martes, 2 de julio de 2013

EUGENIO MONTORO, BAJANDO LA CUESTA

         Hace unos días, coincidiendo con el de la batalla de Carabobo, se celebró el día de San Juan.

         Joan Manuel Serrat el conocido cantautor escribió una canción que narra, en sus cortos pero inteligentes versos, la casi ya perdida tradición de celebrar ese día llevando comida, música y bebidas a algún lugar público de los pueblos españoles y compartir la noche entre todos sus habitantes. “Hoy el noble y el villano/ el prohombre y el gusano/bailan y se dan la mano/sin importarles la facha”.
        
Pero la fiesta termina y Serrat dice: “Y con la resaca a cuestas/ vuelve el pobre a su pobreza/ vuelve el rico a su riqueza/ y el señor cura a sus Misas”. “Se despertó el bien y el mal/ la pobre vuelve al portal/ la rica vuelve al rosal/ y el avaro a sus divisas” . “ Se acabó/ el sol nos dice que llegó el final/por una noche se olvidó/que cada uno es cada cual”
         Es posible que Serrat solo quisiese hacer una narrativa de la tradición, pero también hizo un enorme dibujo entre el comunismo y el sentido común. Una noche para ser iguales y nada más. Nunca la sociedad será de iguales pues todos somos diferentes y libres. Si alguien decide trabajar mucho en su libre decisión, espera obtener gran retribución social y si alguien decide no trabajar en su libre decisión, no debe esperar retribución. Sencillísimo de entender menos para los comunistas que creen van a generar un hombre nuevo e igual.
         Alguien dijo que todos nacemos iguales pero nunca más lo somos. Unos son listos para las matemáticas, otros para la poesía, unos fuertes, otros diestros y si los dejas pensar y ser libres los resultados serán muy diferentes. Los estúpidos comunistas creen que una sociedad debe ser de iguales y eso nunca, volvemos a decir, nunca lo será.
         Un General dio el discurso antes del desfile el día de la batalla de Carabobo. No hay mejor representación de estratos y diferencias entre esa población. General, Coronel, Mayor, Capitán y por allá (y bien lejos) los soldados.
         Maduro y Cabello son las nuevas élites que se creen dueñas de Venezuela. Un lenguaje soez y acomplejado en contra de sus supuestos adversarios los delatan como fomentadores de la desigualdad ciudadana.
         Aceptar que los humanos no somos iguales sería una buena forma de tolerarnos. Si nos empeñamos en decir que Cuba es buena pero los gringos son malos, que Siria es buena pero Israel es malo, nunca tendremos el sentido común que requiere la paz. Si creemos que los chavistas son buenos y los opositores son malos nos estaremos olvidando que todos somos la misma vaina tratando de sobrevivir en este inmenso problema económico que tenemos.
         Y al creerte diferente y poderoso te apartas de lo decente. Este gobierno es el mayor violador de de la Constitución y el peor administrador de dineros públicos que hemos conocido. Parece va a cerrar como Serrat termina su canción. “Y vamos bajando la cuesta/que arriba en mi calle/se acabó/ la fiesta.
Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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