domingo, 7 de abril de 2013

LUIS MANUEL AGUANA, TRES MENTIRAS DEL CNE, 1RA. CAPTAHUELLAS

La campaña de nuestro candidato Henrique Capriles se ha basado, a mi modo de ver muy acertadamente, en las mentiras del gobierno. 

Al ser el CNE, como lo hemos denunciado más de una vez, el Ministerio electoral del régimen, este no podía dejar de tener esa característica fundamental que lo identifica: mentiroso. Existen tres mentiras fundamentales en el sistema electoral que nos están imponiendo desde el año 2004 que lo descalifica para garantizar Elecciones Autenticas a la población venezolana, razón por la cual cualquier cosa que salga de allí tiene el sello de un fraude garantizado. Empezaré este primer artículo con la más amenazadora de las mentiras: la captahuella. Las otras dos las daré a conocer antes de las elecciones del 14A.

Desde el año 2004 nace en el sistema electoral venezolano la figura de este tenebroso aparato que captura la huella dactilar de los electores para ir a votar. Los jóvenes que cumplen ahora 18 años y son votantes por primera vez no podrían recordar-porque tenían 9 o 10 años y eran solo unos niños-, que el CNE incorporó este periférico a las puertas de los centros de los 8 estados más poblados del país, con la aviesa intención, a) de saber quiénes iban a votar y b) colocarlos solo en los centros de población consistentemente opositora y retrasar su voto.

Las máquinas captahuellas estaban conectadas igualmente a computadores a la entrada de los centros con la misma excusa con la que ahora están las maquinas de identificación al elector: indicarle a la persona en que mesa votaría. El CNE subcontrató a una compañía de telecomunicaciones- GILAT- para colocar estaciones satelitales que conectaban con la red de esas maquinas conectadas a la entrada de los centros (ver http://www.eluniversal.com/2004/07/25/imp_revo_art_25151A.shtml). El acto de votar que significaba en el pasado solo presentar la cedula de identidad laminada en las mesas a cero costos, se convirtió en una tortura de un día completo en colas interminables que le costó a la nación un aproximado de 65 millones de dólares.

La intención del régimen a través de Jorge Rodríguez, Presidente del CNE de entonces, fue mentirle abiertamente al país ya que como indica el artículo mencionado “a través de un memorándum con fecha 29 de junio de 2004 instruyó al secretario general del CNE, William Pacheco, para solicitarle "la inclusión en agenda para el próximo directorio de la Propuesta para el Sistema Automático de Identificación de Huellas Dactilares para Autentificación de Votantes Vía Satélite, una persona-un voto". Desde allí están mintiéndole al país justificando ese aparato indicando que garantizaba “un-elector-un-voto”. No lo hizo antes ni lo hará ahora.

Para el año 2005 la indignación fue tal que la población no fue a votar para las elecciones parlamentarias de ese año. El régimen hizo “doble-play”: se robaron el Referéndum Presidencial del 2004 con el invento de las captahuellas y luego ni lo necesitaron el siguiente año porque los opositores, que siempre fuimos mayoría desde ese año, les facilitamos el trabajo al abstenernos.
A partir de allí, la captahuella ha formado parte obligada del menú del régimen en el área electoral. El legado de Jorge Rodríguez para la eternización del régimen por la vía electoral estaba garantizado. Es de hacer notar que la oposición política NUNCA objetó técnica y de manera fundamentada la presencia de ese aparato en los centros electorales. Nuestros técnicos, o se hicieron la vista gorda- los musiues como decíamos antes-, o estaban en la jugada. Quedará para la historia futura una investigación seria del papel técnico y político de nuestra representación ante el CNE acerca de este complejo problema y el establecimiento de las correspondientes responsabilidades administrativas y penales.

Pero continuemos que la cosa se pone buena. Ya para los siguientes procesos electorales luego del 2005 el CNE volvió con la captahuellas, indicando que no serían conectadas “en línea” para el Referéndum Constitucional del 2007 pero sí utilizadas, provocando el mismo caos en las colas de los centros, engañando siempre y justificándolas con el mismo argumento: “un-elector-un-voto”. No las sacó del centro electoral más nunca y hasta el 2010 las mantuvo fuera de la mesa o herradura electoral.

