domingo, 26 de mayo de 2013

OLGA RAMOS, ¿LA FAMILIA COMO SOCIO ESTRATÉGICO?

Hoy tuve el placer y el honor de participar como invitada en el debate presencial sobre el Tema 7 que se realizó en Caracas.
De entrada les confieso que tenía la intención de tuitear mientras se desarrollaba, pero no me resultó tan sencillo hacerlo desde el rol que me tocaba cumplir hoy y menos cuando comenzó el debate y tenía que intervenir -necesito entrenar-, así que mi rol de insider fue casi que de sombra.
Sin embargo, a lo largo del encuentro, tomé algunas notas que ordeno y comparto a continuación.
Cuando comenzaron las presentaciones, lo primero que me vino a la mente, fue esta pregunta: ¿cuando comenzamos a preguntarnos cómo es o debe ser el rol de la familia como socio estratégico de la educación? en lugar de preguntarnos ¿cómo debe ser la escuela como socio estratégico de la familia en la educación? Creo que, en este tema, ese debe ser un primer escaño en la reflexión.
Pero también creo que, en este momento, hay una gran oportunidad para reconstruir los conceptos que hemos tenido y tenemos sobre educación, los roles de los actores que participan en ella, los espacios y formas en las que se da el aprendizaje, porque estamos “descubriendo” algunas cosas que, aunque siempre han sido así, las veíamos de otra manera -como nos pasó con la biodiversidad que siempre existió como condición sistémica, pero que comenzamos a valorar y a cuidar cuando la descubrimos, cuando nos dimos cuenta de que existía.
En el ámbito de la educación, las cosas que estamos “descubriendo”, son cosas como:
1. La educación es un proceso que se desarrolla en todos los ámbitos de la vida, dicho en palabras de César Coll “el aprendizaje es ubicuo”, por lo que la familia y la escuela son dos de los espacios en los que se aprende. Dos espacios, muy importantes, pero no exclusivos. En el resto de los espacios en los que se desarrolla nuestra vida, reales y virtuales, si cabe hacer esa distinción, también se aprende y eso es algo que tenemos que dejar de considerar irrelevante o, en el mejor de los casos, de dejar de considerar como una competencia para los espacios educativos tradicionalmente reconocidos.

