miércoles, 22 de mayo de 2013

EGILDO LUJÁN NAVA, ¿DESPERTANDO DE LA PESADILLA?, FORMATO DEL FUTURO,

Una gran parte de los venezolanos que se ha negado a convivir pasivamente con los “postulados” del llamado socialismo del siglo XXI, y que, además, ha dedicado tiempo, insomnios y hasta recursos personales para evitar que se insista en imponerlo, cuando ha cuantificado el resultado de tan meritorio como respetuoso esfuerzo voluntario, muchas veces ha terminado decepcionado planteándose dos interrogantes: ¿es que alguna vez despertaremos de esta pesadilla?; lo que está sucediendo ¿es porque nos lo merecemos política e históricamente?.
La otra parte disidente, que no se sabe si es mayoritaria o minoritaria, admite ser menos impaciente. Pero también que está segura de que el pragmatismo de lo posible en la política, conduce al país hacia un lugar de no retorno y, además, de no continuidad en los términos como se han estado planteando las cosas durante la última década. Es por eso por lo que ha preferido convivir con lo que otros han tratado de convertir en logro histórico por la fuerza, aunque, realmente, sin dejar de confrontarlo. De hecho, en atención a dicho objetivo,  aporta y actúa a favor de la vigencia del derecho de propiedad, de la importancia de la empresa privada, del valor social de seguir generando fuentes dignas de trabajo; en pocas y gigantes palabras,  hace país.
Y lo lleva a cabo de esa manera, porque, a su juicio, de nada sirve inmolar ideas, capitales, sueños y esperanzas, cuando, con semejante acto de pirotecnia irracional, lo que se está haciendo es sembrar ruinas. Y no es sobre ruinas, precisamente, que mañana será posible recuperar la fuerza productiva que hoy ya no está; muchos menos, serenar a quienes, legítimamente, saldrán a reclamar el derecho a vivir mejor y que hoy se les niega, bien por deliberadas acciones excluyentes, o porque, tanto fue el daño que se le provocó a la estructura productiva nacional, que se hará necesario subsidiar por años el paro forzoso que hoy es sólo un frío renglón en los análisis estadísticos públicos criollos e internacionales.
Lo cierto, en todo caso, es que es hacia estas consideraciones que hoy se encaminan disímiles, como numerosas reflexiones, luego de que las actuales autoridades del país, en el medio de un inexplicable discurso presidencial cargado de ruidos contra toda posibilidad constructora de confianza, han optado por tratar de darle vida propia a la economía nacional, sacarla del marasmo, del quietismo de los últimos meses y cuya costosa cosecha no ha sido otra que la vaciedad de los anaqueles del comercio formal, el disgusto de marca mayor de los consumidores en general, mientras se vociferan acusaciones sobre una supuesta “guerra económica” dirigida, supuestamente, a desestabilizar ¿acaso lo desestabilizado?.
Tales llamados gubernamentales se han hecho exhortando a la conversación, al diálogo sobre situaciones y compromisos a soluciones de injustificada tardanza, especialmente en cuanto al cumplimiento de disposiciones normativas relacionadas con la concepción administrativa de la burocracia de los nuevos tiempos. En todo caso, el paso se ha dado y queda ahora la incógnita acerca de si, como lo exponía Formato del Futuro la pasada semana, se trata de simples paliativos de ocasión, y no las respuestas a revisiones estructurales de aquello que se comenzó a arraigar en el país desde hace ya treinta años, y se exacerbó durante la última década, en el medio de un desorden administrativo de magnitudes inestimables.
Horas de palabras, promesas y compromisos oficiales se han puesto sobre la mesa del entendimiento durante estos días recientes que, en muchos casos, han cumplido un rol oxigenante para el funcionamiento de un importante número de pequeñas y medianas empresas. También han aparecido garantías de que no se incurrirá nuevamente en el error de comprometer respuestas positivas en materia de asignación de divisas, si la caja no da para eso. Y, de igual manera,  se ha hecho sentir desde la voz ministerial que procura generar alianzas empresariales de largo plazo y sin condicionamientos distintos a los que implica trabajar juntos que ¡oh, sorpresa¡ bastarían apenas 24 meses para que Venezuela pueda vivir, una vez más, en el reinado de la libre convertibilidad. Pero…
Pero queda camino por transitar. Y ese espacio faltante, sin duda alguna, tiene que ver con la disposición -y voluntad- gubernamental de no fundamentar tanto compromiso, tanta garantía a la circunstancia del encuentro inicial. También tiene que convertirlo en componente activo de las llamadas mesas técnicas de  trabajo que se han convocado para su realización a partir de mañana lunes, e impedir que terminen por convertirse en una variable en pleno 2013, de aquella Constituyente Económica a la que se indujo a participar al empresariado privado del país hace ya varios años, y cuyos resultados prometidos –y esperados- siguen siendo un misterio, sencillamente, porque son inexistentes, en vista de que nada se constituyó, nada se convirtió en la verdad descrita en el formato motivacional inicial.
Sobran las razones para creer que, en efecto, hoy no es posible apelar a diálogos que no se pueden dar, ni a entendimientos influidos por fines estrictamente utilitaristas. Y todo porque la economía venezolana no está en condiciones de seguir siendo sometida a los imponderables de las improvisaciones impulsadas por las circunstancias: ella demanda respuestas, compromisos y acciones que trasciendan el coyunturalismo efectista, y penetre de lleno en el mundo de lo estructural.
El empresariado privado del país no sólo cree que es en atención a dicha convicción, que se debe actuar a partir de ahora, más allá del juicio ajeno acerca de que lo mercantil está minimizando la necesidad de apuntalar la Democracia. Especialmente, porque para una parte importante de ese mismo conglomerado empresarial que apuesta por la producción, la distribución, la comercialización y el consumo dentro y fuera del país, de lo que se trata es, precisamente, de darle contenido social a una forma de gobierno, cuya dependencia del rentismo petrolero y del costoso populismo ha terminado por convertir el estatismo en una respuesta mágica a todo.
Respuestas de ese tipo, en verdad, siempre se han manifestado como una farsa que ha concluido en ineficiencias. Y tantas han sido, inclusive, que hace apenas pocos meses hubo necesidad de diseñar una estructura ministerial que se ocupe de convertirlas en eficiencias.
En todo caso, lo prevaleciente, predominante y trascendente de hoy ante los ojos de propios y extraños al país, es que hay una brecha para el diálogo que se ha abierto y que no debe desestimarse ni desaprovecharse.  Y que aun cuando todo hace suponer que las cifras macro de la Nación no son esperanzadoras para llegar hasta allí, la pretensión de convertir el instante en un momento ideal para las decisiones que se sobrepongan a lo coyuntural, deben activarse y aligerarse. Por encima, inclusive, de la multiplicidad de diferencias de criterios entre ministerios y dependencias medias, ya que, de no hacerse en esos términos, los acercamientos de hoy, simplemente, no pasarán de ser una simple garantía para el funcionamiento de una estructura gerencial pública imposibilitada de generar nada distinto a más de lo mismo ya vivido, y convertido en la causa de  la mayoría de lo que sucede actualmente en el territorio nacional, en lo económico, social, político y hasta moral.
egildo egildolujan@gmail.com
Enviado a nuestros correos por Edecio Brito Escobar (CNP-314)
edecio.brito.escobar@hotmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.