Observar lo que acontece en Egipto, donde el presidente electo democráticamente Mohamed Morsi intenta convertir la nación oriental en una dictadura religiosa, nos hace recordar la iniciativa similar adoptada por el fallecido Hugo Chávez, quien a través de los votos anheló perpetuarse en el poder. El sucesor del barinés, Nicolás Maduro Moro, por igual vía lo emuló pero sin lograrlo hasta ahora.
Un despacho de prensa del Palacio Elíseo expresa: “El presidente de Francia, François Hollande, mantendrá hoy con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el primer ministro británico, David Cameron, sendas conversaciones telefónicas para abordar la crisis en Egipto, informó el Palacio”.
El último recuento ofrecido por las autoridades egipcias eleva a 578 el número de muertos el miércoles y a 4,200 el de personas heridas, y todavía no se ha informado de la cifra de víctimas en los disturbios registrados ayer. Hollande convocó el jueves al embajador egipcio en la capital gala, Mohamed Kamel, para transmitirle la “gran preocupación” de Francia ante la situación, y lo mismo expresaron a los diplomáticos egipcios los gobiernos de Alemania, Reino Unido, Italia y España”.
Traigo a ustedes la información tal como llega a nuestra mesa de trabajo ya que la misma proviene de una fuente oficial como es el palacio de gobierno galés, y nos refleja en realidad y con el mayor de los celos la magnitud de la dificultad egipcia.
Sin lugar a dudas todos los sujetos no alienados en el mundo debemos luchar por la paz, el respeto de los derechos humanos, la convivencia plural y el respeto por la creencia subjetiva de cada quien.
Lo pretendido por Morsi merece el más absoluto rechazo por parte de los seres libres, expresan sus seguidores. Burlarse de sus compatriotas, quienes mayoritariamente votaron por él con la esperanza de instaurar la democracia luego de vivir por décadas bajo la oprobiosa dictadura de Hosni Mubarak, debe servir de ejemplo para los cabecillas que desprecian la voluntad del desprotegido para eternizarse en el mando.
Mohamed Morsi, sin importarle el mandato dado por sus electores, se alía con las fuerzas minoritarias musulmanes para introducir un régimen de persecución con fines de sometimiento a quien disienta de su pensamiento y accionar.
Sin duda alguna existe una gran similitud entre el país egipcio y Venezuela. La diferencia está en los procedimientos, pero la mala intención de Maduro y Morsi es la misma: acabar con la democracia por cualquier conducto. En Venezuela las autoridades durante catorce han intentado establecer un gobierno autoritario. Ni una mueca de rechazo les produce ello a los líderes del globo para condenar al ilegítimo gobernador Nicolás Maduro.
Catorce años, entiéndase bien, los países europeos han convivido con los regímenes venezolanos sin que la estadística criminal de 150 mil muertos los inmute. Los del viejo continente no se han comunicado entre sí por la nación sudamericana con la premura que sin duda requiere los acontecimientos en Egipto, al conocer que 16 niños menores de un año fallecen a diario a pesar de las inconmensurables cantidades que recibe la administración por renta petrolera.
Por más de una década estamos esperando que en la medieval Bruselas, sede del parlamento europeo y asiento alterno del gobierno mancomunado, los jefes de esas naciones apuesten por los descendientes de Bolívar, esos hijos del libertador americano quienes están hoy desprotegidos bajo la bota inclemente de un país extranjero, la indiferencia de los seres del dinero que cambian la patria por el “qué bien te ves” y los políticos que juegan al pluralismo ideológico. Es lamentable ver que ni una mueca de rechazo les produce los males expuestos a los adalides para rechazar al asaltante Maduro.
Para el momento del cierre de esta nota al centro mortuorio capitalino de Caracas han ingresado 15 muertos por armas de fuego y blancas en solo 48 horas; 232 seres han fallecido hasta el 15 de agosto, lo cual proyectado a fin de mes nos señala casi 500 decesos; 20 mil millones de dólares dilapidados en política exterior y falta de alimentos indispensables en la mesa del venezolano. Los jefes están impertérritos y solo los mueve el exterminio entre hermanos y el enfrentamiento entre etnias. En ciudades, poblados y caseríos del terrunño desde el primer día de cada mes empezamos a ver cómo nos crean un Egipto en crisis, sin fallar durante quince años. Mientras Barack Obama, Francois Hollande, Angela Merkel y David Cameron parece que solo se conmueven con el tenebroso espectáculo que el temor a la muerte produce cuando ven derramar sangre.
Director de Venenoticias.
manuelcorao@yahoo.com
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