Asumir ésto como una premisa, nos lleva a hacer un par de consideraciones complementarias:
a) Una que parece obvia, aunque la práctica nos demuestra que no lo es y sobre la que César Coll llamó nuestra atención, es que hay un sólo aprendiz, no existe el hijo como un ser diferente al estudiante o al ciudadano, no se trata de aprendices diferentes o que cambian, se trata de un aprendiz que transita por espacios de aprendizaje diversos. Esta es una cara no puesta en relieve de la integralidad en la formación: diversas dimensiones, distintos espacios, múltiples interlocutores. Esto nos lleva a la segunda consideración.
b) La educación es distribuida e interconectada por lo que tenemos que pasar de la noción de colaboración entre contextos, a la corresponsabilidad en el proceso educativo. Distintos espacios en los que actúan múltiples interlocutores con incidencia y responsabilidad sobre el proceso educativo.
2. La segunda “cosa” que estamos descubriendo en este contexto, es que el espacio real de la educación es la interacción, porque se aprende por relación, aprendemos permanentemente en intercambio con otros. En la relación y el intercambio, construimos y reconstruimos nuestros conocimientos, los conceptos que usamos, los criterios con los que valoramos, la forma en la que comprendemos, las maneras en las que hacemos, todas son sujetas a reconstrucción en nuestras interacciones cotidianas. Aprendemos preguntando, pero también respondiendo; aprendemos leyendo, escuchando y viendo que presume una interacción asincrónica con el autor de lo escrito, escuchado, visto; aprendemos conversando y haciendo, aunque no estemos conscientes de qué y cómo aprendemos; y aprendemos enseñando, porque ayudando a comprender a otro, estamos aprendiendo.
Asumiendo ésto como una premisa, podemos entender a la educación como un arte, el arte de crecer, de construimos, de formarnos juntos.
3. Si la educación se desarrolla en todos los ámbitos de la vida y es producto, fundamentalmente de la interacción, es natural la tercera cosa que estamos “descubriendo”: que se aprende a lo largo de toda la vida. Aprendemos a emplear mejor nuestras capacidades y a desarrollar nuevas; aprendemos a comprender mejor a los otros, a la naturaleza, al mundo; aprendemos a ser mejores personas y ciudadanos, a disfrutar la vida, a apreciar a los otros y a apreciarnos por lo que somos, a convivir, a valorar, a transformar y sacarle el jugo a lo que tenemos. Nuevamente entendemos la integralidad de la formación y que la educación es para toda la vida y en todas las dimensiones del ser.
En un contexto de cambios y desarrollo de nuevos lenguajes y tecnologías, tenemos además, la responsabilidad y el placer de desarrollar nuevos alfabetismos.
4. Y una cuarta cosa que estamos “descubriendo” aunque no tenemos mucha idea de como lidiar con ella, es que  cada quién aprende de forma diferente y para cosas distintas, dependiendo de sus intereses, por tanto, la personalización es un elemento importante a incorporar en el contexto educativo.
Estos “descubrimientos” nos sirven para dimensionar la magnitud de los cambios que requieren nuestras escuelas y sistemas educativos, así como las expectativas que tenemos de ellos.
César Coll se refería a esos cambios en términos de refundación que incluía: transformación de los sistemas de educación escolar; reconfiguración de la relación entre familia, escuela y sociedad; sustitución de los planes educativos nacionales por planes educativos integrales territorializados en entornos comunitarios; adopción de la nueva lógica que se desprende de esta forma de entender la ecología del aprendizaje, en la que familia y escuela se conciben como nodos centrales de la red de aprendizaje de las personas y como puertas de acceso a otros nichos de educación; y calibración de nuestras expectativas de resultados a la formación de “aprendices competentes” como logro fundamental del proceso educativo.
Complejo y abstracto es el tenor del cambio así dibujado, pero enunciarlo y discutirlo, son pasos fundamentales para comprenderlo, asumirlo y emprenderlo. En nuestro caso, en el país, espero que, aunque sea, estemos haciendo los primeros intentos de gateo en esto.
En el debate, que por cierto, estuvo muy bien dirigido y aderezado por la ingeniosa Charo Méndez, se presentaron muchas inquietudes que hicieron interesante el intercambio y la dinámica.
Voy a aprovechar mis notas y recuerdos para compartir también algunas reflexiones a propósito de ellas.
La primera es que es importante que comprendamos que cuando hablamos de una buena educación de base, no nos estamos refiriendo, como en otros momentos, a personas con una gran acumulación de información o con cierto nivel de especialidad en algunas áreas del conocimiento, sino que nos estamos refiriendo al desarrollo de ciertas competencias, muchas de las cuales serán comunes para todos, que le permitirán a cada quién encontrar su camino y desarrollarse de forma exitosa, en las diversas dimensiones del ser. Hablamos de aprender a decidir, a aprender, a convivir, a estructurar, a clasificar, a identificar patrones, a validar, a identificar lo que es válido en un contexto, a cuando un conocimiento es válido de acuerdo a ciertos criterios, a que existen reglas de juego, a comprender y seguir instrucciones, a crear, a construir, a compartir, por poner sólo algunos ejemplos de lo que todos debemos aprender.
La segunda es que no podemos confundir formación con certificación. La certificación nos permite tener referencia de los aprendizajes alcanzados, pero tiene una función específica en la dinámica del sistema. En una concepción de educación como la que aquí nos estamos planteando, la certificación apuntará al nivel de desempeño con respecto a las competencias logradas y tendrá que determinarse cuál es la mejor forma de obtener y procesar dicha certificación en el sistema educativo.
La tercera es que en términos de la educación de nuestros niños y jóvenes, los adultos tenemos una responsabilidad irrenunciable, en la escuela, en la familia y en todos los ámbitos de relación en los que se produce la educación. Toda la sociedad es responsable de la educación de los más jóvenes. En nuestro caso, en Venezuela, hay aspectos en el ámbito de las políticas públicas asociados a la violencia, la inseguridad, pero también a la dinámica política y a como asumimos la convivencia dentro de la familia y fuera de ella que tenemos que trabajar y revisar. Tenemos que asumir, como dijo César Coll en su intervención inicial, que como somos en la familia, nos expresamos en la vida, por tanto, es necesario revisar y reconstruir la noción de convivencia que tenemos desde la familia, porque muchas de las cosas que suceden en las escuelas, como el bulliying, por poner un ejemplo, comienzan en la noción de convivencia que tenemos en la familia.
Y finalmente, un aspecto relacionado con la educación sobre el que creo importante llamar la atención, es sobre el valor que, como sociedad, le estamos dando al conocimiento, a tener conocimiento, a saber hacer las cosas y a hacer y saber hacer las cosas bien. Eso es algo que tenemos que revisar en el plano de las creencias colectivas y las que compartimos desde nuestras casas. Algo que tenemos que revisar dentro y fuera del sistema educativo, porque para los cambios que mencionamos al principio, los cambios que la lógica actual de vida le demanda a la educación, requerimos también escuelas y docentes capacitados para cumplir el rol que les corresponderá asumir. El valor del conocimiento, es entonces un tema que tenemos que abordar con urgencia para comprender el valor que le damos a la educación y a lo que sucede y dejamos que suceda, entre otras, en nuestro sistema educativo.
oiramoss@gmail.com

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1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo con lo planteado por Olga Ramos y sólo quiero añadir que veo necesario diseñar un Plan Nacional de Educación Extraescolar y Formación de la Población, que tome en consideración todos los ámbitos en los que se desarrolla la población y el medio mas idóneo para diseminar los programas formativos es la televisión. Todo esto es posible hacerlo en un contexto en el que se tome a la población como un todo y en el cual no hay límites para la edad ni para el aprendizaje y donde la modelización es uno de los elementos fundantes de los aprendizajes posibles. Y tanto mas...

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