viernes, 25 de enero de 2013

MARTHA COLMENARES, ¿PERO QUIÉN ES GUILLERMO COCHEZ?

Un diplomático venezolano aseguraba que la “chequera petrolera” venezolana puede haber incidido en la remoción de Cochez
Su figura para muchos pasa a encarnar un ejemplo de dignidad y valentía
En los tiempos que corren a nivel nacional como internacional, la existencia de personeros en la política con probada reserva moral ajenos a  los intereses acomodaticios, es de una escasez suprema. Si viene  entonces un señor, como el hasta hace poco,  embajador de Panamá ante la OEA,  con una muy digna posición en el organismo, tiene que infundir merecida admiración; por lo menos valga el hecho para hacerlo del conocimiento público, preciso sentar precedentes de lo ahí ocurrido.
Se trata de la actuación de  Guillermo A. Cochez, cuando el pasado miércoles 16 de enero 2012, en  la reciente sesión ordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuestionó a José Miguel Insulza  por precipitarse a “convalidar" y a respetar “cabalmente” la interpretación del Tribunal Supremo de Justicia, en relación al  Art. 231 de la Constitución de Venezuela. La decisión ocurrida el 9 de enero de 2013, postergaba indefinidamente la toma de posesión de Hugo Chávez, hasta su recuperación por encontrarse convaleciente en Cuba del cáncer que padece. Para el secretario general de este organismo hemisférico quedaba "resuelto el problema";   dos días después de este pronunciamiento del TSJ, el viernes 11 de enero, lo manifiesta ante periodistas.

José Miguel Insulza  lo hace de forma aireada, sin ni siquiera  convocar a los estados miembros para consultas o intercambiar criterios. Ejercicio una vez más, de complacencia absoluta  con el régimen chavista. Lo que le valió el repudio de diputados y políticos de la  oposición venezolana, de los ciudadanos cívicos, así como de constitucionalistas connotados, sobre lo que consideran “vulneración de la constitución”, “continuidad inconstitucional”.
Por eso, Cochez refirió a los cinco días, en esa sesión del miércoles 16 de enero, que mientras no se resolviera lo que llamó “semejante entuerto”, la OEA resultaba “cómplice”, al avalar la "potencial violación" de la Carta Democrática Interamericana, y solicita  a los representantes de las naciones presentes, hacer “respetar la constitución’’.
No se imaginaba el diplomático Guillermo Cochez  el revuelo que causaría su intervención. Su figura para muchos pasa a encarnar  un ejemplo de  dignidad y valentía. Inmediatamente el nombre del panameño engalana los titulares de los medios nacionales e internacionales y su presencia  las entrevistas de radio y televisión. No se hicieron esperar las reacciones, los aplausos de los luchadores por las libertades  a las muestras de su vocación democrática en defensa de los principios constitucionales. Pero  víctima también de toda clase de ofensas y amenazas, tildado de “patán” por  el embajador venezolano ante la OEA, Roy Chaderton.  De ser una “miseria humana”, incluso acusado de ser portavoz de nada menos que de “la ultraderecha de los Estados Unidos y de Canadá”. Desatado el oficialismo, una ministra del régimen chavista incluso lo tildaba de “mequetrefe”.
En la mira toda suerte de elogios,  en avalancha dejan  en patética evidencia a los insultos y sus autores en las redes sociales. Su cuenta en twitter @willycochez incrementó los seguidores. Facebook hace despliegue de creatividad para honrarlo. Google registra cientos de miles de búsqueda.
Ahora, era de esperarse: el Gobierno de Panamá rechazó por  "inconsultas" sus declaraciones. Hasta la destitución fue solicitada. Al día siguiente de  expresar su desacuerdo, el jueves 17 de enero, es apartado de su cargo.  “Me acaban de destituir”, declaró a un diario panameño.  Un diplomático venezolano aseguraba  que  la “chequera petrolera” venezolana puede haber incidido en la remoción de Cochez.

La respuesta del  ex embajador no se hizo esperar, se sentía “satisfecho”, de alguna manera dijo a los medios,  “Le guste a quien le guste, el asunto está ya dentro de la OEA, eso fue como una bomba expansiva”.
Previamente,  al presidente del país centroamericano, Ricardo Martinelli,  lo insta en carta a destituirlo.  No tiene desperdicio el contenido de esta carta, por la que podemos conocer sobre su trayectoria y convicciones (texto completo en mi blog con informaciones anexas). Sale a relucir lo que es un secreto a voces, las cuantas verdades, visto con la mayor indiferencia por la comunidad internacional.  En algunos párrafos se refiere en estos términos:
 “…no puedo pensar que nuestro gobierno se deja amedrentar por las críticas y amenazas de Venezuela…”.
 “…Sabías de mi preparación en el campo internacional y que mi preocupación por los sucesos mundiales son parte de mi formación política. Eso ha sido una de las características de mi vida pública de 49 años, desde que fui miembro de la Democracia Cristiana y en todos los años que combatí de frente a la dictadura militar…”.
 “…una persona como yo que, sin tener riquezas, solo se enorgullece de los principios que toda su vida ha defendido, inclusive bajo peligro de muerte como cuando los militares me detuvieron tres semanas antes del 20 de diciembre de 1989. Eso es lo único que legaré a mi esposa, a mis hijos y a mis nietos…”.
 “…No es un secreto que Cuba es quien determina las decisiones políticas de Venezuela… ¿Es injerencia o no que el Presidente de Nicaragua arremeta contra la oposición venezolana al hablar en ese país el 10 de enero pasado? ¿Será o no injerencia cuando el asesor de la Presidenta Dilma Roussef, Marco Aurelio García, conocido marxista, asume el rol de interpretar la Constitución de Venezuela?...”.
 “…Menos me importa lo que diga el Embajador de Venezuela en la OEA, a quien conozco de sus tiempos de social cristiano COPEI en Venezuela, donde su mayor frustración consiste en ser detestado por sus antiguos compañeros, por traidor, y por igual por su actual gobierno, por considerarlo un advenedizo aprovechador. Lo único que me pudo decir, el ser ‘un patán y un mal pintor’, ha sido motivo de mofa por los despachos internacionales de prensa”.
En su parte final este hombre, Guillermo A. Cochez, de 67 años, quien fuera Embajador de Panamá ante la OEA, autor del libro “Las Montañas si se Mueven” (especie de autobiografía, con datos de la dictadura militar, que le tocó vivir “muy de cerca)”, Primer Alcalde de Ciudad de Panamá en Democracia (1989), Abogado y Profesor de Derecho, entre otros; le dice además a Martinelli, que  no cuente con él si la “política del gobierno de Panamá será la de apoyar los desaciertos e ilegalidades del irregular gobierno actual de Venezuela…”.
@Marthacolmenare
http://www.marthacolmenares.com/

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