sábado, 30 de marzo de 2013

NELSON CASTELLANO HERNÁNDEZ, SE CANSA UNO, EL TUNEL


Leyendo titulares en Venezuela, recordaba un texto que leí en mi adolescencia "A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil".
"El túnel", nos muestra el proceso destructivo del pintor Juan Pablo Castel, quien al dar forma a la obsesión que lo consume, entra en un proceso de incomunicación que lo lleva a renunciar a cualquier opción. Una novela oscura, dentro de sus personajes abunda el pesimismo, la amargura, la ironía, condiciones que los arrastran al trágico destino, que nos narra en esa obra magistral Ernesto Sabato.
Así percibo a Venezuela, en esta hora en que esto escribo, arrastrándose a un trágico destino irremediablemente.
Creo que llegó la hora de ser contundentes, me escribía un viejo amigo y tiene razón. Se desahogaba conmigo convencido que el mal se encuentra en el corazón y en la mente de mucha gente, penetrado por la demagogia, la manipulación de sentimientos negativos, del odio y de la venganza que han sido introducidos lentamente en cada uno de nosotros, de manera muy hábil con la técnica de la lucha social que bien conocen los marxistas.
No es casualidad que se emplearan y aún continúen utilizándose, horas y horas de televisión afín de ir sembrando en el inconsciente de las gentes, la semilla de la división que nos haga hermanos irreconciliables.
Cualquier experto en propaganda podría explicar con claridad, los mecanismos con los que se quiere convertir en religión, la farsa que ha vivido el país.
El objetivo enajenar el espíritu de los venezolanos, para convertirlos en borregos, esclavos del sistema que solo te permite vivir, siempre y cuando seas incondicional con el proyecto de Fidel Castro y sus fichas vendepatria.
Lo que se busca es que no se razone, que nuestras reacciones sean productos de las emociones, los sentimientos y las obsesiones. Que el fanatismo se apodere de los espíritus, con esa nueva secta que pretenden imponernos.
La alienación es tal que mucha gente no quiere ver que nuestra economía está arruinada, que no producimos alimentos, que todo lo importamos y los del gobierno, que sí disponen de dólares, se enriquecen con nuestras necesidades. Cada vez que compramos un producto importado suena una caja registradora en los bolsillos de los boliburgueses.
Se cansa uno de leer cifras y cifras de muertos diarios, de escuchar los montos en dólares de los regalos millonarios. De los miles de dólares en créditos chinos que se han vuelto sal y agua y que endeudan el futuro de las nuevas generaciones. Y de ver que el candidato de Fidel en vez de ocuparse de gobernar, está pendiente de quién es el dueño de la gorra tricolor.
Se cansa uno también de aquellos que siguen preocupados tan solo de sus intereses personales, del que utiliza marionetas, marginando, excluyendo, conspirando con sus pequeñeces. Del mediocre poderoso, porque tiene padrino, tan pobre de espíritu como lo define su proceder, aquellos que no terminan de entender que "todos somos todos".
Todo ser humano es único e irrepetible, cuando alguien se retira, con él se va el talento, las relaciones, la experiencia y los que lo acompañan.
Venezuela será distinta cuando aprendamos a "sumar", un paso al lado del otro, una mano tomada de otra mano, solo así se construye un país, una unidad, un futuro.
Este país se salvará, si se produce un cambio, si se rescatan nuestros valores y la democracia. Con poderes autónomos que sirvan de control unos a otros, con espacio para todos, sin la hegemonía de un solo grupo o un solo partido.
Cuando se respete de nuevo a los profesionales y los trabajadores. Cuando se utilicen los que están preparados para que las cosas funcionen.
Pero sobre todo cuando se nos respete como seres humanos y se luche contra la miseria sin burla, sin circo y sin manipulación, sino con trabajo, educación y dignidad.
Excónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com

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