“Ser o
no ser, he ahí el dilema”. Es la célebre frase de Hamlet, el personaje
principal de la tragedia de Shakespeare. Hamlet no se atrevió a asumir la cruda
realidad, y enfrentar al asesino de su padre, y como consecuencia de su
indecisión todo se vino abajo.
Capriles se encuentra en la misma situación.
Ser o no ser. A veces es, pero a veces no es. Dice con valentía que nos robaron
las elecciones, que aquí gobiernan los cubanos, y que los “enchufados” se roban
los dineros públicos.
Pero simultáneamente Capriles no quiere
afirmar que esto es una dictadura, se opone a que los militares cumplan con su
deber constitucional de restablecer la democracia, y dice que hay que
participar en las municipales con el mismo CNE que nos robó las elecciones.
Además, pretende degradar su condición de Presidente, para convertirse en jefe
de campaña de los candidatos opositores.
Cuando Jaime Bayly entrevista a Capriles
descubre sus contradicciones, y al día siguiente se lo comenta a su nuevo
entrevistado, Diego Arria. Bayly llama a Capriles “Presidente”, pero éste se
siente incómodo. Le pregunta si Maduro es un dictador y Capriles responde
ambiguamente. Quiere saber cómo Capriles va a cobrar su triunfo, pero la
contestación es vaga. Ser o no ser.
La tragedia de nuestro nuevo Hamlet consiste
en eludir el conflicto a toda costa. Tiene una concepción errada del pacifismo.
Se proclama seguidor de Gandhi, pero no lo entiende. Se niega a convocar
acciones de calle para evitar la represión. Prefiere ceder antes que enfrentar.
Capriles no pareciera interpretar la urgencia
del momento. No comprende que el país no puede darle largas a esta crisis. Que
con cada día que pasa, la nación se destruye más y más. Que los cubanos
aprovechan cada minuto para apoderarse de nuestros recursos. Que la morgue de
Bello Monte no puede seguir llenándose de cadáveres, ni las cárceles de presos
inocentes, ni los bolsillos de los corruptos de dinero mal habido.
Capriles debe internalizar que él ganó; no
sólo afirmarlo, sino creerlo de corazón. Debe asumir que él es el Presidente, y
que Maduro es realmente un usurpador. Debe pararse firme y encabezar acciones
de calle. Debe pedirle abiertamente a las Fuerzas Armadas que cumplan con su
deber constitucional de expulsar a los invasores cubanos y de restablecer la
democracia. Debe entender que este gobierno está más débil que nunca y que
basta un empujón para que se termine de caer.
La indecisión y la ambigüedad de Hamlet no
sólo le causaron su propia destrucción, sino la de todos los personajes de la
obra. Esperemos que Capriles no cometa el mismo error. El tiempo apremia.
@LuisSemprumH
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