Vienen elecciones presidenciales en condiciones más desiguales que nunca
Es momento de respeto y también de sobriedad.
Los que hemos adversado a Chávez debemos consideración a su gente no por el
terror que imponen agresivos motorizados o amenazantes ministros sino porque es
la actitud decorosa ante el dolor ajeno. Con sobriedad y sin el aspaviento
hipócrita de quienes quieren mostrar que les duele la muerte de Chávez más que
a los chavistas.
Veo con una mirada perpleja el llanto y el
dolor de la gente que ha querido a Hugo Chávez. Allí ha habido una siembra de
muchas semillas, algún trigo que ahora espiga en fervor e idolatría, al lado
del ricino con capacidad para intoxicar los espíritus.
Veo pasar la urna que contiene los restos de
Chávez y percibo la vibración de la muchedumbre cuyo genuino dolor no purifica
su causa ni endereza su equivocación histórica. El caudillo fallecido se hace
millones como se decía de Perón. Su audacia e inteligencia, la cobardía de las
élites, las hambres acumuladas en la tierra del petróleo y la lasitud moral, le
abrieron el territorio para moldear multitudes a su imagen y semejanza, a lo
que contribuyó en su momento la hipocresía de antes que es idéntica a la de
ahora.
El llanto de la gente estremece porque esas
lágrimas son provocadas por la pérdida de un personaje que para los gimientes
llenaba un vacío: el de ausencia de destino. Destino que sólo logra existir si
recibe el gesto providencial del benefactor.
No es cierto que Chávez haya descubierto a
los pobres ni que el ancien regime se hubiese desentendido de éstos; si no,
véase el testimonio de la superación de tantos a lo largo de 40 años. Lo que
Chávez sí hizo fue darle otro sentido a la pobreza y convertirla en virtud. No
fue el reconocimiento a los pobres, tarea que con altibajos desarrolló la
democracia, sino el ensalzamiento de la pobreza, que es otra partitura.
Ser pobre se convirtió en virtud a cambio de
estar a la diestra del Comandante. "Con hambre y sin empleo con Chávez me
resteo" fue una creación popular que mostró el tipo de satisfactores
alternativos representados por el caudillo, capaz de proveer, como Dios, desde
esa cornucopia petrolera por él manejada. Se convirtió en redentor al
extraordinario costo que verán los que en estos tiempos lóbregos les corresponda
regentar la hacienda. No fue Chávez el campeón de los pobres sino de la
pobreza.
La conversión de la pobreza en fuente de
virtudes, derechos y valías, es lo que permite hacerla compatible con la
riqueza que en forma paralela los jerarcas y los amigos sobrevenidos han
cosechado. No es contradicción, ni siquiera coexistencia pacífica, sino muestra
de la más pura esencia de la nueva República: para todos Chávez ha sido el
proveedor, la diferencia es de grados, unos ricos y otros pobres.
LO SIENTO POR NOSOTROS.
No hay que equivocarse, para muchos de
nosotros hay también un vacío. Hay un duelo pendiente de elaboración. Son 21
años, 1 mes y 1 día que Chávez ha gravitado sobre quienes lo combatimos. Así
como para sus partidarios él fue surtidor de abastecimientos morales y
materiales, para quienes lo hemos adversado ha sido fuente de
desabastecimientos, penas y luchas de diferente suerte. Unos han perdido más
que otros, pero todos hemos perdido lo que no regresará jamás: tiempo, paz,
vida... Estaciones invernales de exilio interior y guetos de cercas
invisibles...
En esa especie de Universo-Chávez, con el
ruido de fondo de un personaje que peroraba como si estuviera desde siempre y
para siempre, hemos habitado todos los actores del drama venezolano. El
caudillo que ensilló su bestia por allá en el siglo XIX y que se puso a andar
hasta la segunda década del siglo XXI (y que promete seguirlo haciendo detrás
del cristal), ha ocupado un espacio en las familias que ha dividido, entre los
amigos que ha separado, en el medio de los enemigos que los odios atan, en las
tertulias de los ahora pugnaces parroquianos.
Escribo en la prensa desde hace más tiempo
del que recuerdo. En la época de Chávez no he dejado de escribir ni una semana
y ni una semana he dejado de enfrentar, combatir, analizar, elucidar, su
régimen. Éste no ha cesado pero no será jamás, dure lo que dure, lo que fue con
su autor.
Combatir en contra de Chávez es una cosa,
combatir en contra de sus sucesores es otra. No porque éstos sean como para descuidarse
-pienso que pueden ser más feroces en la medida en que son más incompetentes-,
sino porque aquél representaba un proyecto, si bien fallido, mostrenco e
irrealizable, con capacidades inspiradoras.
Los sucesores recitan mal el libreto; los
apuntadores no manejan el oficio. Intentan imitar a Chávez pero no entienden
que los insultos de Chávez, la grosería que manejaba y el estilo retrechero,
amenazante y zumbón, eran el corolario de su proyecto pero no su sustituto. El
agravio puede ser la quilla de una idea pero no es la idea; los sucesores no lo
saben.
LO SIENTO POR ELLOS.
Han violado la Constitución a placer, lo han
hecho con el derecho que da la fuerza del tumulto convertido en
"pueblo". La palabra de Chávez ha atravesado códigos y disposiciones
para convertirse en ley y Nicolás Maduro se convirtió en Presidente.
Legitimidad revolucionaria que nace de la usurpación; legitimidad que nace de
la fuerza para imponerla; ilegitimidad que de tanto exagerarse produce un
acuerdo tácito para admitirla como legítima. ¡Qué se le va a hacer!
Las furias casi no le ahorraron sufrimientos
al Comandante salvo uno solo: su proyecto no naufragó en sus manos. Tiende a
hacerlo en las manos legatarias. Chávez era jefe indiscutible y sobrado del
chavismo; Maduro es jefe de un sector en pugna con otros que tienen o sienten
que tienen más derechos que él. Al parecer ha renunciado a su única opción para
alcanzar una cierta gobernabilidad de mediano plazo que era -¿es?- una apertura
para alcanzar zonas de entendimiento con el empresariado y los trabajadores en
el terreno económico y con la oposición en el político. En solitario carece de
fuerza para promover estrategias que permitan salir del foso en que la economía
se entierra; y para encontrar aliados tiene que hacer concesiones que podría
hacer pero corre el riesgo de que lo acusen de "blando". Está
entrampado.
Chávez le deja una herencia de doble filo: la
Presidencia, y la crisis que la escasez y la inflación reflejan y potencian. La
historia muestra que el primer recurso de un gobernante en desespero es la
represión, pero enseña que la policía y los perdigones no resuelven los asuntos
que causan la protesta.
Vienen elecciones en condiciones más
desiguales que nunca, con Chávez como jefe de campaña de Maduro, el ilegítimo,
lo que es una circunstancia más desafiante que tener a Chávez como candidato.
No sabemos lo que viene pero será más
complejo de lo que se pensaba.
www.tiempodepalabra.com
Twitter @carlosblancog
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.