domingo, 11 de agosto de 2013

FERNANDO FACCHIN B., PROHIBIDO RENDIRSE

Ante el proceso de destrucción y aniquilación del país y de la sociedad por parte de un régimen que ha defraudado las expectativas que le llevaron al triunfo electoral, la protesta cívica ha puesto en las calles la esencia vital de una democracia vilipendiada y corroída bajos la aplicación de ideas nocivas,  filosofías gastadas  y falsas ideologías.


Mientras nuestra sociedad a través de su historia siempre ha construido a favor de la vida y la democracia, el depredador régimen que nos agobia destruye para la sumisión incondicional como única respuesta ante el caos social que ha provocado, torturando a los hechos reales  y a las personas, bajo una depredación continua y sistemática de  los valores humanos, sociales, políticos y jurídicos.

Ahora bien, ¿De quién depende el éxito?. De nosotros mismos, del estallido de nuestra propia dignidad, de nuestro sentido del honor  La sociedad ha avanzado mucho si miramos hacia atrás, pero con demasiada lentitud si miramos hacia delante y esa lentitud, si bien no invalida la vía democrática, no se corresponde con la urgencia que vive el país, por ello, está prohibido rendirse, la sociedad requiere de salidas eficientes y efectivas, sin acciones catárticas que demuestren signos de debilidad,  no somos violentos pero tampoco cobardes ni tememos enfrentar la violencia oficialista, nuestra acción tiene sentido de permanencia y de pertenencia por la democracia.

Los mal habidos e ilegítimos derechos del régimen crecen cada día más y los legítimos derechos de la sociedad se reducen drásticamente; el régimen se resiste porque necesita perpetuarse en el tiempo para sembrar la muerte y el terror con el manejo de la fuerza bruta, a sabiendas que la fuerza bruta no es un recurso al alcance de los oprimidos sino de los opresores, pero en la debilidad de los  oprimidos radica su verdadera fuerza, la fuerza del espíritu, de la inteligencia, de la organización, pero esa fuerza hay que organizarla y para ello, como dice Gandhi no se necesita caudillo, aun cuando el régimen está bien preparado para reprimir al pueblo y cada día se prepara más ante el repudio popular, el régimen está imposibilitado sin la eficacia de su testador, para controlar el descontento, allí el régimen pierde la iniciativa estratégica y se abre la posibilidad cierta de derrotarlo, hoy el régimen presenta una tétrica desnudez ante su mediocridad y pusilanimidad, como en la obra de Dante, unos y otros ambulan entre los círculos del mismo infierno. 

Para el régimen, como decía Maquiavelo: “Más vale ser temido que amado”, en consecuencia, antes que rendirnos frente a la ignominia, debemos desarrollar una desobediencia civil organizada y mantenida en el tiempo, este nefasto régimen comenzó con un acto de desobediencia y terminará con otro acto de desobediencia civil por la quiebra fundamental entre el derecho y la moral, una desobediencia que persigue el bien colectivo.

Dice Gene Sharp “Cuando la gente se rehúsa a cooperar, se niega a prestar ayuda, y persiste en la desobediencia y postura retadora, le está negando a su adversario el apoyo y cooperación humanas básicas que cualquier gobierno o sistema jerárquico requiere. Si lo hace suficiente gente y por un tiempo suficientemente largo, ese gobierno o sistema jerárquico perderá el poder.”

     El combate incansable que ha dado el pueblo en la calle concede legitimidad política y jurídica a la protesta cívica contra la agresión armada, resistir a la opresión y a la violencia es un derecho y un sagrado deber, la palabrería ya no soluciona nada y por ello debemos prepararnos para la desobediencia activa cuyo éxito radica en la imprevisibilidad de sus acciones y en la imposibilidad de ser controlada por los aparatos represivos del poder, debe provocar el quebrantamiento público por razones de conciencia contra las violaciones de derechos, libertades y garantías frente a un régimen que no pasa de ser un escándalo de opereta entre balbuceos y contradicciones, con un extraordinario déficit de materia gris y racionalidad política, como bien dice el refrán “Las latas vacías son las que hacen ruido”. Prohibido rendirse, la desobediencia al régimen constituye un principio superior de soberanía.

ffacchinb@gmail.com

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