jueves, 14 de febrero de 2013

RUBÉN CONTRERAS, GOLPISMO Y DEVALUACION

Si algo ha caracterizado al golpista  que insurgió aquella fatídica madrugada del 4 de febrero de 1992, fue el pretender implantar el renacimiento de asumir el gobierno por la fuerza, tal como los hacían los caudillos montoneros productos de la mal llamada guerra federal, por la fuerza de las armas, cambiando el machete cola de gallo por las metralletas y tanques de guerra, dando un golpe de estado, es el de ser especialista en golpes, sean estos de estado por la fuerza o por la vía económica a través de la devaluación.

Lamentablemente el pueblo venezolano, inmaduro en cuanto a una base educativa democrática, tal como lo expresaba Mario Briceño Iragorry, se dejó seducir por ese cara pintada encantador de serpientes llegado de Sabaneta y cayó postrado a sus pies ante la oferta redentora, de erradicar la corrupción y devolverle la felicidad a ese pueblo, creyente de la máxima bolivariana, de que el mejor gobierno es aquel que produce la mayor suma de felicidad a los pueblos.

Y no podía ser de otra forma, dado que por  los antecedentes educativos y formativos de dicho felón, el  país se entregaba a un personaje sin ninguna experiencia en lo político, así como tampoco en lo administrativo y menos en lo financiero, llegando al extremo de designar como su mano derecha en lo atinente a coordinación y planificación de los programas de la presidencia a un profesor del CENDES. Sin ningún ejercicio ni experiencia en estas lides.

Es así como después de un zigzagueante inicio de gobierno, y recibir el tipo de cambio a 590 Bs por dólar, ante la urgencia de recibir bolívares para asumir las misiones encomendadas por Fidel Castro y tener un barril de petróleo en 30 dólares, en el año 2003, devalúa el dólar a 2015 Bs, e imponiendo un control de cambio, hecho propio de los regímenes de fuerza.

Luego ante el deterioro de la economía, producto de la generación de tantas misiones, que han creado una masa de indigentes amorfos, cuya función más importante es retratarse ante las taquillas bancarias para recoger  su mesada mensual, sin ninguna contraprestación a cambio, y ante la creciente demanda de las mismas  por la necesidad de comprar conciencias para sostener al régimen y con un barril de petróleo en 100 dólares, tuvo  el gobierno el año 2010 que propiciar una pantomima cirquense de cambiar la denominación del bolívar, etiquetándolo con el apellido de fuerte, pero produciendo del un devaluación, sin ningún tipo  de justificación, llevando el control a 4300 Bs. Por dólar, porque de fuerte al bolívar sólo le  quedó como apellido.

Esta circunstancia se ha visto agravada por las variables de haber constituido  un grupo de países chulos con el remoquete del Alba y Petrocaribe, a quienes se les bozalea con dinero y petróleo, pero estos no escatiman en sobornar al gobierno venezolano en cuanto al apoyo tanto en La OEA, como en UNASUR y en CELAC, cuestión que llevó al gobierno del felón a firmar un convenio préstamo con China,  de 40 mil millones de dólares, mitad efectivo y mitad en artefactos de línea blanca, entregando petróleo a dicho país a precios muy bajos de 40 dólares el barril,  y otros como Rusia por armas bélicas, Japón y Bielorrusia, entre otros, lo cual ha sido las más grande estafa cometida al pueblo venezolano por gobernante alguno.

Como el gasto y la regaladera creció a entregas nunca vistas en el país,  y con la finalidad de sostener el régimen, durante la elecciones presidenciales y de gobernadores, llegamos a 2013 con las arcas vacías,   razón por cual nuevamente este régimen  corrupto e inmisericorde, apela a los subterfugios y artilugios produce nuevamente otra devaluación, llevando el control de cambio de entregar 6300 Bs. Por un dólar, saliendo esos  magos de OZ que son los submarinistas de Merentes y Giordani, a decir que este “ajuste cambiario”, pretende ordenar la economía venezolana.

Total es que en 14 años ajustando la economía venezolana, en la cual ahora hay que hacer colas para comprar un kilo de harina pan, de azúcar, de café, de arroz, de harina de trigo y de otros productos, observamos que ese ajuste cambiario se ha traducido en golpes de estado para el bolsillo del venezolano que cada día, a pesar  de las dadivosas misiones,  ven que el bolívar  no alcanza para la compra de los productos de la dieta básica. Y esas acciones del gobierno en castellano castizo y de Castilla, se le llama: “golpismo y devaluación”.

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