miércoles, 1 de mayo de 2013

JUAN MIGUEL MATHEUS, PARLAMENTO FALLIDO O DIOSDADO CABELLO

Una de las mayores injusticias perpetradas actualmente en Venezuela es el secuestro de la Asamblea Nacional por parte de Diosdado Cabello. Bajo su presidencia, la AN ha perdido su significación constitucional y su razón de ser política. Los hechos muestran que, lejos de ser un templo republicano para la libertad de los ciudadanos, para la limitación del poder, para la expresión de la pluralidad social y para la confección del reino de la paz y de la justicia a través de las leyes, nuestro órgano legislativo nacional ha sido transformado por Diosdado Cabello en un atroz instrumento en contra de la libertad, en un aparato de mentira e intimidación que es utilizado una y otra vez por el régimen para controlar a la sociedad y a los ciudadanos.
Diosdado Cabello es el principal y más importante responsable de que hoy en día los venezolanos presenciemos la decadencia de un Parlamento Fallido. Fallido, porque se lo ha convertido en un artefacto para sustraer libertades, violar derechos, amasar poderes y simular formas democráticas. Nuestra AN ha sido corrompida de tal manera, que no puede ejercer sus más importantes roles institucionales, especialmente (i) la representación de todo el pueblo de Venezuela, (ii) la institucionalización del diálogo y (iii) la constitucionalización de la legítima pugna política.
Por eso, debemos decir la verdad con claridad: este Parlamento, gobernado salvajemente por Diosdado Cabello bajo la ley de la violencia y no de la razón jurídica, no puede ser considerado como tal.
Un Parlamento que no representa a la sociedad venezolana, que no la refleja fielmente en su heterogeneidad, no puede ser considerado como tal. Un Parlamento siervo del poder autocrático, sin autonomía política ni moral, no puede ser considerado como tal. Un Parlamento que no legisla para encauzar el recto ejercicio de la libertad de los ciudadanos y para asegurar la vigencia efectiva de los derechos de estos, no puede ser considerado como tal. Un Parlamento que no controla al Poder Ejecutivo, sino que potencia su arbitrariedad, no puede ser considerado como tal.
Los venezolanos necesitamos, pues, reconstruir un verdadero Parlamento. Un Parlamento democrático apto para ocupar el lugar de primacía que, según la Constitución, le corresponde en el concierto de los demás poderes públicos. Por eso la importancia de la lucha impostergable que deben sostener los diputados de la Mesa de la Unidad Democrática, y junto a ellos todo el pueblo de Venezuela. Se trata de una lucha en clave de resistencia, cuyo objeto es poner en evidencia, en todo momento, el sinfín de inconstitucionalidades a las que da lugar la actuación autocrática de Diosdado Cabello. Mientras más injusto sea el proceder de Diosdado Cabello, más debe desnudarse su vacío moral frente al país y frente a la comunidad internacional. Su errónea comprensión de lo político, esencialmente anti-republicano porque niega la convivencia pacífica y aspira a la destrucción del adversario, terminará siendo derrotada. No lo dudemos.
Juan Miguel Matheus
jmatheus@uma.edu.ve

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