Cada día que pasa el oficialismo, sin
objetivos y sin rumbo, va mostrando su verdadera esencia. Ya no les importa
disimular ni fingir su principal meta: aferrarse a toda costa al poder,
utilizando cualquier medio.
El ropaje democrático y las banderas
enarboladas durante casi un década, van cayendo una a una, dejando ver clara y
indudablemente la verdadera naturaleza del kirchnerismo: un gobierno poco y
nada democrático, autoritario y personalista, pero además, completamente
incapaz e incompetente.
Y ese bastardo objetivo, cada vez más
evidente ante todos los argentinos, que ve y siente en carne propia la
proximidad del naufragio de este inexistente, pero a la vez tantas veces proclamado "modelo", que nos
conduce a la negrura de un oscuro y cada vez más profundo abismo.
Las banderas tantas veces presentes en los
verborágicas discursos de la presidente Fernández, ya mueven a risa si no
fueran tan dramáticos: los "Derechos Humanos" consistió simplemente
en agitar los fantasmas del pasado, que
como una dosis de veneno fue alimentando el rencor, odio y resentimiento, a la
vez que se convirtió en una fuente casi nagotable de desmedida y escandalosa
corrupción.
La "distribución de riqueza" no
solo no redujo la distancia entre los más ricos y más pobres, sino, la aumentó.
Fundamentalmente, teniendo en cuenta los "amigos del poder". También
ello constituyó una fuente de desvergonzada corrupción.
La "institucionalidad" que la
mandataria prometió varias veces en incrementar, desde antes de asumir la
primera magistratura y varias veces durante su mandato, prácticamente va
desapareciendo totalmente en este "unicato" y destruyendo las bases
de lo que debe ser una República.
Los "servicios públicos" se fueron
degradando a lo largo de todos estos años, absorbiendo enormes y millonarias
sumas de dinero de los contribuyentes en formas de subsidios sin control y
supervisión, constituyendo también en una fuente casi inagotable de corrupción.
Viajar en transportes públicos hoy día, significa prácticamente poner en riesgo
la vida por la obsolescencia del material.
Las "nacionalizaciones y
estatizaciones", tales como Aerolíneas Argentinas o YPF, realizados por la
presidente, fueron verdaderos y estruendosos fracasos que también arrojan
enormes y multimillonarias pérdidas del erario público.
La inseguridad de la sociedad argentina por
el sistemática denigración y destrucción de las Fuerzas Policiales y lo que es
más grave aún, nuestro país, el octavo en el mundo en superficie territorial,
sin FF.AA. en capacidad de defender nuestras inmensas riquezas.
Hoy sin tapujos y sin disimulo quieren
arrasar con lo poco que queda de este burdo experimento político iniciado por
el perverso "matrimonio" en el año 2003.
Pero lo más grave de este mal llamado
"modelo", entre muchos otros, que sería muy largo de enumerar, a
semejanza de Venezuela, ha polarizado a la población. Prácticamente los
argentinos están en dos bandos antagónicos e irreconciliables.
El pasado vuelve ser traído una y otra vez
sobre el tapete causando una permanente irritación y hartazgo en la ciudadanía.
Toda la gestión del gobierno se aleja cada vez más de la paz social.
El estancamiento político y la ausencia de
paz social en la Argentina están reflejados en una excelente frase de la
escritora Françoise Sagan; "para abrir las puertas al futuro es necesario
cerrar las ventanas al pasado".
Hay que saber cuándo una etapa llega a su
fin. Cuando se insiste en alargarla más de lo necesario, se pierde el sentido
de la construcción del desarrollo del porvenir.
El centro de gravedad del esfuerzo se pierde
en la nada. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos…, lo
importante es dejar en el pasado aquellos hechos que ya pertenecen a la
historia.
Por otro lado la economía del país se ha
convertido en un verdadero laberinto sin salida. Cuatro o más personajes que
crean las medidas y disposiciones económicas, muchas francamente opuestas entre
si. Estos personajes, sin la aptitud y condiciones adecuadas, o tal vez también
sin el valor personal de decirle a la presidente que de esta manera es
imposible arribar a un buen puerto.
Pero ahora entre las tantas acciones sin
sentido y desprovistos de toda racionalidad (obviamente me refiero al sin
sentido y racionalidad para afianzar la República), arremete contra uno de los
Poderes de la Nación. el Poder Judicial y particularmente la Corte Suprema de
Justicia.
En su falso y erróneo concepto de lo que es
la República aducen que los tres poderes deben estar en sintonía y acompañar
las decisiones del Ejecutivo.
Especialmente la "Dra." Fernández
debería releer a Montesquieu, quien
claramente expresó que la mejor alternativa para garantizar las libertades
individuales era el sistema republicano, pero con el requisito de que el
gobierno tuviera tres poderes independientes.
Está claro que desconocen, adrede, el sistema
de balance, equilibrio y contrapesos previsto en nuestra Constitución.
Se deduce claramente, en esta absurda
maniobra, cuál es la finalidad de esta arremetida y nuevo factor de discordia
nacional. Pero por su extensión será reflejada en un próximo artículo.
Mientras tanto el país cada vez retrocede más
en el concierto de las Naciones. Ya sin disimulo, otros países, inclusive
nuestros vecinos y amigos reflejan nuestras inconsistencias y prácticamente se
nos ríen en la cara por torpezas cada vez más absurdas y desprovistos de la más
mínima lógica.
Este es un reenvío de un mensaje de
"Tábano Informa"
alfredo@weinstabl.com.ar
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