La semana en curso mantuvo un ritmo político
vertiginoso. Comenzó con el inusual llamado del usurpador presidencial para con
el enemigo público N 1 del socialismo en gobierno: Lorenzo Mendoza, dueño de
Empresas Polar.
Este llamado, revestido de pintorescas
amenazas no ocultaba lo que desde hace mucho era bien sabido: El régimen en
gobierno es incapaz de garantizar la disposición de alimentos en Venezuela,
claudicando con ello en su público afán de socializar los medios de producción.
Lo anterior, que en cualquier país normal hubiera significado el inicio de un
cronograma de transición política que destacara por el público anuncio de
renuncia al cargo por parte del tirano de turno, o en su defecto el comienzo de
una ola de protestas públicas que indefectiblemente darían lugar al
derrocamiento de la tiranía, en Venezuela da lugar a lo increíble.
Lo increíble a los ojos de cualquier mortal,
en medio del antedicho escenario lo
constituye el estruendoso silencio de la oposición formal ante tan escandalosa
rendición por parte de una tiranía que nos humilla desde hace 14 años. Pero en
la Venezuela de hoy, nada pasa. Y nada pasa porque nuestro liderazgo demócrata
nacional está más pendiente de ganar el premio a la pasividad, galardón que
históricamente solo redunda en la perpetuación de tiranías, en lugar de
esforzarse por guiar a nuestro pueblo en su legítima cruzada por la libertad y
la dignidad.
Prueba de lo anterior lo constituye el
abandono político al patriota Antonio Rivero, quien aún siendo dirigente
nacional del partido Voluntad Popular, durante sus 16 días en ayuno voluntario
protestando por su injusta prisión política (liberado el viernes 17) no contó
con manifestación popular de calle, en respaldo a su heroica demostración.
En ese mismo sentido tenemos el reciente
llamado del principal dirigente nacional de la oposición formal en Venezuela,
hecho a los profesores universitarios hoy en medio de un grave conflicto
gremial, solicitándoles la no activación de un anunciado paro de actividades,
basándose en que tal medida de protesta significaría hacer lo que el Gobierno
quiere, parar las actividades.
Lo anterior, hechos públicos, notorios y
comunicacionales que a lo largo de una semana tuvieron lugar en Venezuela, un
país colapsado en todos sus ámbitos, nos permiten colegir sin temor a
equivocarnos, que hoy en día el socialismo en gobierno tiene en la oposición
formal a su mejor aliado.
Desde el 11 de abril de 2002 la mayoría
demócrata nacional continúa en espera del líder capaz de conducirnos por el
camino de la restauración constitucional. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
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