Y de tal fuerza será el pisotón que el autoritarismo le propinará al sector laboral, que el trabajador igualmente correrá con algo de la oscura suerte que afectará la pequeña y mediana empresa.
LA PERVERSIDAD AHORA ES LEY
Resulta absurdo aceptar que la organización
de la sociedad, vaya a descansar sobre postulados que comprenden el desarrollo
al mejor estilo hedonista. Es decir, según la concepción de quien, desde el
poder político, acepta una dolencia que propicie un placer mayor, o porque
rechaza un placer que conduce a un malestar mayor. Esta visión admitida desde
el fragor de las realidades políticas, favorece una economía bajo se conjura
toda una emboscada cuyos subterfugios generan una atroz recesión que a su vez
arrastra una enorme secesión. Sobre todo, cuando se imponen criterios
desquiciados que apuestan a procesos negadores del equilibrio sobre los cuales
se pautan las variables que intervienen en la construcción de porvenir y
bienestar de una nación.
La entrada en vigencia de la normativa que en
lo sucesivo regirá los procedimientos y asuntos relacionados con la jornada de
trabajo contemplada por la denominada Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadoras, LOTTT,
es reflejo de lo que en principio fue cuestionado toda vez que pareciera
estar condicionada por postulados contradictorios. O sea, por resoluciones que
lejos de buscar niveles aventajados de productividad, han inducido un feroz desmejoramiento de la economía en momentos en
que el país es atosigado por una crisis de descomunales proporciones que devora
su economía. Tan inusitado desastre, está viviéndose como consecuencia de la
modorra que padece Venezuela por culpa del facilismo que ha venido animando el
régimen a los fines de moldear su mediocre gestión pública.
No hay duda que esta nueva fase de aplicación
de dicha ley, devendrá en un agudo retroceso para Venezuela en momentos que se
requiere imprimirle mayor vigor a la economía. Contrariamente, el país podrá
terminar por desarreglarse en términos del trabajo necesario y posible que, hoy
más que nunca, reclama. Los pequeños comercios verán abatidas sus puertas dada
las perversas condiciones que, en adelante, se ciñen sobre ellos.
Particularmente cuando estas nuevas exigencias laborales, sumados al permisible
ausentismo laboral, son parte de los fantasmas que rondarán tan confusos
ambientes de trabajo. Y de tal fuerza será el pisotón que el autoritarismo le
propinará al sector laboral, que, según opinión de expertos en la materia, el
trabajador igualmente correrá con algo de la oscura suerte que afectará la
pequeña y mediana empresa.
Entre los múltiples problemas que aflora la
LOTTT, está la inmovilidad laboral que ordena en un medio económico en el cual
se constriñen oportunidades y abaten espacios donde cabrían posibilidades de
expansión. No se trata de simplificar la jornada de trabajo solamente, sino de
enfrentar desafíos para los cuales no se cuenta con los recursos suficientes
para emprender lo que el régimen pregona cuando irónicamente habla de
“democracia protagónica y participativa”. De tal forma que en medio de procesos
económicos ahogados por la crisis política que ha nublado el horizonte
nacional, se constreñirá la economía restándole posibilidades al país de crecer
y competir internacionalmente tal como es la tendencia que marca el desarrollo
económico y social en estos tiempos. Situaciones así, parecieran colocar en
reverse la dirección que sigue el país. Más, cuando la perversidad ahora es ley.
VENTANA DE PAPEL
¿UN CUBANO PRESIDENTE?
Ante las coyunturas que vive el país de cara
a los problemas políticas que atosigan sus realidades, siempre cabe otra
dificultad que complica aún más el laberinto a transitar. Atendiendo el asunto
de quién es Nicolás Maduro, distintos son los bordes que pueden enrocarse a fin
de despejar algunas de las incógnitas que se tejen sobre tan enmarañada
ecuación. De ahí que vale traer a colación el aforismo según el cual “el hombre
no es de donde nace, si no de donde pace” (o de dónde se haces).
En virtud de tan objetiva alusión, habría que
analizar el pensamiento político del referido ciudadano que hoy ocupa hoy la
presidencia de la República. Aunque por vía no muy precisa que se diga, lo que
justifica razones para reclamar la legitimidad de origen ante el cargo asumido.
