miércoles, 13 de febrero de 2013

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, VÍRGENES, TEORÍA Y PRAXIS DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

"El vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el canciller de ese país, Elías Jaua, visitaron este miércoles en La Habana al presidente Hugo Chávez y le entregaron sendas imágenes de dos vírgenes para "reforzar el ejército espiritual que lo está sanando".
Unos de los principios fundamentales de la crítica histórica al menos en la perspectiva de un historiador prisionero de guerra como Marc Bloch, es encontrar detrás de la impostura al impostor. Los indicios a los que apunta la manipulación política y de imaginarios en Venezuela y el mundo forman parte de una estrategia política cuyas tácticas, han resultado eficaces, pues cómo se explica que ante la invisibilización física de un presidente aún se sostenga políticamente un proyecto. Estamos siendo objeto de una manipulación de masas en esa suerte de limbo entre la vida y la muerte, en ese tercer estado que anula y desacelera cualquier acto reflejo de defensa ante el avance de un poder impensado; la crítica se repliega y el espacio público y hasta el privado es llenado sorpresivamente por la providencia y por la caridad como armas de amor, de "corazón de mi patria" como rezaba el slogan de campaña presidencial. Estas manifestaciones de fe -de los que oran por una vuelta o por una ida, de oficialistas y opositores- son de tan claros, difíciles de asumir pues los ruidos de fondo y su opacidad impiden formarse una idea del conjunto y en consecuencia de que nos estamos jugando.
Masas orando fervorosamente, panteones de las divinas potencias en los que aparece en formación la nueva Trinidad: Bolívar, El Che y Hugo. Detrás invisible entre los eones Fidel. Ministros y militares que presionan a los obispos en misas, oficiales comunistas de la Habana yendo al oficio eclesiástico para orar por la sanación del líder. Frases fidelistas de un sutil impacto político, que de tan sueltas hacen difícil construir un sentido para el lector común acostumbrado a ciertos juegos lógicos, a esto se suma el lenguaje críptico de los oficialistas venezolanos que desafiaría cualquier neorealismo mágico y cualquier estudio de semiótica cultural. En el fondo y en la forma son banales, son malignos como diría Arendt. Y por esa misma condición deben ser atendidos.
La situación política y de malestar cultural que enfrentamos en Venezuela es tan inédita en mucho de sus aspectos que lejos de desanimar al ojo crítico, debería contribuir a profundizar lo que se esconde detrás de los hecho visibles. Una primera interrogante es casi un anatema para quiénes se formaron leyendo las publicaciones masivas de Editorial Progreso, o para quiénes tras catorce años de gobierno han sido modelados cual tabula rasa, o han justado sus pensamientos y conductas a un proyecto que buscando libertades ha generado nuevas exclusiones:
¿Pueden las vírgenes ser compatibles con la teoría y praxis del marxismo ortodoxo?; de ahí se derivan otras- ud también puede agregar la suya-,  ¿En una situación limite de la enfermedad "política" en donde queda la materia como principio único que regula los sentidos de existir?; ¿Es el socialismo del siglo XXI una nueva religión en marcha reclutando acólitos entre los ideólogos y las masas?; ¿Tenemos militares poseídos de furor divino, de raptos místicos? Recordemos como señala Eco dos ejemplos: que los nazis gritaban "Gott mit uns" (Dios está con nosotros) y que  los comunistas realizaron en la vida de millones de personas la paradoja de convertir el ateísmo en religión seguida por sonrisas y nuevos simulacros de felicidad como en la antigua Alemania del Este o en los felices albanos.
Si algo se necesita en medio del avance de la insignificancia que tanto temía Castoriadis, es desnudar al impostor, y eso a riesgo de que lo fusilen como hicieron en su momento los nacional socialistas alemanes con Marc Bloch. El pensar autónomo tiene su precio pero también su premio.
Si estas manifestaciones de religiosidad política siguen su curso no solo en Venezuela sino en América Latina, y el líder se consolida como el factor único en el que se cifran las esperanzas globales, nacionales y locales de una redención poscapitalista, antiimperialista y desnacionalizada, de un discurso que construye ilusiones, lo que presenciaremos pasará a la historia de la cultura política como uno de los procesos de construcción de un imaginario totalitario.
Fuertemente internalizado en una mitad de la población, este imaginario  ya se ve en la clonación del modelo de discurso propagado en las masas que corean a pesar de catorce años de miserias y de ilusiones "yo soy el presidente". La otra parte, la de la oposición aún carece de un nuevo imaginario y pareciera andar a la derivada o cimentando su oposición en las emociones. Si esta situación sigue así y todo se está apostando a una ida o a una vuelta del líder, el imaginario instituyente del personalismo devenido en totalitarismo, personificación de un estado con dones de ubicuidad terminará por imponerse en la cotidianidad, y será muy difícil entonces desembarazarse de sus efectos. Con toda seguridad y si mantenemos cierto humor en medio de este panorama social de creencias desatadas, de filias y fobias, se realizará una segunda parte de Vampiros en la Habana que podría titularse Vírgenes en la Habana, aunque no sé si Apollinaire avalaría ese desplazamiento virginal.
luimanc@yahoo.com

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