Para el 2012 cambió la estrategia. Inventaron el SAI o Sistema de Autenticación Integral, que llevaba la captahuella hasta la mismísima máquina de votación. Con ese paso trascendental lograron dos efectos: a) insistir con la misma mentira de que la captahuella garantizaba “un-elector-un-voto” y b) aterrorizar a los electores porque ahora el aparato estaría conectado directamente a la máquina de votación, te buscaba en una base de datos mostrando tu foto, destrozando así la percepción del secreto del voto. La maquina ahora funcionaba, no solo para ralentizar el proceso, sino para amedrentar a la población: “si votas en contra del gobierno te descubriré y te sacaré de la Misión donde estés” ¿Se dan cuenta de lo retorcido de esta gente?

Pero la mentira más fabulosa de la captahuella reside en la justificación dada desde su nacimiento en la escena electoral: la garantía de “un-elector-un-voto”. Veamos eso técnicamente en detalle. Supongamos que el CNE tenga la totalidad de las huellas de los electores, que se ha demostrado que no es así pero para los efectos del ejemplo solo supongámoslo.

La UNICA manera de garantizar que una persona haya votado UNA SOLA VEZ, usando este mecanismo, en cualquier mesa en todo el país, es que el repositorio de datos sea UNICO y contra el cual cada captahuella de TODAS las mesas haga una búsqueda y se marque al elector como “YA VOTO” cuando éste efectivamente lo haya hecho. Al intentar un elector fraudulento votar otra vez con su huella dactilar, y al realizar de nuevo esa búsqueda, el sistema indicará “ADVERTENCIA: ESTE ELECTOR YA VOTO”, con la consecuente respuesta de las autoridades.

Esto supondría un super servidor con una capacidad de tráfico para manejar las aproximadamente 40.000 maquinas concurrentemente y despachando respuestas en tiempo real al menos a 4.000 (un 10% conservadoramente) máquinas en todo el país. Por supuesto ese super servidor deberá ser tolerante a fallas y tener un espejo para que en caso de caídas fatales no interrumpa el servicio de las captahuellas. Ni siquiera el banco más grande del país, o tal vez del mundo, dispone de semejante infraestructura. Realizar un proyecto de tal naturaleza exigiría mucho tiempo,  prototipos, pruebas en vivo de tiempo de respuesta, pruebas del software en línea, infraestructura, etc, etc, etc… ¿Se dan cuenta de la mentira del CNE?

Es por esa razón que cuando las personas llegan a la mesa electoral el funcionario le solicita la cedula para digitarla en un teclado, cuando lo correcto debería ser que se colocara primero la huella, se verificara esa huella en ese super servidor y se constatara si el elector votó o no antes en cualquier mesa en todo el país, contrastando con los datos de la cédula de identidad que presente el elector. El actual procedimiento trae con la huella el registro del elector que está ubicado en la máquina de ESA MESA pero en modo alguno garantiza que esa persona no esté en otra y vote de la misma manera, con lo cual el principio básico por el que Jorge Rodríguez se gasto 65 millones de dólares en captahuellas nunca se cumplió en el año 2004 y menos aún en el resto de los procesos electorales a partir de ese año. No solo fue una mentira sino que también fue un acto de corrupción.

Para una explicación más profunda y matemática de este fenómeno no hay mejor referencia que el artículo de Mayo de 2012 de Iñaki Gainzaraín en su blog, titulado “La «Captahuella» como Falacia del CNE (Psuv), y Pecado de las Élites Electoreras” (ver en http://gainzaedmat.blogspot.com/2012/05/la-captahuella-como-falacia-del-cne.html).

La mentira que el CNE ha machacado una y mil veces se ha transformado en una verdad como lo indicó Joseph Goebbels, ministro de propaganda de la Alemania nazi, no habiendo forma ni manera de lograr que la oposición se pare y la enfrente de una buena vez. Esta máquina viola nuestro Derecho Humano de decidir sin coacción y trabas a quienes elegiremos como nuestros gobernantes. Hay que seguir exigiendo su eliminación inmediata, no solo porque es una mentira, sino porque es un derecho.

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