Sin embargo lo que ahora interesa, es investigar las causas que explican su
inmoderación o la rudeza con la cual se expresa desde el sitial que compromete
la jerarquía de presidente, ilegítimo o no. Por alguna argumentada causa, el
escritor Carlos Alberto Montaner, lo llama el “Hombre de la Habana” lo que da
pié a colegir la razón de su incontinente verbo e inmoderada actitud.
La revelación de Montaner, cuando habla de la
permanencia de Maduro en el tumulto de lo que fue la revolución castrista en
Cuba durante la década de los ochenta, no pudo ser más demostrativa de quién es
y el por qué de su conducta despótica e insolente. Su periplo por el mundo
comunistoide, hizo imborrable cicatrices imposibles de disfrazarlas mediante
algún maquillaje democrático. Entonces, de ser cierto que “uno no es de donde
nace, sino de donde se hace”, no hay duda pues de que Maduro se hizo a la sazón
del despelote que vive la isla más grande del Caribe. Así que hay razones para
decir que en Venezuela hay un cubano presidente.
¿CON QUÉ C… SE SIENTA LA CUCARACHA?
El drama que expone tan coloquial expresión,
ilustra el grave problema que se le presenta al régimen a la hora de negociar
el incremento y homologación de sueldos y salarios con importantes sectores de
la vida política e institucional del país. Es sabido por todos, el tamaño de la
hipoteca que arrastra el país sumado a la desproporción que alcanzó la deuda
externa la cual ya luce imponderable en cuanto a su volumen. Con base en tan
maltratada realidad, se ordenó una primera devaluación de un bolívar que
señalaban “blindado” dado los escenarios de presunta racionalidad donde habría
de demostrar su fortaleza. Pero de aquellas declaraciones de meros principios,
no pasó. La inflación consumió lo poco que iba quedando ante la demoledora
fuerza de la crisis política y económica que arreció frente a las mismas
narices de sus artífices y operadores de las finanzas públicas. Hoy los
reclamos se volvieron imperantes.
Frente al daño protagonizado desde el
Ejecutivo Nacional, por quienes han desaforado el erario y enrevesado el
presupuesto derivado de la renta petrolera, las pretensiones de los sectores
que reclaman justicia, orden y transparencia en el manejo de los dineros del
Estado venezolano, luce complicada. Si bien el régimen se muestra ostentoso y
dadivoso frente a necesidades de otros países y con otros actores, no es así
con factores nacionales a los cuales se debe por ley y por elemental
condescendencia.
Tan grotesca manipulación que el régimen
asume cada vez que las protestas alcanzan el paroxismo, pareciera encubrir
manejos dolosos y disimular las fisuras que la corrupción deja ver cuando
personajes de alcurnia gubernamental no hallan formas de justificar gastos que
apellidan con el remoquete de “inversión”. A tales extremos ha llegado esta
situación, que el propio régimen ha declarado escasez de divisas para atender
las operaciones de mantenimiento y servicios de las plataformas de
telecomunicaciones (telefonía fija y móvil, Internet, entre otras). De manera
que en medio del revoltijo que estos encopetados y encumbrados socialistas,
convirtieron al país, habrá que preguntarse ¿con qué c… se sienta la cucaracha?
COSTO DE LA VIDA (A MIL POR HORA)
Ya nadie se salva de los golpetazos que
recibe en un mundo en el que los problemas abarrotaron la vida de cualquiera.
Particularmente, en Venezuela donde la cháchara electoral quedó para “barrer
las calles”. De hecho, las mismas calles, además de estar repletas de basura,
están a punto de “caramelo” por la presencia de personas tras el obligado
“rebusque”. Los mismos lugares de trabajo, se ven asediados por el “cómprame”.
Desde alimentos y productos de distintas especies, pasando por oferta de
servicios, hasta la conocida “matraca” configuran el presente panorama permitido
por la decadencia gubernamental.
Pese al trabajo formal de muchos, el precario
aumento recién aprobado por el régimen, como “gran cosota”, no sirve ni
siquiera para la forzosa propina para lo que mucha gente estira la mano. Y con
suficiente razón. El ingreso extra se convirtió en necesidad para soportar los
embates de una inflación socialista inducida con desparpajo revolucionario.
Todo sucede en un marco de realidades donde el costo de la vida es (a mil por
hora).
antoniomonagas@gmail.com
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