Ahora resulta que nos alegramos cuando
conseguimos un potecito de mantequilla, un kilo de harina, o un rollo de papel toalleta. Es decir, que nos
estamos acostumbrando a sobrevivir en una especie de miseria perpetua en un mar
de deficiencias de productos para comer.
MALETA SIN NADA |
No solo estamos expuestos a la escasez de
productos básicos en la alimentación, también tenemos problemas serios para
conseguir repuestos para vehículos, para maquinarias y ni hablar de los insumos
necesarios en la producción. Entonces, uno piensa que algo está fallando en la
administración del país y que nadie se puede comer el cuento que todo se debe a
empresarios perversos, lacayos del imperio, traidores a la patria, gusanos,
esperpentos, sucios, etc., etc., que tienen al pueblo de rodillas con su manejo
económico contra el gobierno.
Naturalmente, cualquier cristiano expresa su
molestia a gritos, mientras compra en un
supermercado, cuando observa que la vida se nos esté poniendo cara y escupe
palabras duras contra Bolivia, que nos
debe 400 millones de dólares y cuya deuda crece interanualmente a un ritmo del
5% como si ellos estuviesen aceptando su falta de pago como algo natural;
también los dominicanos nos deben 3000 millones de dólares y los nicaragüenses
2000 millones de dólares, la lista sigue dando su paseíto oscuro por Argentina
y este gobierno del obrero Maduro, parece que no tiene gente formada en el área
de Cobranzas.
Lo desagradable de la cosa, es que la clase
media teniendo plata para comprar, no consigue los productos. Eso da pena ajena
ante el concierto de las naciones latinoamericanas. Es vergonzoso que este
gobierno haya destrozado el aparato productivo nacional y los venezolanos no
tengamos para limpiarnos con papel toalleta después de cumplir con el necesario
proceso excretor: da pena.
Lo desagradable del asunto, es que nuestra
clase trabajadora que comprende los sectores D y E, que nosotros los sociólogos
llamamos clases populares, perciben cada día que su ingreso sufre el efecto de
una piel de zapa, que se encoge y se encoge, avisando que la vida se acorta
como si fuera una maldición china.
Obviamente, la gente se encuentra en callejón
sin salida cuando se pregunta necesariamente ¿Cuál es la onda con este
socialismo? El líder rojo que anunciaba diariamente que el país sería una
potencia mundial se murió dejando una fortuna que sus herederos se pelean a
dentelladas como perros rabiosos por un pedazo de pellejo. El hombre dejó una
fortuna como si fuera un Aristóteles Onasis cualquiera en 14 años de duro
trabajo: cosa impresionante.
La llamada boliburguesía está dejando ver su
costura, el forro de su hechura en una marea de negocios especulativos
amparados por el Poder y que se ha
tejido en una componenda corrupta de extorsión política y negocios extraños de
importaciones, construcciones, financieros, comerciales amparados, financiados por el propio Estado,
en una conchupancia que pareciera ser el momento histórico más corrupto que se
ha vivido en toda la historia de este pobre país. Yo me pregunto: ¿Cuál es la
onda de este socialismo?
Luis Alfredo Rapozo
luisrapozo@yahoo.es
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