viernes, 9 de agosto de 2013

MILOS ALCALAY, ISRAEL-PALESTINA: Y AHORA, QUÉ?, BRÚJULA DIPLOMÁTICA

Ante las múltiples dificultades que ha debido enfrentar la Diplomacia Americana en los últimos meses,  es necesario reconocerle un éxito  al Secretario de Estado John Kerry, al haber logrado que Israelíes y Palestinos aceptaran su propuesta de sentarse en la mesa de negociaciones  por primera vez en cinco años.

Al aceptarse la propuesta de Washington, el ex Senador Norteamericano logra  aumentar su credibilidad ya que esfuerzos similares realizados por países europeos, por Rusia, la ONU, la Unión Europea, y los propios Estados Unidos en el pasado, no obtuvieron el éxito deseado. Este hecho crucial demuestra que gracias a la perseverancia de Kerry  se  logró que Netanyahu y Abbas aceptaran  negociar, y ello le permitiría influir positivamente en el futuro  para que se continúen destrancando otros temas en las difíciles áreas que –sin lugar a dudas- surgirán en las negociaciones, y que permita tratar de impedir que se entre en un callejón sin salida.

Es evidente que este paso es importante pero no es suficiente, ya que solo los partes en conflicto pueden ser artífices de la anhelada Paz, sin dejar de tener en cuenta que los dos dirigentes enfrentan las mayores dificultades en su propio  terreno por las acciones de sectores radicales que nunca han querido aceptar la profundización de la solución que se vislumbró en la década de los 90 gracias a las esperanzadoras firmas de los pactos de Camp David entre Arafat-Rabin y Shimon Peres, cuyo reconocimiento internacional les valió que recibieran el Premio Nobel de la Paz. Pero esos momentos de euforia  quedaron truncados rápidamente por el extremismo, quienes siguen oponiendo los mayores obstáculos.

El propio Yitzhak Rabin murió asesinado por fundamentalistas Israelíes que se negaban a aceptar que se cediera parte de Cisjordania a cambio de lograr la Paz. A su vez, el extremismo Palestino impidió que Abbas suscribiera en el 2008 el Acuerdo propuesto con el que era entonces  Primer Ministro Ehud Olmert  previendo el reconocimiento mutuo  de dos Estados: Israel y Palestina. El Hamas, por su parte,  apoyado por Siria y otros dirigentes fundamentalistas de la región,  se ha encargado de bloquear de manera violenta y sistemática todo intento de Abbas de conducir un proceso que ponga fin al histórico enfrentamiento, recurriendo a crear desde Gaza un foco de provocación permanente.

Pero además de ese grave escollo que representan las posiciones fundamentalistas en ambos lados, están en el tapete temas tan difíciles de solucionar como el qué hacer con los 350.000 colonos israelíes en Cisjordania?  qué solución darle a los herederos de los refugiados palestinos que emigraron en 1948 y que desean regresar?  Cómo encarar el tema de Jerusalén Oriental como capital del futuro Estado Palestino, ya reconocido como “Estado Observador  no miembro” de la ONU?  Cuál será el mapa definitivo que fije las fronteras entre ambos Estados?

Todo ello obligará a los dos dirigentes Netaniyahu y Abbas, a cambiar de estrategia en sus negociaciones si es que quieren (o pueden) dar la respuesta  a la gran pregunta: “AHORA QUE?”

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