Los obsoletos gobiernos resistirán las
tendencias liberadoras de este siglo 21. El rasgo distintivo de ellos ha sido
el monopolio legal de coerción en algún espacio definido. Pero el dominante
efecto político de la tecnología digital, puesto que reduce el papel económico
del espacio, será la reducción del poder y monopolio de los gobiernos para
regular y sofocar con sus impuestos. Cada día será más difícil para los ellos
regular, auditar y, sobre todo, de forma ilimitada utilizar sus poderes para
establecer sus esclavizadores impuestos que en muchos casos han sido el origen
de los grandes fracasos económicos de multitud de países, especialmente en la
post guerra, la época de Keynes y sus discípulos.
La política tendrá un enfrentamiento con el
moderno capitalismo del Siglo XXI. El éxito de cualquier sistema económico
dependerá de cargas impositivas razonables, regulación transparente y limitada,
un esquema monetario estable, mercados libres y, sobre todo, un esquema legal
que no sea discriminatorio y un gobierno como árbitro no el principal jugador.
El capitalismo democrático en gran parte
depende de un agente efectivo que lo proteja de los depredadores internos y
externos, esa debería ser la función de un buen gobierno, el proteger vida,
libertad, propiedad y el cumplimiento de los contratos de sus gobernados. El
reto histórico ha sido evitar que el
gobierno se convierta en ese depredador utilizando sus poderes sin límite, por
lo mismo, la política será también mucho más competitiva, los políticos
realmente tendrán que vender sus programas, sus ideas, sus visiones, sin
demagogia y sin mentiras.
Este nuevo Siglo abrirá la puerta para un
nuevo estilo de política y de políticos, la política moderna, los políticos
emanados de la verdadera sociedad civil, los políticos competitivos, los
vendedores de ideas, de ideales, de sueños realizables. La política en el
próximo Siglo, sobre todo en los países menos desarrollados, se convertirá en
una actividad en la que verdaderamente habrá que ganarse el puesto compitiendo
en un foro profesional. Los nuevos políticos serán verdaderamente líderes,
idealistas, visionarios ejecutivos. Los ciudadanos finalmente entenderán que su
voto y participación cuentan, entonces se volcarán a participar, a competir en
la política.
A través de la historia los gobiernos han
sido los grandes depredadores. Usando sus poderes se dedicaron a construir
pirámides, palacios e imperios, a establecer dictaduras, a invadir y conquistar
países más débiles, a explotar y esclavizar a otros pueblos, e inclusive, a
sacrificar a otros seres humanos. Los mercados y la propiedad privada eran
tolerados sólo si incrementaban los ingresos, la riqueza y el poder de los
Estados. Hay todavía muchos gobiernos en el mundo que se les puede describir
como cleptocrasias, gobiernos basados en la corrupción que promueve el exceso
de regulaciones, legislaciones, imposiciones.
También, a través de los siglos, algunos
gobiernos se han hecho receptores auténticos del consenso de sus
gobernados—evento que a veces sujeto a regresiones—y hay que aplaudir y darles
la bienvenida. Un número más grande de ciudadanos gozan hoy día de los beneficios
de ciertos buenos gobiernos, pero, la mayoría por si mismos no han reducido la
magnitud de su política de redistribución a base de coerción. La diferencia
clave entre una mayoría explotada y una democracia real, es que en la última
las reglas con las que opera—la constitución—refleja un consenso mucho más
grande y general, pero sobre todo, la gran participación política de la
sociedad civil.
En el mundo moderno, desafortunadamente,
ambos, capitalismo y gobierno constitucional, han sido neutralizados por las
burocracias usando sus poderes para servir intereses especiales. Empresas y
diferentes industrias que buscan favores especiales, son gran parte del
problema. Ellos mismos provocan el que otras firmas o grupos busquen favores
similares, corrompen el proceso político al encontrar respuesta precisamente en
políticos corruptos, debilitan la
actitud de las masas y el apoyo político hacia el capitalismo y los mercados
libres. De esa forma se establece un capitalismo oligárquico y discriminatorio,
deformado, los fenómenos de los mercados deformados, un capitalismo selectivo,
un sistema de organización económica frágil y peligroso que finalmente tiende a
morir por su propio origen.
Los ejemplos más claros de sistemas
económicos tendientes a deformar los mercados los encontramos en el México de
los últimos 70 años, el Japón de los últimos 60, los países africanos en los
últimos 40, y en general los tigres asiáticos en los años 70 y 80, por lo cual
en estos momentos están pagando las consecuencias. Las alianzas amafiadas de
gobiernos e intereses especiales para formar carteles y economías subsidiadas,
manipuladas y disfrazadas de capitalismo, duran, producen ciertos resultados
hasta que los mismos mercados pasan la factura, y la pasan, en esos momentos
hay que pagarla ( There is no free lunch. Milton Friedman), llega la cruda
económica, pero también llega la sobriedad financiera porque no todo lo que
brilla es oro.
En este escenario cada individuo o firma que busca un favor
especial, estará contribuyendo a la deformación de los mercados. Sin embargo,
el gran problema es el estado benefactor es la consecuencia de la sobre
generosidad de algunos políticos con el dinero, tiempo, paciencia y buena
disposición de otros. Las empresas y otras organizaciones se ven atrapadas
entre participar en el juego de buscar favores especiales, o mantener y apoyar
el principio de preservar el sistema abierto, libre, conducido por el mercado
no el Estado.
Desafortunadamente, en ciertas regiones del
mundo atestiguamos esa fatal regresión de la ruta hacía la servidumbre, siendo
el ejemplo más patético la Venezuela de Chávez ahora en manos de un ignorante
monigote. Pero al mismo tiempo estamos atestiguando la fase final de la agonía
de esos gobiernos equivocados que, al igual que la iglesia del siglo 15, no
entendieron la dirección de los cambios y están condenados a su destrucción que
deba ser el gran logro y sello de las primeras décadas de este siglo.
Es por todo esto la importancia de mantener
organizaciones que emanen de la sociedad civil, que aporten ideas que realmente
se trasmitan y lleguen a esa sociedad civil, proyectos, acciones para promover
los principios que preserven un verdadero capitalismo democrático y un gobierno
constitucional. Los políticos que lo entiendan, sobrevivirán, los que
permanezcan en su ciega ignorancia, como afirmaba Ayn Rand, están condenados a
su gloriosa extinción…..para beneficio de los pueblos y sus países.
chero@gmx.com
@elchero
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