sábado, 9 de febrero de 2013

ALBERTO JIMÉNEZ URE, LA «INSTITUCIONALIZACIÓN» DE LAS «MASACRES DE PENITENCIARÍAS»

«Cuando, gracias a la autonomía universitaria, fueron púgiles por la consecución del mando, ocultaron sus rostros con capuchas para libremente socavar las instituciones civiles y militares del Estado que hoy, en ejercicio del poder, emplean para proseguir sus carreras y post-doctorarse en impunidad»
Conforme a sucesos históricos, hay varias clases de masacres (1) Una de ellas, la de «Diócesis» (476 a. C-1453 d. C) que, representada por la Inquisición, trascendería paralela la Doctrina Cristiana. Entre las de «Imperio», impactó aquella ordenada por el tronado Teodosio para exterminar a los sublevados pobladores de la ciudad griega Tesalónica (390 d. C) Su fuerza armada pretoriana mató a 7.000 personas. Igual, fueron abominables las masacres de «Coloniaje». En 1508, un censo  realizado por sacerdotes que viajaron junto a conquistadores españoles determinó que -de aproximadamente 55 millones- sólo quedaban 60 mil aborígenes. En 1303, en Constantinopla, las tropas almogávares de la Compañía Catalana asesinaron a 3.000 genoveses. Fue una importante masacre por la hegemonía «Política-Militar» de un grupo contra otro, pero, más tarde, en pleno S. XX, todas serían superadas por las stalinianas, hitlerianas (sin menoscabo de las protagonizadas por el Ejército Norteamericano, bajo las órdenes de distintos presidentes)
En el curso del S. XXI, en Norteamérica, se han popularizados las «Masacres de Fanatismo y Desquiciamiento» contra integrantes de escuelas, liceos y universidades. En América del Sur, y en forma destacada en Venezuela, están en boga las «Masacres de Penitenciarías» y las de «Adventicias Efemérides». Sujetos uniformados, proclives a cometer prevaricato y crímenes, han logrado impune e inmoralmente institucionalizar el exterminio de presidiarios. Cada cierto tiempo, los mismos militares-custodios que proveen de armas, drogas y licor a los reos emprenden sus «purgas con explícitamente genocidas». Empero, los Jefaturales de Gobierno transfieren las responsabilidades de tan insólitas y hasta fortuitas matanzas a los comunicadores sociales y opositores que cumplen con sus deberes de ciudadanos.
Otros de también mentalidad lunfarda, provenientes de sectores «cívico-militares», experimentan regusto cuando enmascaran sus masacres tras alegar que acometieron gloriosas campañas contra miembros de un imaginario imperio que los sitia (que presuntamente los amenaza, pero que les paga puntalmente con petrodólares los barriles del combustible fósil para que se diviertan y lleven una vida de oligarcas) La infame celebración de las matanzas del 4 de Febrero de 1992 ha, insólitamente, merecido el despilfarro de enormes sumas de próceres impresos de origen imperial norteamericano.  Pero, en hospitales e instituciones para la Educación de la república, los usuarios y trabajadores ruegan al «Funcionariado Mayor de Comandancia» que los dote de recursos financieros para poder funcionar con precariedad.
(1)Vocablo que procede del francés «massacre», matanza colectiva de personas.
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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