miércoles, 10 de julio de 2013

SAUL GODOY GOMEZ, SNOWDEN, EVO Y MADURO,


El mundo del espionaje, que es una de las parcelas de la seguridad de las naciones, es susceptible de cambios constantes debido a los adelantos tecnológicos; no es una sorpresa para nadie que buena parte de la seguridad de los países del mundo, los sistemas de defensa, las distintas bases de datos, las telecomunicaciones, las operaciones financieras, los servicios públicos y otras actividades estratégicas descansen sobre medios electrónicos, para garantizar rapidez y efectividad en sus manejos.

De toda esa data que circula por el aire, gracias a frecuencias y bandas del espectro electromagnético, la que circula por fibra óptica y que en algún momento viaja por las capas inferiores y medias de la atmósfera, con la tecnología que permite “pescar y bajar” esa información, tendrá a su disposición un apreciable volumen de información transmitida por internet, por los teléfonos y faxes del mundo.

La nación norteamericana ha invertido constantemente en el desarrollo de ese mundo electrónico, al punto que no sólo aporta adelantos para los mercados mundiales, también controla grandes áreas operativas y, no es una fantasía, usa esa ventaja competitiva para proteger sus intereses.

A partir de los atentados del 11 de septiembre del 2001, el gobierno norteamericano inició unos programas de vigilancia sobre las actividades terroristas de grupos como Al Quaeda, bajo la premisa de que se trata de una guerra en contra del terrorismo, estos programas han abarcado varias áreas de vigilancia, entre ellas la de redes sociales, movimientos financieros y, muy particularmente, las llamadas telefónicas, incluyendo mensajería de textos.

Para ello ha empleado a la National Security Agency (NSA), el brazo de señales (electrónica) de los servicios de inteligencia, una organización que se encuentra a la vanguardia tecnológica en la captura y análisis de data, para recoger con sus supercomputadoras esta enorme cantidad de información alrededor del mundo, y con un proceso especial de “minería de metadata” es decir, las computadoras hacen análisis referenciales de la data, por medio de unos programas especiales llamados Analizadores de Tráfico Semántico, y la van ordenando de acuerdo a prioridades. 

Para dar una idea de este enorme y sofisticado trabajo, la NSA podría monitorear y grabar diariamente, sólo en Alemania, 15 millones de llamadas y 10 millones de conexiones en internet, en días de mucha actividad, hasta 60 millones de conexiones, esto, según un estimado de la revista Der Spiegel, imagine esto a escala mundial, tecnologías comerciales como Accumulo, usada por Amazom, Facebook, Google y otras empresas que analizan lo que llaman “Big Data”, se quedan cortas comparadas con lo que la NSA usa en su trabajo.

En el mundo del espionaje es una práctica normal vigilar a los aliados, socios y amigos; sólo en caso de ser descubierta se convierte en un desagradable asunto de urbanidad tratar de explicar la desconfianza; cuando se trata de gobiernos amigos, puede convertirse en un delicado problema diplomático. Lo que la costumbre dicta es “compórtate como si el espionaje no existiera, pero cuídate de que no te atrapen haciéndolo”.

Muchos críticos señalan que esta actividad de espionaje masivo está sobredimensionada y sobrevaluada; los programas de intervención como PRISMA, PERDIDO o TEMPORA, son apenas los primeros pasos en esta modalidad de vigilancia global, las computadoras apenas pueden cosechar la espuma de la información que recogen, ni los propios norteamericanos escapan de esta acción de monitoreo de sus comunicaciones, lo que ha desatado una serie de investigaciones judiciales, aprobación de normas, debates y las críticas, que corren parejos a la imposibilidad de evitar ataques terroristas en contra de los Estados Unidos. El reciente atentado que tuvo lugar durante el maratón de la ciudad de Boston da cuenta de esta debilidad.

Edward Snowden era un técnico que trabajaba para la NSA y decidió hacer públicas estas prácticas poco éticas de la NSA; pero para ello tenía que traicionar a su país, cosa que hizo robándole información a su gobierno para que la publicaran, entregándola a personas no autorizadas, violando su juramento de lealtad y desconociendo sus compromisos de confidencialidad con sus empleadores. Esta acción ha puesto en peligro vidas norteamericanas y el gobierno de su país lo busca como un criminal que debe encarar la justicia.

¿Por qué Estados Unidos se embarca en esta actividad? La respuesta más sencilla es “porque puede hacerlo y nadie lo puede evitar”, es un asunto de sobrevivencia.

Por supuesto, los enemigos y rivales de los Estados Unidos, al conocer del caso, inmediatamente se alían para convertir el asunto en un problema de derechos humanos, denuncian el espionaje masivo como una violación de la privacidad y convierten el caso en un tema de libertad de expresión.

