Con profundo dolor de Patria escribo este
iracundo artículo, en esta triste hora en que no sabemos cuántos muertos más
añadirá al Libro Guiness de los Récords, la sangrienta y feroz requisa de la
Cárcel de Uribana llevada a cabo por
nuestros solidarios militares socialistas que aman la vida y respetan la
dignidad de los privados de libertad -
antiguamente llamados presos por los inhumanos gobiernos de la IV -
¿Cuántos serán finalmente los muertos dignificados: cincuenta, ochenta, cien,
doscientos? En fin, lo mismo da, ya sabemos que sólo sus atribulados deudos
lamentarán esa vasta muerte; lo demás serán oficiales lágrimas de cocodrilos
rojos y de caimanas rojitas, acomodados todos con caras circunspectas y
retadoras para la rueda de prensa, donde se darán golpes de pecho y achacarán
los oficiales pecados a los medios de comunicación o al Imperio. Ya se sabe en
esta V República no hay cabida para el error propio sino para la culpa
ajena.
Es revolucionariamente conveniente acusar de
necrófilos a los que denuncian la muerte insensata, los asesinatos cotidianos,
las masacres impunes, los homicidios al por mayor, en fin, la muerte
institucionalizada por una V República que oronda e irresponsablemente pregonó
y alabó por doquier la muerte:
Patria, Socialismo y Muerte.
Desoladamente constatamos que no hay Patria, cada vez está más enajenada
y entregada a una potencia extranjera la Nación, la soberanía nacional es
asunto del pasado. Socialismo si hay y
del peor - en nombre de la igualdad y de la defensa de los más necesitados
- campea la escasez, el no hay, la pelea
entre amas de casa por un kilo de harina PAN, por una caja de toallas
sanitarias, por un rollo de papel toilette, por un kilo de azúcar, en fin, la
cotidianidad es una odisea para los que no forman parte de la nueva
nomenklatura bolivariana.
Muerte sí hay, a montones, por cientos de
miles, en todas partes y a toda hora, no se salva nadie: ni los policías ni las
escoltas de los intocables del Proceso. Más muertos que en cualquier guerra
civil registra - para nuestra mayor aflicción - la malhadada V República para
beneplácito de nadie. Una generación perdida,
desperdiciada, aniquilada, arrasada,
de más de 150 000 niños, jóvenes
y adolescentes, de madres y padres de familia, lo testifican para la
mayor vergüenza que Patria alguna haya conocido.
Sugiero que el Proceso invierta lo poco que
nos va quedando del Socialismo petrolero rentista en las Megamorgues
Bolivarianas y en los camposantos de la Revolución, y que se asigne prontamente
un cupo CADIVI a los deudos de los más de 150 000 asesinados en la V República,
para que los cambien en el inexistente mercado paralelo, a fin de pagar las exequias
reguladas y les quede algún bolivarcito fuerte para beberse un mojito a nombre de La Revolución.
¡Pollo, aceite, leche, azúcar y medicinas no
hay, lo que abunda es muerte, luto, dolor y lágrimas!
¡Larga vida a la República Bolivariana de la
Muerte!
viloria.enrique@gmail.com
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