INTRODUCCIÓN GENERAL.
Los
regímenes comunistas y fascistas se caracterizan porque, en ellos, el
terror es más agudo pues siempre se
imponen en falso nombre de liberar a los pueblos de la opresión, la destrucción
y la explotación. Sin embargo, sorprende cómo el valor de las personas –hombres
y mujeres-- conduce a desafiarlos y a
vencerlos, pese al riesgo de morir.
El libro de Gene Sharp, “De la Dictadura a la
Democracia”, es una muy importante ayuda para los pueblos que son sometidos a
las dictaduras totalitarias para enfrentarlas y vencerlas cuando han asumido el
poder, o evitarlas cuando tratan de imponerse.
Con esta primera entrega y con las sucesivas
que sean menester, me propongo transmitir, de manera sintética y fundándome en
la experiencia y muy altos niveles de conocimientos que sobre esta materia
posee Sharp y en vista de la amenaza que ya se cierne sobre nuestra Patria,
algunas orientaciones dirigidas a la necesidad de combatirla a fin de evitar
que se nos imponga. Desde luego, para quienes hayan estudiado los libros de
éste autor y asimilado sus contenidos, estas lecturas resultarán innecesarias.
El propósito del autor respecto a sus obras
en general, y ésta en particular, es el de proporcionar apoyos tanto para la
comprensión como para la planificación de manera que, los ciudadanos de países
amenazados o ya bajo el dominio de dictaduras totalitarias, logren establecer
movimientos de liberación poderosos y eficaces para lograr dominarlas y
liberarse de ellas.
El objetivo de la obra es “el problema
genérico de cómo destruir una dictadura y cómo impedir el surgimiento de una
nueva”. Evidentemente, Sharp no se
propone tratar casos de países determinados, pues sus realidades son diferentes
entre ellos. Por eso advierte que, en cada caso se deben examinar, según la
propia realidad, las diversas
situaciones específicas por su aplicabilidad en la lucha por la
liberación, o para las acciones que impidan el establecimiento de la dictadura.
En nuestro caso venezolano, en el que estamos
viviendo una situación “intermedia” entre los catorce años ya transcurridos
bajo el gobierno del presidente Chávez y lo que pareciera ser un propósito más
acelerado por la sucesión que pretende instalarse. Por cierto que, sobre lo
último, expreso que las orientaciones de Henrique Capriles en estos días, las
estimo muy acertadas.
Debo terminar esta primera parte
introductoria con una cita del autor que considero de obligada necesidad por su
cercanía al caso venezolano: “La caída de un régimen no trae por consecuencia
una utopía. Más bien abre el camino a un trabajo ingente y esfuerzos denodados
a fin de construir unas relaciones políticas, económicas y sociales más justas
y a erradicar otras formas de injusticia y opresión.”
EL DESAFÍO POLÍTICO.
Se entiende por desafío político la protesta
o no colaboración activas que desafían con fines políticos, pero no con
violencia. No es, sin embargo, pacifismo ni actitud religiosa de no hacer
violencia. Su uso describe e implica la planificación estratégica y diversas operaciones que faciliten la
recuperación del poder. Puede entenderse también como resistencia o lucha no
violenta, lo que no implica rechazar definitivamente la defensa personal o de
bienes. Es, solo, desobediencia a la dictadura y no sumisión. El desafío no
tiene como propósito la toma del poder sino el establecimiento o
restablecimiento de la democracia, cuyo objetivo fundamental es el logro o
alcance del Bien Común General. Tampoco son sus objetivos los golpes de Estado.
El objetivo específico del desafío es derrumbar dictaduras, lo que no supone
que los problemas del país correspondiente vayan a desaparecer de manera
automática.
A raíz de la elección de Chávez en diciembre
de 1998, consecuencia de la crisis política derivada del desplazamiento
arbitrario del Presidente Pérez en 1993, Venezuela, que padecía una crisis
económica que se manifestó patéticamente a la población --la que no tenía conciencia de ella-- a partir del llamado “viernes negro” de 1983
se vió agravada durante el posterior
gobierno de Jaime Lusinchi. Finalizado el gobierno del Presidente Caldera, los
tradicionales partidos políticos se mostraron incapaces de evitar la situación
de ingobernabilidad del país que, ojos vista,
se sabía vendría. Ello determinó
que Hugo Chávez Frías alcanzara el apoyo popular que le llevó a la presidencia
de la República, sin que la gran mayoría de los electores conociera sus
antecedentes y propósitos que le condujeron a participar en el fracasado
intento de golpe de Estado acaecido en febrero del año 1992, pues en su campaña
electoral nunca manifestó sus verdaderos propósitos. En el presente actual, la
reciente y discutida elección del Sr. Maduro abre puertas francas al
establecimiento definitivo de una dictadura totalitaria, cuyos fundamentos y
características se hicieron presentes a lo largo de los catorce años del
gobierno de Chávez. De consolidarse el gobierno de Maduro, definitivamente
sometido al de Cuba, inevitable será acudir a formas de resistencia cuyo éxito
es mucho más probable y cuyo costo humano es mucho menor que el que derivaría de
un conflicto insurreccional abierto que, como podría abrirse si las acciones
que son menester se orientan por la vía del desafío.
En efecto, como lo expresa el mismo Sharp en
su obra que estamos considerando: “Por muy nobles que hayan sido los motivos,
estos actos de resistencia pasados frecuentemente han sido insuficientes para
vencer el miedo de la gente y su habitual obediencia, condición esencial para
destruir una dictadura. Esas acciones, lamentablemente, pueden, en cambio,
haber causado solamente más sufrimiento y muerte, no una victoria, ni aún una
esperanza.” En la próxima entrega, de manera simplificada, vamos a comenzar la
consideración de las características, factores y condiciones contenidas en esta
obra del mencionado autor.
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