El equipo gobernante de La Habana promueve
dos políticas paralelas, tácticamente contradictorias pero complementarias en
el nivel estratégico. Una de ellas apunta a modernizar y liberalizar a Cuba, y
la otra, a hundir a la neocolonia cubana que es Venezuela en el estancamiento
sociopolítico del cual Cuba misma espera salir.
Así como en los tiempos del imperialismo
occidental clásico, el progreso industrial de las metrópolis exigía el
mantenimiento de sus colonias en un estado de inmovilismo preindustrial, hoy
Cuba quiere superar el colectivismo burocrático e impulsar su propia
reintegración al mundo moderno, al precio de un mayor aislamiento, autoritarismo
y explotación económica de su satélite ideológico, que es Venezuela.
Mientras en la patria de Martí se da luz
verde a la iniciativa privada y alguna diversidad de opiniones, en Venezuela
los "asesores" cubanos se esfuerzan por implantar la dictadura de los
elementos más obtusos y estalinistas.
Por ello, la lucha de Henrique Capriles y la
oposición democrática venezolana calificada de "derecha" por una
"izquierda" internacional imbécil no es menos que una insurgencia
nacional contra una nueva dominación foránea, más descarada que la que en
épocas pasadas ejercían los yanquis, y antes de éstos, los ingleses y
franceses.
En esta lucha de liberación nacional,
Capriles cuenta con el apoyo incondicional de republicanos venezolanos de
izquierda, de centro y de derecha democrática. Desde Cuba se alienta al
oficialismo postchavista, con Nicolás Maduro a su cabeza, a tratar de instaurar
en nuestro país el sistema explotador del colectivismo burocrático con el
único y cínico fin de mantener abierto el chorro de las dádivas petroleras y
financieras venezolanas a Cuba, hasta tanto ese país, reformado y reabierto al
sistema capitalista global, ya no dependa de esa ayuda. Llegará el día en el
cual los sectores imbéciles (o subvencionados) de la izquierda internacional deberán
responder ante los pueblos del mundo por su grave responsabilidad en contribuir
a que la autocracia chavista haya durado catorce años, durante los cuales de
ningún modo "sacó a millones de venezolanos de la miseria" (como lo
afirman, sin apoyo estadístico alguno, ciertos izquierdistas internacionales
irresponsables), sino simplemente fortaleció, y llenó de fervor ideológico, al
asistencialismo paternalista que alivia ligeramente la pobreza, mientras por el
otro lado, con insensatas expropiaciones y vociferaciones maniqueas, ahuyentó a
talentos y capitales y destruyó la economía nacional, retrotrayéndonos a una
condición neocolonial de dependencia de las importaciones de bienes y servicios
extranjeros. La historia que exige hechos y no ilusiones dictará su juicio.
dboersne@ucab.edu.ve.
demboers@gmail.com
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