“Difícil es templar en el poder a los que por ambición simularon ser probos.” Salustio
La inconstitucional designación del
presidente encargado, no fue un “salto de párrafos” sino una aberrante decisión
judicial dictada por la obsesión de poder, así, las instituciones han alcanzado
el mayor nivel de descrédito en la historia patria.
El impostor es producto de una manipulación
constitucional, gobierna sin voz propia, siguiendo las directrices de los
dictadores caribeños y los indoctos locales; de hecho, su incapacidad le obliga a
seguir el camino que le marcan y dejar que el tiempo fluya, confiando en que
alguna mano invisible compense su impotencia.
La impostura, -un engaño con apariencias de
verdad-, que ha puesto al desnudo la farsa ideológico-política del chavismo sin
Chávez, para la preservación de la “estadolatría”, una vileza hecha de miedo,
veneración y cálculo, es sólo una impostura propia de reclinatorio.
Un impostor es aquel que dice ser lo que no
es o hace aquello para lo que no reúne condiciones o no tiene capacidad
intelectual ni política. La lógica de la impostura siempre se fundamenta en la
supervivencia del impostor a cualquier precio, de cualquier forma, caiga quien
caiga, sea la sociedad o la nación misma. Cuando un impostor tiene poder, el peligro
se incrementa de forma considerable, puesto que para mantener los privilegios
que le concede el poder, él y los suyos, no dudarán en utilizar cualquier
estrategia, de urdir cualquier farsa, de representar cualquier papel que le
permita seguir adelante con su impostura.
El impostor siempre es irresponsable por
naturaleza, inmune e impune a las reglas válidas del estado de derecho. Sigue
el camino de la mentira y el
engaño, se guía por el principio de
ocultar la realidad. Los impostores mienten siempre, mienten por naturaleza,
pero, cuando al impostor se le enfrenta con la realidad, huye, se esconde,
desaparece o aplica la violencia verbal y física, por falta de argumentos
válidos para defender su impostura.
La impostura buscará imponerse a toda costa y
sus actuaciones están dirigidas a horadar a la oposición y su excelente
candidato, a debilitar sus discursos, a describir un escenario de catástrofe si
triunfa Capriles, mientras avanza la impunidad delincuencial asociada a una
justicia inoperante que avala la impostura.
Al impostor hay que negarle el voto para apartarlo del poder, a él y a
los suyos, por qué lo único que causará será daño, destrucción y miseria. El
chavismo sin Chávez pierde fuerza, fruto de la impostura, de la fatiga social,
económica y política, por cuanto no se puede esconder la dramática realidad
social del venezolano, donde crece el malestar y las carencias básicas de
subsistencia.
La situación se presenta difícil para la
alternativa democrática, pero no imposible, ante la impostura, el país requiere
del concurso de todos, nos jugamos nuestro destino, debemos tomar conciencia de
la realidad y proponernos formalmente a votar por Capriles el 14.4, el derrumbe
de la impostura está en nuestra voluntad democrática.
ffacchinb@gmail.com
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