La artimaña predilecta de la Izquierda No
Democrática, es decir de la obsoleta y anquilosada izquierda marxista-leninista
que continúa lucubrando en torno a la lucha de clases y la Revolución
Salvadora, es generar en la población de los
países que caen en sus zarpas un estado permanente de desasosiego.
Con ese objetivo recurren al conocido método
de anunciar constantemente la inminencia de una guerra.
Es verdad que el actual gobierno venezolano
no puede encasillarse en el anaquel exclusivo del marxismo- leninismo. Su
mimético oportunismo lo impele a derivar desde los oscuros terrenos del
espiritismo, la santería, la magia negra y la adoración indígena solar hasta el
catolicismo telúrico, el protestantismo ascético, el hinduismo multicolor y
cualquier credo que le sea útil para ganar adeptos. Sin embargo, pese al amplio
abanico de cursilería y superstición, su discurso central mantiene, émulo del
cubano al fin, la característica revolucionaria de decretarse amenazado a como
dé lugar. El principal agresor potencial es “El Imperialismo”, siguiéndole en
orden inmutable “Sus Aliados Internacionales”, “La Burguesía Nacional” y en fin
“La Derecha Fascista y Apátrida”, amplio receptáculo en el que caben los
intelectuales, obreros, profesionales, campesinos, amas de casa, políticos,
Oenegés, artistas, militares,
comerciantes y todo ciudadano cuyo pecado sea pensar diferente, es decir
por lo menos la mitad de la población venezolana.
La Metodología de la Zozobra resulta muy
útil. Por un lado mantiene unidos a los devotos de La Revolución que, mirando
al cielo en espera de un bombardeo gringo, omiten cualquier tipo de críticas
ante el caos apocalíptico de la gestión
revolucionaria. Lo mismo sucede con los admiradores internacionales ingenuos, interesados o ambas cosas a la vez
que, ante los abusos flagrantes del “Socialismo del Siglo XXI”, pueden hacerse
los idiotas sin sentirse culpables.
También surte un efecto muy poderoso sobre
quienes reciben dádivas del gobierno o están en la lista de espera eterna de
promesas incumplidas ya que se les convence que, de apoyar “al enemigo”
perderán sus prebendas.
Por último, junto a la acción del hampa
voluntariamente incontrolada, el lenguaje amenazante y guerrerista mina la
salud mental de la ciudadanía abrumada con el objetivo perverso de que se
entregue a la derrota o se vaya del país.
No son sino esos los objetivos buscados al
crear las ridículas Milicias Bolivarianas disfrazadas de campesinos zamoranos,
al mantener a los criminales “Colectivos” gobierneros o al armar Las Milicias
Obreras, caricatura revolucionaria trágica bajo un gobierno que niega todo
derecho sindical. Lo mismo al llamar Fuerzas Armadas Chavistas a las que
deberían actuar en defensa de todo un pueblo y no como brazo armado de un
Partido.
Por cierto, extraña paradoja la del Pepe
Mujica.
Afirma por un lado que es necesario ayudar a
Venezuela para que encuentre la racionalidad, por otro considera democrático el
agresivo y excluyente mensaje oficialista, y como guinda de la torta remata
apoyando el hecho de que las FFAA venezolanas ahora sean chavistas.
Digo
yo: ¿qué pasaría en Uruguay si las FFAA se declararan Mujiquistas?
german_cabrera_t@yahoo.es
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