Aún no estoy seguro de la realización de las
elecciones municipales dados los avatares políticos del momento, lo que sí creo
es que el país, y Carabobo no escapa de ello,
ha cambiado y no se necesitan partidos de masas sino estructuras
horizontales, móviles, ágiles y flexibles que puedan encarar los desafíos del
futuro inmediato en cada comunidad parroquial y municipal.
Cada comunidad
requiere de un mensaje propio, de propuestas que convoquen voluntades y que
articulen a la comunidad dentro de un proyecto que le sea propio, de no ser así
estaremos frente a otra derrota electoral. En nuestras comunidades los
problemas, en todas sus variables, han acabado por hacerse crónicos, debido a
la mediocre gestión municipal, especialmente en Valencia, donde la gerencia
municipal y su cámara edilicia son totalmente ineficientes. Lo peor del caso es
que da la impresión que en los valencianos, pareciera que en su mayoría, se han
acostumbrado a ello y soportan, apaciblemente, una realidad de la que nadie
parece querer salir.
Valencia tiene que reinventarse en lo
político, en lo social, en lo cultural, en su sociedad civil, en sus
instituciones, Valencia exige que se produzca un rescate político municipal y
para ello es necesario la elección de un alcalde honesto, gerente, capaz y
líder, acompañado por unos concejales escogidos en las parroquias, entre sus
líderes naturales y no en consensos de partidos.
Los candidatos municipales deben ser capaces
de responder a expectativas de sus
comunidades, esa es la clave del éxito, y no siendo fácil, debe ser el
reto para la gestión de los intereses
de los distintos grupos sociales, muchos de ellos minorías, que al sumarse
conforman el tejido social, la sociedad en la que todos convivimos. Michael J. Sandel, profesor de Filosofía de la
Universidad de Harvard, en su libro «Justicia», afirma: «La democracia no exige
una igualdad perfecta, pero sí exige que los ciudadanos compartan una vida en
común, ya que es la forma en la que aprendemos a negociar y a tolerar nuestras
diferencias y es la que nos lleva a que nos importe el bien común».
Por todo ello es por lo que creo que Valencia
necesita, urgentemente, un rescate político protagonizado por sus propias
comunidades, pasar del sectarismo partidista a la apertura social participativa
con los hombres y mujeres dispuestos a luchar para conquistar un municipio
mejor. Las comunidades cuentan con liderazgos multiplicadores que le son
naturales, aquellos que han nacido en su seno y no dentro de los esquemas
cerrados de los partidos, son ellos quienes deben liderar las candidaturas municipales.
El nuevo liderazgo municipal debe ser
multiplicador, que promueva el desarrollo de su parroquia y del municipio y a
la vez promueva el surgimiento de nuevos líderes comunitarios que atiendan y
faciliten los procesos de reflexión sobre la problemática local y sus
soluciones. Las comunidades requieren de líderes que caminen a su lado no
delante de ellas. Estamos a tiempo.
ffacchinb@gmail.com
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