Parte de mis ratos de ocio cotidianos en
estos tiempos “de incompleto sufrir e incompleto gozar”, como diría el poeta
coriano Elías David Curiel, los consumo, mala costumbre abogadil ésta, leyendo
el sumario de la Gaceta Oficial.
Sin exageración se podría decir que no hay
tratado politológico ni sociológico que caracterice mejor y con más precisión
la naturaleza del régimen chavista, que los contenidos habituales de aquel
documento público.
Allí, sin duda, la historia del sin sentido
que hemos padecido en los últimos 15 años queda retratado a la perfección. En
la Gaceta está, por ejemplo, la formalización de todos los disparates que han
causado la escasez, la inflación y la desinversión de hoy. Y recientemente, se
ven reflejados también los feroces conflictos internos que agotan
inexorablemente al chavismo hacia su seguro entierro.
En sus páginas, el lector de esta época se
topa con la inusual exuberancia de las leyes más descabelladas, lamentablemente
redactadas, los reglamentos más absurdos y confusos, resoluciones e
instructivos ininteligibles, y las denominaciones de cargos a cual más
extravagantes; esto sin olvidar las faltas de ortografía. El reino de la
chapuza, pues.
Por cierto, el que desee, además,
encasquetarle un nombre extraño a sus hijos encontrará en las designaciones de
funcionarios una fuente rica e inagotable.
Y para muestra de lo que vengo reseñando un
suculento botón.
En días pasados, en la G.O. No. 40.162
(8-5-2013), aparecen unos nombramientos que hace el señor Maduro, que uno no
puede pasar por alto, y créanme, no es invento de este maledicente opositor,
vuestro servidor. Pare la oreja el lector, o mejor dicho pele los ojos.
En la fulana gaceta, se designa al ciudadano
XXX, Viceministro de Organización para la Patria Nueva; al ciudadano XXX,
Viceministro de la Juventud para la Patria Buena y a la ciudadana XXX, Viceministra de la Dignidad para la Patria
Joven.
No, no leyó mal, así está escrito, se los
juro.
¡Y vaya usted a saber para qué diablos
servirá cada uno de estos cargos! Imagino que la gente, propia y extraña, al
igual que yo, estará estrujándose la mollera tratando de descifrar las
trascendentales atribuciones y competencias administrativas de esas altas
autoridades ministeriales.
En un país en que no hay papel tualé, pasta
de dientes, aceite, ni harina de maíz, medicinas o cabillas para la
construcción, entre otros muchos bienes de primera necesidad, y en el que se
persigue a quienes los producen ¿a cuál necesidad apremiante de la nación,
responden esos tres viceministros? ¿para qué tres viceministros con esas
extravagantes misiones? ¿Será que se encargarán ellos de llenar los anaqueles
vacíos de supermercados y bodegas? ¿Cuánto nos costará esta brillante muestra
de racionalidad administrativa?
Un querido amigo, con sorna, se pregunta cuál
habrá sido el perfil para esos cargos. ¿Se necesitará ser sociólogo, astrólogo,
politólogo o echador de cartas? ¿O simplemente tener el carnet del PSUV?
Lo más seguro es que los cargos creados sean
por meras razones clientelares, a los compañeritos hay que buscarle ubicación,
¡faltaría más! “El magnate de El Furrial” tiene ya muchos cuadros en el
gobierno y eso no puede ser, dirá la nueva y flamante first lady del madurismo;
además, el primer maíz es de los pericos, ¡así, así es que se gobierna!
En esta ya larga travesía de extravío
político, sigue sorprendiéndonos la inmensa creatividad en estos desbarros
bolivarianos en materia organizacional, que pa' que te cuento Peter Drucker.
No importa que la deuda del Estado haya alcanzado
cotas insólitas, que las empresas públicas estén en el suelo y que la escasez e
inflación de los precios de los alimentos sean agobiantes. Eso es lo de menos.
A la piñata de las finanzas del Estado hay que seguir dándole golpes a diestra
y siniestra, y el que venga atrás que arree.
Porque lo que interesa es que ¡al fin!
tenemos unos funcionarios, nada menos que viceministros, que nos van a sacar de
abajo; ya salió en Gaceta: “Ejecútese y cúmplase”. “El horizonte radiante de la humanidad”, como
diría la camarada Iris, se decretó, mientras más nos acercamos más se aleja,
pero no importa. ¡Qué grande eres, compañero Toripollo! ¡Que viva la revolución
socialista, carajo!
@ENouelV
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