martes, 14 de mayo de 2013

LUIS JOSÉ SEMPRUM, CUANDO EL MIEDO SE ACABA

Irónicamente, el miedo se revirtió hacia sus promotores, y quienes ahora lo sienten son los "enchufados". Ellos también se dan cuenta que llegó el fin de su absurda quimera. El terror que antes infundían ahora se observa en sus caras. Están conscientes de sus crímenes y atrocidades. Con cada día que pasa sienten que su peor pesadilla se vuelve realidad: tener que rendir cuentas ante una justicia imparcial.
Durante estos catorce nefastos años, el mayor obstáculo para la recuperación de la democracia y las libertades ha sido el miedo. Mediante una sofisticada operación, la inteligencia cubana infundió el terror sobre la población, lo cual le permitió apoderarse de nuestros recursos y además controlar nuestras Fuerzas Armadas, los registros, las notarías, el sistema de identificación, los ministerios y las fuerzas policiales.
Para lograr su objetivo de aterrorizar a los venezolanos, los cubanos eligieron ciertas víctimas que constituyen un emblema dentro de su propio medio. El canal de televisión más antiguo y exitoso, una jueza que actúa a derecho, un policía destacado, un político combativo, un militar patriota, o un estudiante aguerrido.
Una vez identificado el blanco, el G2 hizo uso del poder y los medios del Estado venezolano para destruir públicamente su imagen, acusándolo falsamente de cometer todo tipo de crímenes. Posteriormente recurrió a un Poder Judicial sumiso y corrupto para castigar a la víctima de manera ejemplar, con el objetivo de escarmentar al resto de los ciudadanos.
El cierre de RCTV provocó la autocensura de los demás medios privados. La feroz persecución contra María Afiuni sirvió para arrodillar al resto de los jueces. El encarcelamiento de Simonovis fue un claro mensaje para los cuerpos policiales. La detención de dirigentes políticos y militares permitió acallar la disidencia en su sector. Y así sucesivamente. En pocas palabras, se emprendió una persecución selectiva para así infundir un terror colectivo.
Pero afortunadamente, luego de las elecciones del 14A, la estrategia del miedo ha comenzado a desmoronarse. La indignación que nos ha causado el fraude, sumada al deseo de un mejor futuro, ha logrado tocar la fibra de todos los venezolanos, haciendo despertar un poderoso sentimiento que parecía enterrado: El CORAJE.
En el ambiente se palpa una emoción indescriptible, una añoranza por la libertad, un optimismo único, que avizora el fin de la dominación cubana y el comienzo de un nuevo amanecer democrático.
Irónicamente, el miedo se revirtió hacia sus promotores, y quienes ahora lo sienten son los "enchufados". Ellos también se dan cuenta que llegó el fin de su absurda quimera. El terror que antes infundían ahora se observa en sus caras. Están conscientes de sus crímenes y atrocidades. Con cada día que pasa sienten que su peor pesadilla se vuelve realidad: tener que rendir cuentas ante una justicia imparcial.
Sin embargo, el coraje que ahora sentimos no puede convertirse en deseo de venganza. Debe servir más bien para impulsar la tan necesaria reconciliación entre los venezolanos y la reunificación del país.
@LuisSemprumH

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