Y como hay países latinoamericanos alineados con el comunismo, con regímenes totalitarios, con movimientos subversivos y terroristas, y, en el caso de Ecuador, ya han dado refugio a uno de estos nuevos criminales del ciberespacio, como sucedió con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, no fue fortuito que Evo Morales, presidente de Bolivia, quien ha asumido el papel de cobrador de deudas históricas, principalmente el de oro que Espanna y otros países colonialistas sacaron de latinoamerica durante la conquista, estaba en una reunión de países productores de gas en Rusia, donde hizo, además, algunas declaraciones sobre su disposición de brindarle asilo al prófugo norteamericano, al despegar del aeropuerto internacional Sheremetyevo de Moscú, donde estaba Snowden como refugiado en tránsito, se viera envuelto en problemas con el avión que lo transportaba, ya que algunos países aliados de los EEUU no le dieron el permiso de aterrizaje y cuando Austria lo hizo, lo registraron en busca del fugitivo, que no encontraron.

Algunos políticos latinoamericanos, muy irresponsablemente, y apelando a la soberanía (“hacer lo que les dé la gana con sus pueblos y, en especial, perjudicar a los EEUU”) habían ya lanzado una campaña de hacer de esos prófugos de la justicia unos héroes de la libertad, sin medir las consecuencias de sus acciones para sus países; de allí el garrafal desacierto del presidente Correa de Ecuador de renunciar unilateralmente al tratamiento preferencial de sus productos en el mercado norteamericano, igual que los estrambóticos actos de
desagravio a Evo Morales, quien quiere romper relaciones con los EEUU por una confusión que el mismo se encargó de propiciar, sin importarle los intereses de los bolivianos.

El caso más patético es el de Nicolás Maduro, un enemigo declarado de los EEUU y quien está orquestando, a nivel latinoamericano, una jugada para perjudicar a los intereses de los gringos en la región, el todavía fresco caso del “espía gringo” que filmaba una película en nuestro país y fue privado de libertad, sin pruebas y que luego tuvieron que soltarlo, es una muestra de su mala voluntad hacia “el Imperio”.

Al ilegitimo mandatario no le importa el daño que pudiera causarle a Venezuela con la oferta de asilo para Snowden, un prófugo de la justicia; con su actitud de “macho revolucionario”, cada vez más peligrosa, en el sentido que está buscándole bronca a un país de una superior capacidad militar y económica que el nuestro y que pudiera desembocar en una crisis internacional, este presidente impuesto por la trampa y gobiernos extranjeros apuesta malamente el destino del país, con movimientos dictados por la conveniencia ideológica de Cuba, Rusia y China.

Pero surgen las dudas, Snowden creo no va aceptar el asilo en un país donde el gobierno ni siquiera le puede garantizar la seguridad a sus nacionales, sería toda una tragedia que este asilado fuera secuestrado o víctima del hampa común luego de toda la ordalía sufrida, lo más seguro es que este gobierno amoral lo utilice como ficha intercambiable por favores y lo negocie a la primera oportunidad, pero mi opinión personal es que no vendrá, pues ningún espía que se respete viene asilarse a un país donde ni el papel toilette está asegurado, ni siquiera Eva Gollinger, la superespía del gobierno, vive aquí.

Es claro que Estados Unidos no va a permitir que sus políticas de seguridad sean tema de discusión de unos gobiernos del Tercer Mundo, que cada día demuestran que son sus enemigos y no sus aliados.

Es absolutamente obvio que Latinoamérica se está jugando su alianza con el gigante del norte con estas maniobras de protección de espías, impulsadas por los enemigos de la libertad y la democracia.

saulgodoy@gmail.com

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1 comentario:

  1. Roberto Lovera De-Sola
    12:39 (hace 8 horas)

    para mí
    Esto de Snowden es más que horroso, nunca, y soy estudioso de la historia venezolana, el Estado y el Gobierno en Venezuela ha sido utilizado en defensa pública de un delicuente quien además traicionó las normas de su profesión, ser espía y a su propio país. Es terrible, duele decirlo pero es así. Si "esta gente", los chavistas, creen que le van a a hacer algún daño a los Estados Unidos están equivocados, los Estados Unidos son una potencia democrática, creada con trabajo a lo largo de los últimos doscientos treinta y siete años, a partir del 4 de julio de 1776. Es desde luego un imperio pero su esencia es ser una "república imperial" como lo estudió Raymon Aron. Y algo tan sólido, basado en el respeto a la Constitución y a las leyes no cae así como supone el persona que usurpando el cargo está en Miraflores. La solidez de los Estados Unidos es grande, pero para comprenderlo hay que haber vivido allá, haber estudiado la historia de ese país, hablar en inglés, saber como son los norteamericanos y que su su Estado Federal. Venezuela, hasta ahora, siempre ha tenido buenas relaciones con los Estados Unidos, desde aquel día de 1818 cuando Juan Baustita Irvine, primer representante oficioso de los Estados Unidos ante nosotros, llegó a Angostura buscando al Libertador. Pero estamos hoy, Venezuela está en las peores manos, hay que decir esto estimada amiga, así se nos salgan las lágrimas al ver el espéctáculo en lo que Venezuela se ha convertido por "esta gente", todo esto lo expresó por amor a Venezuela. Saludos, Roberto Lovera De-Sola.

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