Hace unos días la prestigiosa periodista
Bernadette Pardo preguntaba qué podía motivar a una persona educada en Estados
Unidos a realizar acciones terroristas contra este país, un cuestionamiento muy válido qué también se
puede aplicar a individuos que formado en esta sociedad espían en contra de
ella y a favor de un gobierno que reprime y violenta los derechos de todos sus
ciudadanos.
Bien se ha dicho que cada ser humano es un
mundo, pero lamentablemente el universo
particular de un antisocial como los
hermanos Tsarnaev o el del mayor Nidal
Malik Hassan, quien asesinó a 13 personas en Fort Hood, Texas, en el 2009, como
los de los espías Ana Belén Montes, Marta Rita Velázquez y René González por solo citar unos pocos ejemplos, hacen
suponer que enfrentaron procesos mentales que les condujeron a buscar la
destrucción de la sociedad que les acogió.
El caso
de los hermanos Tsarnaev, no son los únicos terroristas con formación
estadounidense que han actuado en contra de su país, es muy particular, porque
integraban una familia que recibió ayuda desde que arribaron a Estados
Unidos, inclusive Dzhojar estudiaba en
la Universidad de Massachuset.
Los hermanos Tsarnaev no responden al
estereotipo del refugiado que vive en la miseria y la opresión y que recurre al terrorismo para denunciar la
vida miserable de sus pares o los abusos padecidos por la violencia de tropas
extranjeras en territorios ocupados, ellos no contaban con esos factores para
intentar justificar la violencia que practicaron contra un país que les acogió
generosamente.
Por supuestos que entre los terroristas hay
que distinguir aquellos que están dispuestos a morir en la encomienda. Por
ejemplo, Dzhojar Tsarnaev, se escondió como una rata después de los abominables
asesinatos en los que participó, pero el referido mayor Hassan cometió sus crímenes
en una base militar, algo que hacia
improbable que sobreviviera,
La pregunta de Pardo en el caso de los
terroristas islámicos quizás tenga respuestas en la conversión de los
individuos al extremismo religioso que en personas resentidas puede ser el
catalizador que les mute de sujetos gentiles, vecinos afables y amigos
cariñosos, en asesinos despiadados
insensibles ante el dolor que causan.
Las motivaciones del terrorista difieren de
las del espías. El terrorista, en particular el suicida, es un iluminado, un
enajenado que solo tiene como meta cumplir la misión que le asignan o se
autoimpone, por lo regular relacionada con resentimientos ancestrales que
pueden transitar por odios étnicos, religiosos y culturales.
Los espías anteriormente mencionados no
padecen la enajenación de los terroristas. No son desajustados sociales, ni
individuos con problemas de integración a la cultura o sociedad estadounidense,
son persona que por dinero u otras motivaciones traicionan la nación a la que
pertenecen por nacimiento o elección.
Ana Belén Montes y Marta Rita Velázquez
disfrutaron los derechos y libertades que no tienen los ciudadanos de Cuba,
país para el que espiaron, y como colofón gustaron de privilegios y
oportunidades que no gozan la mayoría de los ciudadanos en este u otro país.
Educación universitaria, trabajos con altos salarios y beneficios importantes.
Belén Montes y Velázquez traicionaron el país
que les dio todas las oportunidades en beneficio de una dictadura, condición
que conocía mucho mejor que ellas René González, que aunque nació en Estados
Unidos, creció y se educó en Cuba, lo que le permitió apreciar la realidad de
la isla, que no es precisamente a la que tuvieron acceso la espía convicta y la
fugitiva, cuando visitaron el régimen del país al cual informaban
La afirmación del gobierno cubano de que solo
espiaba a los exiliados queda una vez más desmentida con el caso
Velázquez, acusada de conspirar con
otros para trasmitir al gobierno de Cuba y a sus agentes, documentos e
información relacionada con la defensa nacional de Estados Unidos.
Pero independiente a que la dictadura viola
los derechos de sus ciudadanos y sea una amenaza por su naturaleza agresiva a
la democracia en cualquier país, queda la pregunta de por qué personas que han
conocido la libertad conspiran a favor de los esclavistas.
Que procesos ocurren en las mentes de
personas como Belén Montes, Rita
Velázquez, Walter y Gwendolyn Myer
y René González, solo por mencionar unos
pocos, que conocieron la libertad y defienden la sumisión. Dinero, adicción al
peligro, ideología, miedo por cualquier motivo.
Es más fácil comprender el fanatismo asesino
de un terrorista y al mercenario que vende sus servicios, que la estupidez de quien defiende una
dictadura de 54 años en la que miles de personas han sido fusiladas, cientos de
miles han pasado por las cárceles y cerca de dos millones se encuentran
exiliada. Una economía en ruina, un
pueblo que vive en la miseria y en plena decadencia de sus valores más
trascendentes.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
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