Estimo que ahora nos corresponde a nosotros
los demócratas venezolanos reaccionar
como no lo hemos hecho desde la masacre del 11 de abril. Como es sabido, el
pasado viernes 08/02/2013 el régimen de facto del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) a través de su "... ministro de Finanzas, Jorge Giordani,
y del presidente del Banco Central socialista, Nelson Merentes, no han tenido
más alternativa que admitir las debilidades de la economía y anunciar que el
precio de los dólares que distribuye Cadivi
aumentará desde 4,30 bolívares hasta 6,30, es decir, un salto de 46,5%
que encarecerá el valor de una enorme lista de productos importados y acelerará
la inflación". Fuente: http://www.eluniversal.com/economia/130209/
Lo anterior, algo que bajo el credo socialista
constituye anatema considerado como fuere el grave perjuicio que a las mayorías
nacionales ha de causar el precitado reajuste, echando por tierra el mito de la
"invulnerabilidad de la economía socialista venezolana", nos da una
clara señal de la magnitud de una crisis que ni siquiera un barril de petróleo
a más de 100 dólares –el sueño de cualquier gobierno democrático– logra
contener, aun en tiempos electorales.
Ello evidencia a las claras que la total
ruina de la economía venezolana está a la vuelta de la esquina a manos del
socialismo en gobierno, una advertencia del todo fundamentada considerando que
un gobierno socialista se caracteriza precisamente por su plena ineficiencia en
el logro del bien común, capacidad esta directamente proporcional a su probada
virtud para la destrucción de todo vestigio de civilización, estableciendo
siempre en su lugar el caos y la esclavitud, verbigracia: el modelo de la
isla-cárcel Cuba, y el de la República "zombie" Corea del Norte,
sempiternos paradigmas del socialismo en gobierno.
Sobre lo anterior, la única incertidumbre
podríamos circunscribirla a los lapsos, ello según la medida de nuestra
fortaleza moral como nación para resistir y vencer o bien claudicar ante el
cataclismo en ciernes.
En tal sentido, vale referir a modo
ilustrativo para los meses por venir, en materia económica: la formalización de
la famosa "tarjeta de racionamiento" aún incipiente, pero que
obviamente frente a la profundización del desabastecimiento considerado como
fuere nuestra inminente limitación para la importación de casi todos nuestros
alimentos, tendrá según la "cartilla" socialista una perfecta
justificación.
En materia política, es ya conocida la
pretensión del régimen de facto por cerrar el actual ciclo electoral iniciado
el pasado 7 de octubre con las presidenciales, continuado el 16 de diciembre de
2012 con los comicios regionales, bajando el telón el 14 de julio del año en
curso con unas elecciones locales bajo las mismas condiciones que han hecho
posible campañas electorales donde el Poder Público Nacional en pleno participa
en beneficio de una parcialidad política, situación irregular ésta, reconocida
por todos los observadores nacionales e internacionales dignos de crédito, que
relacionados a tales eventos así lo certifican, lo que en cualquier país
civilizado haría posible la anulación de sus resultados, pero no en la
Venezuela socialista.
En el plano propiamente social, la estrechez
económica ya decretada dará pie para un escenario de protestas públicas nunca
vistas bajo el socialismo en gobierno desde hace 14 años, habida cuenta la
bonanza de la que tanto había gozado. Ante tal eventualidad el régimen de facto
apelará como es su costumbre a la delincuencia desenfrenada para intentar
limitar a dichas manifestaciones de lógico descontento e igualmente echará mano
de una fuerza militar socialista, plenamente integrada al régimen gobernante
como ya lo ha tenido a bien proclamar en innumerables oportunidades.
La antedicha narración del todo ajena al
detalle no es más que una obvia referencia derivada de premisas ya conocidas tanto en el socialismo
gobernante acá en Venezuela, como en el
vigente en la República de Cuba.
Ahora bien, cabe la pregunta: Y nosotros los
demócratas venezolanos, despertaremos también luego del autoimpuesto letargo
desde aquel 11 de abril o nos dará por elegir la paz de los esclavos, lo que
por cierto nunca se ha visto en la historia de las naciones. Por ende, me
atrevo a pronosticar desde ya que no seremos la excepción a la regla, porque la
Constitución de la República de Venezuela, vigente desde 1999 será restaurada,
ello a través de los mecanismos que expresamente consagra. Nada menos se
podría esperar de esta la patria de
Simón Bolívar, tierra de libertadores ¡NI UN PASO ATRÁS¡ ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
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