Desgracia la de un pueblo cuando sus gobernantes no trabajan por la
riqueza de sus conciudadanos, cuando el objetivo no es emparejarlos por arriba,
sino empobrecerlos y someterlos por hambre y necesidad, para que dependan de la
ayudita, de la bequita y la misión, con el perverso objetivo de perpetuarse en
el poder. El juego macabro del régimen está develado, no es solo la
ineficiencia y la corrupción imperante las que nos llevan cuesta abajo en la
caída, se trata además de una política de Estado que convierte al gobierno en
fábrica de pobres.
Confieso que entonces pensé, y así lo
expresé en la referida reunión, que el conferencista exageraba, que no puede
haber tanta perversidad en un gobernante.
El doloroso conocimiento de la realidad
venezolana, cuyo gobierno copia los métodos de Cuba, a la que califica mar de
la felicidad, me ha conducido a la conclusión de que es cierto lo que escuché
de la isla antillana, y para mayor desgracia, es también ya una realidad
lacerante en el escenario venezolano. “A la gente la empobrecen, para que luego
voten por quienes los conducen intencionalmente a la pobreza”.
En Venezuela nacionalizar es estatizar, es incrementar de manera absurda y desproporcionada las riquezas de la cúpula boliburguesa gobernante. Se expropian y confiscan bienes para engordar a los altos jerarcas del régimen, a los que Capriles denomina los “enchufados”.
A nuestro pueblo el gobierno le da un plato de comida, en lugar de
otorgarle herramientas para que construya su propio camino. Si le das los
instrumentos para producir, lo haces independiente y se les escapa del redil
por su autonomía de vuelo. Cuando le das un plato de comida cada día, lo mantienes
con la mano extendida esperando la limosna, aguardando la “generosidad” del
gobierno. Es esto lo que critica Su Santidad el Papa Francisco, quien sostiene
con sobradísima razón que dar peces sin enseñar a pescar es un despropósito,
aparentemente estás siendo justo y generoso, pero en realidad estás creando
dependientes, estás fabricando pobres.
Educar a la población, formar a los venezolanos es un imperativo. Pero
que se entienda bien, educar no es solo enseñar matemáticas, geografía o
zoología, es hacer ciudadanos cumplidores de sus obligaciones y defensores de
sus derechos.
La fábrica de pobres en la que se ha convertido el gobierno, ha logrado
acabar con el aparato productivo. Venezuela sometida hoy a la presión
internacional, bajo el ojo escrutador de otros pueblos e instituciones, a
diferencia de Cuba que le tocó otra época, dice pretender rectificar, siendo
lógico y comprensible que la gente piense que se trata de otra mentira del
gobernante inescrupuloso. Por eso se le ofrece al empresariado no
obstaculizarlo más, ni perseguirlo y darle porrazos, intentando levantar la
producción de lo que han destruido a patadas.
Es hora de acabar con la fábrica de pobres y abrir camino al desarrollo,
impulsar a Venezuela por el sendero de la riqueza para todos. Es justo que los
venezolanos tengamos igualdad de beneficios, que nos igualemos por arriba, no
por el piso. Ya es hora de detener la
fábrica de pobres.
E-Mail:
pacianopadron@gmail.com
Twitter:
@padronpaciano.
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