O la finalidad era que la escasez y el alto costo de la vida sometieran a todo un pueblo. Cuando ves nuestra población batiéndose en un supermercado por cuatro paquetes de harina de PAN, de un pollo, un jabón o una pasta dental, provoca gritarles en su cara: ¡irresponsables, traidores y mentirosos!
Tenemos un gobierno que nos envilece y nos reduce a posiciones indignas. El modelo económico que ha pretendido instalar desde las alturas de la Habana, debe ser rechazado, nuestra economía no aguanta más. Si llegara a producirse una baja del mercado petrolero, en Venezuela vendrá una hambruna, producto de la escasez de divisas que impedirá nuevas importaciones.
Hay que gritarlo a los cuatro vientos le hemos dado a Cuba unos 25.000 millones de dólares, en los últimos siete años. Los países del Caribe por su parte, nos deben unos 4.000 millones de dólares que sabrá Dios cuando pagaran.
Una hipocresía sin limitas se refleja en las declaraciones gubernamentales: “Caracas tiene «amigos de todo el mundo» para suplir carencias e importar productos” afirma el ministro de Agricultura, “No vamos a permitir que golpeen a nuestro pueblo” agrega Maduro cuando inicia una gira para buscar alimentos.
Pero por detrás autoriza, a través del vicepresidente Jorge Arreaza, el aumento del 20% del precio en el pollo, la carne de res, la leche y los quesos.
El experimento bolivariano ha terminado por controlar casi toda la producción, también implemento el control de cambio y de precios, tiene la responsabilidad total de lo que ocurre. Sustituyó todo lo que fue producción por importaciones, amenaza las pocas empresas privadas que aun funcionan y que se encuentran al tope de sus capacidad, los cerca con la importación de insumos y de divisas, con que importar la materia prima que ya el país no produce.
Por eso no albergamos esperanzas, no hay pollo por que el gobierno así lo quiso y por qué hizo todo lo necesario para lograrlo. Ya son muchos las cosas que escasean y las que desaparecerán definitivamente, la tarjeta de racionamiento cubana no tardará en llegar disfrazada bajo otra figura.
Todo se veía venir, algunos no lo creían y hoy nos encontramos frente a una Venezuela arrasada, ¿Cómo reaccionaremos?, continuaremos indiferentes, tristes o resignados, ¿Hasta cuándo? Al ritmo que van las cosas nos queda poco tiempo para una respuesta.
nelsoncastellano@hotmail.com

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