viernes, 5 de abril de 2013

NELSON CASTELLANO HERNÁNDEZ, SER O NO SER, PENSAMIENTO Y ACCION

"Ser o no ser" es la primera línea de un monologo de "Hamlet", escrito por William Shakespeare alrededor del año 1600.

"Ser o no ser... He ahí el dilema. ¿Qué debe más dignamente optar el alma noble. Entre sufrir de la fortuna impía, golpes y flechas, o levantarse en armas contra el océano del mal y oponerse a él y que así cesen?".

Hamlet se expresa así en un momento en que se encuentra desamparado, frente a la decisión que debe tomar, esforzarse por demostrar que su tío y padrastro es culpable del asesinato de su padre el Rey o abandonar la lucha.

El soliloquio es una meditación sobre la vida y la muerte, se sabe que algo está podrido en el reino de Dinamarca, y no se vislumbra cómo actuar.

La alternativa de dormir o morir no resuelve el dilema, cuando se tiene conciencia que pasamos al lado del sentido esencial de la vida.

Dejar hacer o dejar pasar no es una solución, nos convierte en cómplices de que se instale un nuevo modo de opresión, un gobierno ilegitimo que llega al poder por caminos oscuros e indignos.

De esta manera se repiten situaciones trágicas de la historia, sin que la humanidad aprenda la lección. Sucede porque tratamos de curar el mal con calmantes y paños tibios, no se aplica el remedio esencial.

Qué sentido tiene soportar un mensaje de odio, de división, de destrucción de valores, de sometimiento a otra nación. Como aceptar que se destruya el futuro del país, se roben el tesoro nacional y se viole la constitución.

Por qué soportar resignados la burla, la vulgaridad, la insolencia del poder de la fuerza y continuar con un modo de vida que nos condena a ser ciudadanos de segunda, víctimas del hampa y obligados a pensar de una sola manera e allí el dilema.

Tenemos que escoger entre recuperar el espíritu y el alma venezolana o aceptar que nos conviertan en un apéndice de la Cuba castrista. ¿Qué pasó para que el venezolano de hoy acepte convertirse en un objeto?, en manos de un grupo que ha asaltado el poder, sobre todo para que se le condene a vivir con tan pocos beneficios. Se supone que el progreso, el acceso a los estudios y la ciencia deberían hacernos más lúcidos.

El país enfrenta una decisión vital, seremos o dejaremos de ser, habrá un antes y un después, es algo que toca nuestra propia identidad.

Se trata de escoger entre la resignación o la acción. Someterse al sufrimiento individual y social o reaccionar a tiempo.

Es un problema de ética existencial preferir perder nuestra especificidad o continuar buscándole un sentido a la vida, dentro del ámbito de la verdad, la armonía, la fe y el amor.

"No tengáis miedo", dijo el Papa, "Solo Dios es adorable" nos enseña monseñor Ovidio Pérez Morales. Y agrega: "porque el Estado no es el dueño de la libertad humana, de las propiedades y las convicciones morales y religiosas de los ciudadanos; no puede erigirse en Poder Absoluto".

Respondiendo a varios lectores les diría que sí creo que existen valores venezolanos por los que vale la pena luchar y no quedarse cruzado de brazos.

Esos valores los han defendido Bolívar o Miranda en la independencia, un Andrés Bello, Andrés Eloy Blanco o Rómulo Gallegos, en un pasado reciente, un Simón Díaz, como un ejemplo de tantos venezolanos orgullosos de serlo o un Brito y un Simonovis luchando actualmente con su vida.

A los venezolanos les pediría que fueran a un patio, que se arrodillen sobre esa misma tierra que la toquen, que cada uno de nosotros sienta en ella sus raíces, la herencia de sus padres, sus abuelos y la de los padres de sus abuelos.

Que recuerden que los vientos vienen y se llevan consigo a los que se creían inmortales, que con tu esfuerzo, tu participación y tu voto otros vientos vienen, nos traen personas nuevas. Con una visión moderna del Estado, con valores democráticos, con justicia social, con hermandad. Un modelo dentro del cual desarrollar una concepción humanista y cristiana de la sociedad.

Que la conciencia nos impida ser cobardes, que el amor a nuestra patria ayude a que las ideas y los sueños no desmayen, que el temor no nos paralice y que nuestro nombre sea "acción".

Los vientos vienen y van, así marcha el mundo.

Excónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com

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