Un tema muy sensible y a la vez muy utilizado por los grupos de interés tanto de izquierda como de derecha, es la justicia social. Pero también la justicia social es una de las armas más sutiles utilizadas por el comunismo-socialismo. Los programas de justicia social se basan en el hecho de la redistribución de la riqueza para beneficiar a los menos favorecidos. La idea de tomar de los ricos y darlo a los pobres convierte a los gobiernos en una especie de “Robín Hood”; tomando dinero de los mas ricos para elevar los estándares de vida de quienes carecen de los recursos.
Los políticos con un trasfondo ideológico comunista-socialista fundamentan la justicia social en el igualitarismo. –una doctrina que en esencia es la fuerza motriz detrás del comunismo-socialismo; que busca remover la inequidades económicas por medio de la redistribución de la riqueza– La estrategia para lograr que los programas de justicia social permeen en la mente de la ciudadanía es de fácil implementación; en primer lugar se apela a que la riqueza de quienes la poseen ha sido ganada mediante la explotación de los pobres. Y en segundo lugar invocar a la confrontación de clases sociales.
Justicia Social para estos no |
En una política de justicia social se crea programas basados en la implementación de impuestos que gravan la riqueza, de los más favorecidos, y estos recursos pasan a disposición del estado; este a su vez es quien decide a donde deben ir destinados los mismos. Esto es exactamente lo que sucede en Venezuela y en Cuba, en donde los servicios sociales pasan a ser nada más que una manera de control sobre la población. Si consideramos que, en los gobiernos de carácter autoritario y dictatorial, la corrupción es un instrumento de control sobre la población, entonces la justicia social es solo una manera de cruzar el mar confundiendo al cielo. Una vez puesta en marcha la estrategia de justicia social, el camino esta allanado para empezar a cortar a los ciudadanos el acceso al desarrollo, fin primordial del comunismo-socialismo.
En apariencia los programas de justicia social resuelven el problema de la desigualdad, pero solo en la forma no en el fondo, porque en la realidad los mismos no resuelven nada, crean una falsa y temporal sensación de bienestar. Traspasar directamente los ingresos obtenidos vía impuestos gravados a la riqueza, directamente a los menos favorecidos, no se genera desarrollo. Estos flujos de dinero entran a la economía en forma de consumo, sin generar ningún valor agregado, ni promueven auto sostenibilidad. La justicia social en si misma como concepto político, no garantiza la eliminación de la pobreza, el crecimiento económico, la productividad o el acceso a oportunidades de desarrollo para el individuo menos favorecido. En lugar de ser una solución se convierten en un dificultad, por que tomar el dinero del gobierno para sustituir el ingreso de una persona en condiciones desfavorecidas, típicamente, convierte a los receptores de estas en dependientes de los programas de sociales.
Por lo general estos programas en los gobiernos autoritarios y dictatoriales tienden a desaparecer una vez logrado el objetivo del control del poder si a esto le sumamos la desaparición de la iniciativa privada y su capacidad innovadora, que es en realidad la creadora de riqueza, de empleo y de impuestos, la situación social se vuelve caótica. El funcionamiento de los programas de justicia social en los gobiernos de carácter democrático; pasa exactamente lo mismo: dependencia por parte del receptor de estas ayudas que una vez finalizado el periodo de gobierno la justicia social desaparece, y se crean nuevos programas que son muy bien aprovechados como arma electoral para obtener el poder. ¿qué hacer entonces?
Si en lugar de distribuir directamente y sin ninguna responsabilidad por parte del receptor de estos ingresos; los gobiernos utilizaran estos para la construcción y acercamiento de plataformas de desarrollo, como educación, salud e infraestructura a la ciudadanía; el avance en el desarrollo seria realmente significativo y de carácter sostenible. El argumento de la justicia social usado por el comunismo-socialismo es únicamente parte de la estrategia para obtener el poder y permanecer en el mismo. Lo importante es que todos accedan a la educación, pero una educación controlada por el estado, por que lo que se requiere es que el ciudadano funcione, no que piense.
Las plataformas de desarrollo como educación, salud e infraestructura si generan y promueven desarrollo así mismo combaten la pobreza. Aun así, este tipo de políticas, tampoco son garantía de la eliminación de la pobreza, no por que estas sean más o menos efectivas; sino más bien por que debemos tomar en cuenta la naturaleza del ser humano y su capacidad de decisión. No todos abandonarán la pobreza, tampoco harán uso eficiente de las oportunidades ofrecidas de la misma forma. Veamos que sucede con un programa de justicia social que subvenciona a un individuo menos favorecido: una vez obtenido el dinero proveniente de los recursos del estado, estos serán rápidamente gastados en bienes de consumo en su totalidad, esto crea una demanda ficticia en la economía debido a que los ingresos no son provenientes de la producción, esto a su vez genera una dependencia del receptor en las dadivas del gobierno. Prácticamente es el mismo gobierno quien en realidad esta generando gasto, en nombre de la justicia social, en ningún caso genera ahorro e inversión para promover el desarrollo.
Al final se vuelve así la justicia social |
Quienes suelen clamar por una mayor justicia social, como estrategia política, son los primeros quienes atacan a la misma, de manera indirecta ejerciendo presión sobre organizaciones religiosas, organismos no gubernamentales y asociaciones civiles que buscan favorecer a quienes carecen de oportunidades. Un ejemplo claro de ello es la pretensión de gravar con impuestos los ingresos de las iglesias y demás organizaciones civiles. Los ingresos de este tipo ya sea por vía de diezmos, ofrendas o donaciones proceden de los ciudadanos y estos ya han sido gravados previamente por el fisco, vía impuesto sobre la renta.
Como dijo Benjamín Franklin “El mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosnas, si no hacer que puedan vivir sin recibirla”
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