jueves, 6 de junio de 2013

FERNANDO OCHOA ANTICH, LAS MILICIAS OBRERAS

         La decisión de Nicolás Maduro de crear unas milicias obreras me produjo gran preocupación. El  titular de uno de los diarios nacionales, “Maduro se radicaliza al ordenar armar a millones de milicianos civiles”,  creó en mi  la curiosidad de escuchar con  detenimiento su intervención. Al mismo tiempo, me hizo recordar los graves inconvenientes que decisiones de ese orden han producido en la historia universal. Recuerden el inicio de la Guerra Civil española. En Venezuela, por ejemplo, fue la  bandera que se utilizó para unificar a las Fuerzas Armadas, ante la supuesta amenaza de unas  milicias organizadas por Acción Democrática, para permitirle al  teniente coronel Marcos Pérez Jiménez derrocar a Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948. Esa decisión tendrá delicadas consecuencias políticas
        
El primer aspecto curioso de sus palabras fue señalar la importancia que según él tiene “la alianza entre la clase obrera, cada vez más y mejor organizada como clase frente al fascismo y la burguesía, y la Fuerza Armada Nacional, la unión cívico militar”. El segundo aspecto fue su orden de organizar a la brevedad posible la Milicia Obrera, la cual debe ser formada por millones de obreros, armada, uniformada y entrenada. El tercer aspecto fue resaltar la importancia que tendría esa organización para la estabilidad nacional y para hacer respetar a Venezuela ante la amenaza de imperios. En conclusión,  las milicias obreras podrían ser utilizadas para reprimir al fascismo y a la burguesía, es decir venezolanos que piensan diferente al régimen bolivariano.  Realmente, muy grave. Podría ser la causa del inicio de una guerra civil.
         Esas declaraciones tuvieron un gran impacto en la opinión pública,  ya que no era posible desvincular su contenido con la crisis política que enfrenta actualmente el gobierno nacional. De inmediato, los medios de comunicación las relacionaron con “las supuestas tensiones existentes entre Nicolás Maduro y los altos mandos militares”. Claramente se percibió que esa medida era una respuesta a las acusaciones hechas por Mario Silva, en su conversación con el teniente coronel cubano Aramís Palacios, contra Diosdado Cabello, los mayores generales Wilmer Barrientos, Carlos Alcalá Cordones y los oficiales del  Ejército de estar organizando un golpe de Estado contra el gobierno de Nicolás Maduro. En conclusión: una amenaza a la Fuerza Armada. No existe otra manera de interpretarlas.
         Esas opiniones deben haber producido preocupación en los cuadros militares, motivado a la resistencia que siempre ha existido en dichos cuadros en aceptar la existencia de las Milicias Bolivarianas. El propio Hugo Chávez siempre entendió lo delicado del tema. Esa fue la razón por la cual su creación se realizó progresivamente durante su gobierno mediante varias reformas de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada. El primer paso que se dio fue la centralización de las reservas de las distintas fuerzas, después se crearon las milicias bajo el control de oficiales del Ejército y sólo en la reforma del año 2010 se estableció la existencia  del oficial de milicia, pero sin perder los oficiales del Ejército el mando sobre dicha organización militar. Recuerden el empleo muy limitado de las milicias en las recientes elecciones.
         Lo que me causó mayor sorpresa fue que Nicolás Maduro diera unas declaraciones tan imprudentes sobre este tema. Es verdad, que últimamente ha atacado de una manera irreflexiva a la oposición democrática, sin valorar políticamente lo que significa tener el respaldo de más del 50 % de los venezolanos y mostrar un crecimiento indetenible de la popularidad de Henrique Capriles en la opinión pública. Por eso considero que la creación de las milicias obreras no fue una decisión improvisada sino una respuesta muy bien pensada con un objetivo claramente definido: atemorizar a los cuadros militares ante los permanentes rumores de que existe un creciente descontento en la Fuerza Armada. En verdad, esas declaraciones son de una ligereza  e irresponsabilidad sorprendente.
Estoy convencido, que los seminarios organizados por el CEO para analizar la nueva doctrina militar venezolana tienen mucho que ver con las declaraciones de Maduro. Esa nueva doctrina, conocida como la defensa popular y orientada a conducir una guerra asimétrica, ha sido totalmente contradictoria al no lograr armonizar con ese tipo de guerra la estructura de la Fuerza Armada y su apresto operacional. Ha sido imposible adaptar a nuestra Fuerza Armada, acostumbrada a  la conducción de operaciones dentro de una visión clausewistziana de la guerra, a la realización de operaciones orientadas a una “guerra popular de resistencia”, similar a la desarrollada por los ejércitos chino, norcoreano y cubano, bajo circunstancias históricas muy particulares y difíciles de repetir en estos tiempos de globalización y de impresionante avance tecnológico y militar…
fochoaantich@gmail.com.
FOchoaAntich.

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