martes, 23 de abril de 2013

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES, ENFRENTANDO LA MALDAD CON DIOS

Al ser presas nuevamente de la terrible maldad que ha caracterizado al pensamiento chavista, muchos se preguntan qué hacer con toda la ira que sienten.   
Lo primero que no debemos hacer es sentirnos vencidos, desanimados, deprimidos o avergonzados, ya que lo verdaderamente vergonzoso son las verdades que van saliendo a la luz, el abanico de maquinaciones llevadas a cabo por el Gobierno para destruir el bien, para tratar de mantenerse en el poder a toda costa. 
Son hechos que revelan las oscuras intenciones de quienes quieren adueñarse de nuestro país, quienes con osadía nos tratan como si fuéramos un montón de gente sin pensamiento y sin fuerza. Nos han subestimado, nos convocan en el marco de un proceso legal y dentro de la falsa legalidad cometen todas sus fechorías. ¡Que sean avergonzados! ¡Que Dios levante su mano contra ellos y nos defienda!
La ira constituye un instinto natural que forma parte de esa estructura interna e integral del ser humano diseñada para hacernos actuar frente al peligro y la injusticia. Muchos quieren lavarnos la cara citándonos en el evangelio sobre el amor a los enemigos; pero no se equivoquen, Jesucristo mismo hizo visible su ira al ver a los cambistas en el templo; su celo por la casa de Dios le llevó a defenderla  sacando de allí a todos los que sin vergüenza la usaban como un mercado. 
Permanecer inmóviles ante la maldad es convertirnos en cómplices silenciosos; la ira no canalizada puede llenarnos de ansiedad, volvernos irritables y hasta igualarnos en un espíritu perverso. Sin embargo, existe una alternativa, debemos convertir esta rabia que sentimos en la energía de un motor que trabaja para un propósito de bienestar y no en la energía de un volcán en erupción que quema todo a su paso, pues la ira en el cristiano trabaja para restituir la justicia.
En la Biblia encontramos un maravilloso ejemplo en el rey David, quien conocía muy de cerca la maldad. Había sido víctima de sus enemigos cuando escribió el Salmo 25, una oración que todos los venezolanos que hoy sentimos ira y angustia podríamos elevar a Dios, pero debemos hacerlo con verdadera fe. El problema de nosotros es que pensamos que no importa en lo que creamos mientras seamos sinceros; sin embargo, tengamos en cuenta que los terroristas que derribaron las torres gemelas en la ciudad de Nueva York creían que su perversa causa estaba ligada a la voluntad de su dios, ellos sinceramente creyeron que su dios los enviaría directamente al cielo al ser autores de semejante acto, pero el verdadero Dios es amor, justicia y verdad. Así, pues, el verdadero Dios está en contra de cualquier forma del mal. Hay fe verdadera y hay fe falsa.
Por lo tanto, lo más importante que debemos hacer es volvernos a Dios y como David decir: "A ti, Señor, levanto mi alma. Dios mío, en ti confío, no sea yo avergonzado (no seamos los venezolanos avergonzados), no se alegren de mí mis enemigos (no se alegren de nosotros nuestros enemigos) Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan..." versos 1-3. 
Lo segundo que debemos hacer es pedir perdón a Dios por nuestras propias faltas. "Mírame y ten misericordia de mí. Mira mi aflicción y perdona todo mi pecado" 16-20. Me dirán ustedes: ¿Por qué pedir perdón siendo víctimas del mal?¿Por qué pedir perdón mientras este falso gobierno se burla de nosotros en nuestras propias caras? Les diré por qué, sencillamente porque la única manera de no permitir que nuestros corazones se llenen de amargura y puedan conservar la sensibilidad para ser dirigidos por Dios es a través de una actitud humilde ante Él, en la que reconocemos su supremacía, al mismo tiempo que nuestra limitación.
En tercer lugar, debemos pedir protección a Dios. En los versos 20-22 David expresa: "Guarda mi alma y líbrame. No sea yo avergonzado porque en ti confié (guarda a Venezuela y líbrala. No seamos avergonzados, porque en Ti confiamos) La integridad y la rectitud me guarden, porque en Ti he esperado. (Hemos sido íntegros y rectos, guardarnos porque en Ti hemos esperado los venezolanos).   ¡Líbranos de todas nuestras angustias! Pues aunque tuviéramos la capacidad de solucionar hoy mismo toda la situación que vive nuestro país, mañana estos enemigos diseñarían otra estrategia para hacerle mal a nuestra nación. 
Todos los venezolanos necesitamos volver a Dios, necesitamos entender que se trata de una lucha que primeramente debe ser enfrentada en el plano espiritual y, una vez conquistada allí, veremos caer a los malhechores frente a nuestros ojos. Recuerden, los cobardes que practican la maldad quieren que nos sintamos como sus víctimas, depende de nosotros si se los permitimos. ¡Dios está con nosotros!
"Estén atentos, manténganse firmes en la fe, sean valientes, sean fuertes, hagan todo en amor". I Corintios 16:13.
rosymoros@gmail.com
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@RosaliaMorosB

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