Bandera singular que nos enseña un programa
de plenitud republicana y ciudadana fundado en la justicia, en el derecho de
los hombres y en la igualdad
Cuando las autoridades españolas descubrieron
a finales del siglo XVIII la conspiración independentista que encabezaron
Manuel Gual y José María España, apresaron a sus autores y desarrollaron la
indagación fiscal que contenía en abundantes documentos y testimonios los
planes y proyectos, advirtiendo que “su verdadera idea era la de establecer el
gobierno Republicano”, para cuyos fines requerían la utilización de una
bandera.
Advirtieron los realistas que aquellos
papeles: “sediciosos” -entre los cuales destacaban la “Declaración de los
Derechos del Hombre” y la “Cantata Americana”, “son útiles para imbuir al vulgo
opiniones falsas y perjudiciales para el sistema justo y equitativo del
gobierno español…”. Además revelaron “que es lo que desean el autor, el
gobierno de Trinidad y el Ministerio Inglés para allanar los caminos de la
insurrección en los pueblos de su majestad y establecer en ellos la dominación
Británica…”.
Aseguraban que los ingleses “aborrecían
íntimamente a todo revolucionario”, pero se valdrían de los mismos para sus
planes de injerencia y lograr subvertir en beneficio de su comercio los
dominios de España en América Meridional. Así lo refirió el 23 de junio de
1799, el Capitán General de Venezuela y Presidente de la Audiencia de Caracas,
Guevara y Vasconcelos, quien disponía de informaciones sobre la conjura.
Describieron así las particularidades de un
símbolo esencial “con los papeles (…) que hubo mandado España desde Trinidad,
dirigidos por Gual y Manzanares al párroco de Carúpano, (…), se hallaba también
el diseño formado por Gual que le dará idea de sus deseos sobre el método de
gobierno que piensa establecer, explicándoselos en las figuras siguientes: un
sol símbolo de la justicia, para que la Ley trate de ser clara, y de la
igualdad, porque ha de ser igual para todos; cuatro estrellas sobre una franja
azul que representan las cuatro provincias de Maracaibo, Guayana, Cumaná y
Caracas, y el remate de la bandera cuatro franjas en los colores azul, blanco,
encarnado y pajizo que representan su unión por la gran causa...”. Se aspiraba
a identificar así con dignidad y patriotismo, la existencia ejemplar de un
pueblo libre.
Bandera singular que nos enseña un programa
de plenitud republicana y ciudadana fundado en la justicia, en el derecho de
los hombres y en la igualdad. Bandera que nos ordena la indispensable
integración de todos para preservar la unidad nacional, así como sus franjas,
diferentes y similares a la vez, caracterizadoras de una raza plural. Bandera
cuyo sol simbolizó la libertad, la prosperidad, la justicia y la ley, y sus
cuatro estrellas que simbolizan las provincias de aquella tierra nuestra.
Bandera anterior a la que Miranda enarboló en
Jacmel el 12-3-1806 y que debe ondear libre, sin minusvalía frente a otra, con
lo mejor de nuestra propia historia. Patria que no requiere símbolos, mentores,
ni héroes extraños, que no merece homenajes distintos que no sean a su
historia, a sus valores, a su pueblo, a su propia dignidad republicana y
nacional
jose felix diaz bermudez
jfd599@gmail.com
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