sábado, 18 de mayo de 2013

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, ¿MISIÓN DÓLARES?

En nuestro artículo del 05/05/2013 (108 años de “esperanza” económica) presentamos una Venezuela en situación de creciente vulnerabilidad económica ante sus evidentes desequilibrios macroeconómicos. 
El análisis nos permitió inferir sobre la debilidad histórica en el área de Políticas Económicas (con mayor relevancia en la última década) y sobre una falta de continuidad en materia de Políticas Públicas. 
En esos 108 años (1905-2013) de tránsito por improvisaciones e imperfecciones en Economía Política (y Políticas Económicas) se acentuó (como es sabido) la dependencia petrolera (96% de los ingresos nacionales), en paralelo a unas exportaciones no tradicionales en continuo decrecimiento que para 2012 se situaron en apenas  $ 3,8 millardos (1998: $ 5,6 millardos); con el agravante de haberse estructurado una economía indisolublemente unida al incremento secular del gasto público (1998: 29% del PIB; 2012: 44%) en aras de impulsar el crecimiento económico por la vía de la demanda. 
Dicha estrategia facilitó un comportamiento positivo por varios trimestres hasta alcanzar un 5,6% de crecimiento en 2012; sin embargo su debilidad implícita: ingresos fiscales menos que proporcionales, indujo una reversión de la “artificial” tendencia de crecimiento a la luz de un aumento persistente de la brecha fiscal (ingresos vs egresos) que ya para 2013 condiciona las estimaciones de crecimiento. 0,1% FMI; 1,8% BM; 2,0% CEPAL; -0,6% Banca Mundial; sin excluir una posible Estanflación (cero crecimiento con inflación) que conlleve a una tercera devaluación para finales de este año. 
El escenario en comento representa un reto que pondrá a prueba la fortaleza o debilidad de la oferta doméstica de Venezuela, habida cuenta de la desindustrialización experimentada en los años recientes, situación que ha configurado una “economía de puertos” que en 2012, según el BCV, representó cerca del 40% de la oferta total de la economía (productos finales), mientras que el restante 60% requirió de un 65% en insumos importados (materia prima. De presentarse un punto crítico en el binomio inflación-escasez, con su obvio efecto sobre el desabastecimiento,  pudiere convertirse en un ambiente explosivo de descontento multisectorial  con la “novedad” que el ciudadano no asumiría el entarimado falaz de la especulación y el acaparamiento como argumento para justificar la elevación de precios, la disminución de la demanda y la pérdida de su bienestar.
Nos encontramos en una situación que obliga a reconocer y aceptar que la economía es una ciencia lúgubre, cuyo rigor no admite la instrumentación de políticas aisladas y descontextualizadas, tal como lo relativo a la entrega en mayo 2013 de divisas por $ 2.600 millones (30% del total) para honrar solicitudes atrasadas mediante un mecanismo que pudiéramos denominar: MISIÓN DÓLARES; es decir una política coyuntural para transferir, a manera de “caridad” (obviamente necesaria), dólares al sector privado de la economía en un contexto de “mano extendida” como si estuviesen dirigidos a “empresarios damnificados” urgidos de la atención del Estado. En tal MISIÓN no se definen estrategias para enfrentar las causas estructurales del desequilibrio que se observa en el binomio divisas-abastecimiento, ni tampoco Políticas Públicas para procurar resolver el problema de fondo: la inflación. El sendero hacia el desastre se puede evitar reorientando el rumbo.
@jagp611

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