«Providentia idem esse philosophus»/«Nihil in
Mater (Humanitas) Conscientia protervus est»/«Ille intellectualis pugna non
mortis similis» (AJU)
(Década
de los Años 70).- Me residenciaba en Mérida e iniciaba labores en la
Universidad de Los Andes cuando, de súbito, tuve que resistir las arremetidas
de numerosos intelectuales y profesores que elevaban ante las autoridades
universitarias sus «exigencias de materializar mi destitución» (algo que jamás
satisfarían por tratarse de peticiones ilícitas y violatorias de mis Derechos
Civiles y Políticos). Les enfurecía que yo, en textos editorialistas publicados
en el diario El Nacional y otros del país, enfrentara regímenes («socialistas»)
comunistas que ya habían hecho demasiado daño en el Mundo: mediante la
perversión del concepto de Justicia, el desacato de nuestros Inalienables y
Humanos Derechos, escupitajos a las constituciones y leyes de los países donde
se instauraron. En la actualidad, la casi totalidad de aquellos docentes me ha
expresado «que tuve la razón». Pero, ya es tarde porque la aberración de las
conductas políticas materializadas en regímenes («socialistas») despóticos ha
peligrosamente corroído las estructuras e institucionalidad que mantenían en
pie nuestra república. Aparte de alienar los sentidos de millones de seres, a
los cuales se les ha «intelectualmente castrado» para que acepten las infamias
y crímenes de quienes gobiernan. Hace cuarenta años estuve solo, empero no me
rendí. Hoy tampoco lo hago y (mientras viva) jamás inclinaré mi cerviz ante
forajidos. Nunca seré derrotado por nadie «poder político» para ejercer mi
libertad.
Ulterior al nefasto «indulto» conferido por
un (ahora muerto Presidente) a un grupo de militares golpistas (cuyo líder
también está en «situación de difunto»), el 20 de Abril de 1994 publiqué unas
declaraciones mías (en el diario Correo de Los Andes) mediante las cuales
vaticiné que los venezolanos «pagaríamos caro» ese insólito e inmerecido
perdón, que condenaría a Venezuela a sufrir una tragedia que lenta y dolorosamente
llega a su fin. Por esa causa, tuve que experimentar innumerables amenazas de
toda índole: una de las cuales incluía que colocarían una «bomba» en el
«Edificio Central del Rectorado» de la Universidad de Los Andes si yo proseguía
en funciones laborales en la «Oficina de Prensa Institucional». En otras
mencionaban a mis hijas diciéndome que las secuestrarían y violarían si yo
insistía en publicar cuestionamientos a regímenes tiránicos que ellos defendían
y calificaban (todavía lo hacen) como «revolucionarios».
Temí no por mi vida, sino por la de mis hijas
y les exhorté que me asesinaran cuando no estuviese con ninguna de ellas (en
esa época eran unas infantes). Para tal fin, les informé en artículos de prensa
cuál era mi rutina diaria para que «me dieran caza» cuando no estuviesen mis
amadas niñas conmigo. Por todo lo expuesto, no soy el único que ilegitima el
«ejercicio del mando» por parte de esa «transnacional casta de sediciosos y
corrompidos sujetos» que instauraría el Crimen Político Organizado en
Latinoamérica para desgracia de la Humanidad (Mérida, Venezuela, mediodía del
14 de Abril de 2013)
(jimenezure@hotmail.com/urescritor@hotmail.com/@jurescritor)
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