lunes, 4 de febrero de 2013

FERNANDO FACCHIN B., VALENCIA Y LAS ELECCIONES MUNICIPALES

Aún no estoy seguro de la realización de las elecciones municipales dados los avatares políticos del momento, lo que sí creo es que el país, y Carabobo no escapa de ello,  ha cambiado y no se necesitan partidos de masas sino estructuras horizontales, móviles, ágiles y flexibles que puedan encarar los desafíos del futuro inmediato en cada comunidad parroquial y municipal. 
Cada comunidad requiere de un mensaje propio, de propuestas que convoquen voluntades y que articulen a la comunidad dentro de un proyecto que le sea propio, de no ser así estaremos frente a otra derrota electoral. En nuestras comunidades los problemas, en todas sus variables, han acabado por hacerse crónicos, debido a la mediocre gestión municipal, especialmente en Valencia, donde la gerencia municipal y su cámara edilicia son totalmente ineficientes. Lo peor del caso es que da la impresión que en los valencianos, pareciera que en su mayoría, se han acostumbrado a ello y soportan, apaciblemente, una realidad de la que nadie parece querer salir.
Valencia tiene que reinventarse en lo político, en lo social, en lo cultural, en su sociedad civil, en sus instituciones, Valencia exige que se produzca un rescate político municipal y para ello es necesario la elección de un alcalde honesto, gerente, capaz y líder, acompañado por unos concejales escogidos en las parroquias, entre sus líderes naturales y no en consensos de partidos.
Los candidatos municipales deben ser capaces de responder a  expectativas de sus comunidades, esa es la clave del éxito, y no siendo fácil, debe ser el reto   para la gestión de los intereses de los distintos grupos sociales, muchos de ellos minorías, que al sumarse conforman el tejido social, la sociedad en la que todos convivimos.  Michael J. Sandel, profesor de Filosofía de la Universidad de Harvard, en su libro «Justicia», afirma: «La democracia no exige una igualdad perfecta, pero sí exige que los ciudadanos compartan una vida en común, ya que es la forma en la que aprendemos a negociar y a tolerar nuestras diferencias y es la que nos lleva a que nos importe el bien común».
Por todo ello es por lo que creo que Valencia necesita, urgentemente, un rescate político protagonizado por sus propias comunidades, pasar del sectarismo partidista a la apertura social participativa con los hombres y mujeres dispuestos a luchar para conquistar un municipio mejor. Las comunidades cuentan con liderazgos multiplicadores que le son naturales, aquellos que han nacido en su seno y no dentro de los esquemas cerrados de los partidos, son ellos quienes deben liderar las  candidaturas municipales.
El nuevo liderazgo municipal debe ser multiplicador, que promueva el desarrollo de su parroquia y del municipio y a la vez promueva el surgimiento de nuevos líderes comunitarios que atiendan y faciliten los procesos de reflexión sobre la problemática local y sus soluciones. Las comunidades requieren de líderes que caminen a su lado no delante de ellas. Estamos a tiempo.
ffacchinb@gmail.com

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