sábado, 6 de abril de 2013

MILOS ALCALAY, LA CASA AMARILLA Y LA AMENAZA NUCLEAR DE COREA DEL NORTE, BRÚJULA DIPLOMÁTICA

El Decreto de Estado de Guerra anunciado por el dictador hereditario de Corea del Norte, Kim Jung Un, constituye una inaceptable violación a la Carta de las Naciones Unidas, que estableció por primera vez en la historia del Derecho Internacional Publico, la erradicación de las declaraciones de Guerra al fijar en su texto –que es obligatorio para todas las Naciones-  no solo la prohibición del “uso de la fuerza”, sino también la prohibición de la “amenaza del uso de la fuerza” con el fin de "preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles" tal como declara en su Preámbulo.
KIM JUNG UN 
EL HEREDERO
Por ello ha sido acertada la denuncia hecha por María Corina Machado como vocera internacional de la MUD al condenar la posición tibia de la Cancillería Venezolana, que en vez de denunciar la grave e ilegitima amenaza de guerra nuclear de la misma forma en que lo han  hecho la inmensa mayoría de los países miembros de las  Naciones Unidas, sitúa a nuestra diplomacia en una posición muy parcializada al poner en el mismo saco a las dos Coreas, evitando pronunciarse sobre las implicaciones de la grave amenaza nuclear que pone en peligro a la humanidad entera.
Al eludir su responsabilidad, la Casa Amarilla vuelve a repetir la misma posición “Orweliana” de defensora de la “Paz”, como hizo con su aliado Kadafi cuando a pesar de la condena por todos los miembros del Consejo de Seguridad (incluyendo a China y Rusia) por los atropellos genocidas del régimen totalitario,  hizo caso omiso a la posición planetaria; o la misma actitud que adoptó al  asumir una “posición pacifica” en defensa del genocida Bashir El Assad de Siria; o también en la defensa a ultranza de Ahmadinejad y sus amenazas nucleares en eliminar del mapa al Estado de Israel
No es la primera vez que el Gobierno Venezolano apoya a Corea del Norte. Hemos sentido una gran  indignación como integrantes de la comunidad democrática venezolana con la posición que hace algunos días asumió el Gobierno de Venezuela, al estrenar su nueva condición de miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU oponiéndose al consenso mundial de condena al régimen Norcoreano, por violaciones sistemáticas, generalizadas y graves a los derechos humanos.
La actual crisis de la Península Coreana debe ser vista con profunda preocupación, y la forma moderada como la diplomacia “bolivariana” reacciona ante el tema de la escalada nuclear, puede dar un mensaje equivoco y envalentonar a los militares ideologizados por el mas joven y desequilibrado de los Megalomanos de la Dinastia Kim, que pone en peligro la Paz Mundial. Estas posiciones dudosas de defensa de la “Paz” y de protección de “los derechos humanos”,  aumentan el aislamiento de nuestro país, ya que podría ser interpretado como si las actuales autoridades de Venezuela le dan su apoyo a Pyongyang, que ciertamente no constituye un ejemplo a seguir.
@milosalcalay

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