Por estos días álgidos se plantea la
conveniencia de realizar una nueva votación electoral y así tranquilizar al
país de la dura oscurana que nos ha tocado vivir por la negativa del candidato
del gobierno de ir a un reconteo de boletas. Evidentemente, el candidato
Nicolás Maduro estaría en desventaja, porque
hasta los pocos que se abstuvieron de votar, participarían a favor del
candidato opositor, después de vivir el escenario fraudulento, de
violencia, persecución y amenazas. De
modo que Henrique Capriles ganaría nuevamente en muy buena lid y seria el fin de esta historia nefasta en
Venezuela.
La actitud temeraria de Maduro y su
incongruente discurso de calificarse como hombre de paz y al mismo tiempo aupar
al combate en nombre de la revolución, le ha restado simpatía entre sus pares y adversarios, sumado al descaro
del Consejo Nacional Electoral y la complicidad de todos los poderes para
respaldar la ilegitimidad. Maduro en un principio aceptó que se abrieran las
cajas y después dijo que no y sembró la duda colectiva.
Cuando Capriles recomendó a sus seguidores
que se “recogieran”, lo hizo porque no
deseaba, ni desea, actos de violencia. Los venezolanos, en su gran mayoría,
cuando eligieron a Capriles como
Presidente, esperaban resultados sin manipulación. Sin embargo, Maduro ante la
petición legítima de la mayoría, mando a
sus motos asesinas a la calle, destrozando todo lo que a su paso encontraban,
lo más indignante a seres humanos, como el caso del diputado William Dávila,
además periódicos regionales y la sede del partido Acción Democrática en el
estado Monagas.
No se vislumbra una solución pacífica a corto
plazo porque Maduro solicitó emitir orden de captura contra
Henrique Capriles y Leopoldo López, en un acto de “patadas de ahogado” que
demuestra la violencia del régimen
actual. Mientras tanto, la escasez
existente en el país, según el candidato Maduro, es debida a la guerra económica, la que por
cierto inició el “líder eterno” y ahora
se continua y profundiza con una parálisis muy preocupante.
El país no quiere permanecer arrodillado ante
los hermanos Castro y los venezolanos exigen que se practique la auditoria
correspondiente de acuerdo a lo establecido en la ley, debido a que el
argumento que prevalece es el de la usurpación doble por parte del candidato
Maduro; primero porque no fue elegido por el pueblo al fallecer el líder de la
revolución; en segundo lugar, porque el Consejo Nacional Electoral lo declaró
vencedor sin aceptar el reconteo de votos y así se consumo la doble ilegalidad.
Aparecer en las páginas de la historia de
Venezuela y no a pie de página, el
reconteo de votos es un acto de civismo y valentía que fomentan los auténticos
demócratas. Si resulta nuevamente vencedor el
candidato opositor en nuevas elecciones, se debería entregar de manera
sensata y en paz la presidencia de la
república en un acto solemne y
democrático. Dejar huellas por
haber salvado a la patria de la
crisis política, recibe el reconocimiento mundial y permanecerá en la memoria
de la mayoría de los venezolanos.
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