Protesto.
Lo hago a nombre de los numerosos oficiales, suboficiales, guardias
nacionales y soldados que ofrendaron sus
vidas en defensa de Venezuela, ante la agresión armada del gobierno comunista
de Cuba y de un equivocado grupo de venezolanos que se prestaron para profanar
la Patria de Bolívar, en la década de los sesenta.
No es posible aceptar que
usted continúe engañando a nuestro pueblo, de la misma manera que lo hizo Hugo
Chávez durante los catorce años de destrucción nacional que significó su
gobierno. Usted no puede seguir enjuiciando nuestros hechos históricos con esa
visión simplista que siempre busca presentar a una supuesta oligarquía explotando a nuestro pueblo de manera
permanente. La historia de Venezuela es mucho más compleja.
Esa falsificación de nuestra historia
comienza desde el mismo momento en que el chavismo ha tratado de borrar de
nuestro pasado los trescientos años de conquista y colonización española. No se
puede entender la grandeza de hombres como Bolívar, Sucre, Bello, Urdaneta,
Gual, Páez, Zea, y tantos otros sin entender que una gran mayoría de ellos eran
blancos criollos, herederos directos de la sangre y la cultura española.
Tampoco se puede interpretar el complejo fenómeno que significó la ruptura de
la Gran Colombia y la reacción contra El Libertador sólo con llamar traidores a
los que se opusieron a su gran obra. El
sentimiento nacional y errores cometidos por Bolívar, como aferrarse al
gobierno centralista, comprometieron el destino de La Gran Colombia.
Usted
no puede en un acto militar, por respeto al honor de la Fuerza Armada, elogiar
a nuestros antiguos adversarios militares, tratando de confundir a los jóvenes
oficiales y soldados que, de manera disciplinada, se encontraban en formación.
Fue para mí inmensamente doloroso observar que allí se encontraban presentes
oficiales de alta jerarquía que, sin duda, tienen que conocer la verdad de lo
ocurrido. La subversión armada tuvo cuatro períodos claramente determinados: la
conspiración militar, la subversión urbana, la guerrilla campesina y la
pacificación. En cada uno de esos períodos, la Fuerza Armada cumplió con su
deber al defender los gobiernos constitucionales, elegidos en elecciones
democráticas, transparentes, justas y equitativas por el pueblo
venezolano.
Usted
ha tratado de justificar la insurrección armada y los golpes militares de 1992
argumentando que eran movimientos patrióticos contra gobiernos al servicio del
imperialismo norteamericano. Usted falsea la verdad. Betancourt creó la OPEP,
el instrumento de lucha más eficiente de los pueblos subdesarrollados contra el
imperialismo. Leoni, respaldó el esfuerzo democrático contra los gobiernos
militares de derecha. Caldera y Herrera, fueron factores fundamentales en el
derrocamiento de las dictaduras centroamericanas. Pérez, inspiró la alianza de los
países del sur en su lucha contra el norte industrializado y respaldó el esfuerzo del general Torrijos por
recuperar el canal de Panamá. Lusinchi defendió con patriotismo nuestra
soberanía durante la crisis del Caldas.
La mayoría de los jóvenes venezolanos que
tomaron el camino equivocado de la insurrección armada han aceptado su inmenso
error histórico. Ellos han reconocido, con gran honestidad intelectual, la
inmensa diferencia que existió entre la democracia venezolana caracterizada por
la alternancia republicana, el pluralismo democrático, la libertad de opinión,
la organización de partidos políticos, la subordinación de la Fuerza Armada al
poder civil y la defensa de los derechos sociales de nuestro pueblo, y el
régimen castrista, una dictadura familiar violatoria de todos los principios
democráticos, que ha sometido al pueblo cubano a la más triste explotación que
puede imponerse a un ser humano. Además, nadie puede olvidar al ejército cubano
operando al servicio del imperialismo ruso.
Glorificar, como se ha tratado de hacer en
estos años, el 4 de febrero es ofender la dignidad de la mayoría institucional
de la Fuerza Armada que derrotó a las
unidades insurrectas en pocas horas. Uno de los aspectos más polémicos del 4 de
Febrero fue la actuación de Hugo Chávez. Encerrarse en el Museo Militar, sin
apoyar a las unidades que atacaban Miraflores, teniendo bajo su mando un
batallón de paracaidistas perfectamente equipado, es algo inexplicable.
Rendirse sin combatir a las 6 A.M. del 4 de febrero, cuando la mayoría de las
unidades que lo habían apoyado en su aventura todavía no habían entregado sus
armas, compromete su honor militar. Transformar la vieja Academia Militar de
Venezuela en el Cuartel de la Montaña es
inaceptable y vergonzoso.
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich.
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