jueves, 10 de enero de 2013

ENRIQUE NEIRA FERNÁNDEZ, LA DEMOCRACIA LIBERAL REPUBLICANA DE BOLÍVAR

  Bolívar tiene todavía que hacer en América.
Como bien decía Martí en su momento, Bolívar sigue paseándose por el cielo de América, vigilante y ceñudo, calzadas aún las botas de campaña, "porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hoy; porque
Bolívar tiene que hacer en América todavía ! ". 
Bien señala el estudioso venezolano Salcedo Bastardo, en su trabajo "Un Hombre diáfano":
"¿Por qué se recuerda a Simón Bolívar ? Por qué estudiarlo ? Por qué conocerlo ? Para qué seguirlo ? 

El es, sin duda, un modelo confiable para la juventud. La grandeza de Bolívar está en que se mantiene como un erguido ejemplo de fidelidad inconmovible a ideales supremos. Nadie lo ha sobrepasado en su decisión categórica de darse al sacrificio por la Patria, y de morir en el servicio a la libertad, la justicia y la democracia ".
MUNDO POLÍTICO Y CIENCIA POLÍTICA
El mundo de la política, en todas las épocas y latitudes, es algo tan enredado, pastoso y multifasético -en el que se entreveran intereses, pasiones, hombres, conflictos, ideas de todo tipo-, que resulta para la mayoría un mundo no sólo complejo sino enigmático. Por ello, la moderna ciencia que estudia los fenómenos de autoridad en el marco del Estado resulta para muchos una disciplina casi adivinatoria y que requiere una iniciación para entrar en sus santuarios. Stanisiau Andrevski asimila esta nueva ciencia social a una brujería. Y un autor francés tan serio como Georges Burdeau, quien ha publicado en estos
años un Tratado de Politología en ocho volúmenes, tuvo también el humor de editar un pequeño ensayo titulado La ciencia política en el país de las maravillas.
Pero el encantamiento y embrujo  que pueda tener en su complejidad el mundo de la política no excluye el que pueda intentarse válidamente sacar de él aquellas pepitas de oro de inteligibilidad, racionalidad y lucidez que también existen en él. Y aquí se sitúa el lugar epistemológico de la actual Ciencia política y la difícil tarea de los llamados politólogos y analistas políticos.
UN LIBRO ÚTIL
Hay un libro valioso, de difícil consecución, titulado Bolívar y la Democracia Liberal Republicana,  autor el abogado José Félix Restrepo Vélez, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad de Manizales (Colombia) para celebrar sus 20 años. No es un estudio cualquiera. Amerita una cuidadosa lectura y un ponderado comentario.
No es el resultado de un aficionado, sino la consagración madura de un verdadero maestro en la arena de lo social, lo jurídico, lo político y lo ideológico. Lo presentamos y lo comentamos. A propósito de Bolívar, el libro se concreta al campo socio-político e ideológico. Consulta, con mente alerta, un enorme volumen de materiales, biografías y ensayos que  existen sobre El Libertador. Los aborda con singular seriedad y objetividad; los digiere  para el lector con orden y claridad. Ello le permite deslindar la verdad de la apología o la diatriba, evitando los apasionamientos que inclinan unas veces a la mitificación o endiosamiento y otras a la mixtificación o reducción del personaje histórico estudiado. Asume para su tarea un enfoque estructural, en el que los hechos y realidades repercuten en las ideas y acciones. Va destacando aspectos de la vida de Bolívar que permiten una mejor aproximación a su obra y pensamiento, asumiendo acertadamente que "cuando consideramos la posición ideológica de cualquier pensador, no podemos desvincularlo déla realidad histórica concreta en que vivió, pues perderíamos la objetividad analítica necesaria para una valoración adecuada"
Debemos subrayar la forma como el autor evita las generalizaciones, precisando el  tema con alguna consideración aclaratoria. O cuando trata de  procesos, señalando bien sus correspondientes fases y períodos. Por ejemplo, cuando aborda el tema de los "realistas" y los "patriotas" en Hispanoamérica, precisa que no eran partidos sino grandes tendencias ideológicas, unos de tendencia tradicionalista (pro monárquica) y otros de tendencia renovadora (pro republicana). Asimismo usa matices que permiten comparar el centralismo democrático de un Nariño y el federalismo aristocrático de un Torres, ambos republicanos. La  precisión de fases y períodos permite entender mejor el Movimiento Juntista americano, así como la independencia de la Nueva Granada.
Son valiosos la lectura comentada y los análisis de  documentos claves de Bolívar, como son:
— el Manifiesto de Cartagena (15 diciembre 1812), que revela su
gran realismo político y acertado sentido pragmático;
— la Carta de Jamaica (6 setiembre 1815);
— el Discurso al Congreso de Angostura (15 febrero 1819);
— la Constitución Republicana de Bolivia (12 mayo 1826), 
 culmen de su pensamiento como estadista y constitucionalista;
— la entrevista entre El Libertador y el Protector sureño José de San
Martín (26 julio 1822).
PERFIL DE BOLÍVAR COMO HOMBRE 
 Los elementos históricos que maneja el libro permiten trazar un perfil de Bolívar como hombre, que resulta variado, rico en matices, desconcertante y que rompe los moldes de los caudillos a los que los pueblos suelen estar acostumbrados.
"Es un hombre de recia personalidad, temperamento expansivo, carácter optimista, con aptitud innata de líder y vocación de mando, voluntad de dominio, cultura variada, magnetismo personal, presencia carismática, facilidad oratoria, brillantez y contenidos literarios, poder de convicción, autodominio, sentido de la realidad, poderosa imaginación, profundidad de pensamiento, gran capacidad de análisis y de síntesis, rapidez de decisión, sentido de la improvisación, arrojo y temeridad, planes con vastas proyecciones, visión futurista, intuición desarrollada, vehemencia en la expresión, inagotable capacidad de acción, memoria sorprendente, talento militar, visión política, capacidad administrativa y de estadista, atracción por la gloria, fe en un destino superior, pasión por la patria, sentido de la justicia y gran humanitarismo, amor por la libertad y la igualdad; y todo lo anterior, respaldado por una excepcional resistencia física y sometido a una inteligencia superior".
COMO IDEÓLOGO POLÍTICO 
 Al intentar evaluar la vida y obra de Bolívar, deben considerarse sus antecedentes ideológicos en el mundo y las etapas fundamentales de la misma. En concreto, se resumen en cuatro, a saber:
1) Su período de formación intelectual e ideológica, en el que se adhiere al republicanismo demoliberal independentista en su lucha contra el absolutismo monárquico colonialista;
2) luégo, su etapa como combatiente y caudillo que alcanza la emancipación, en su doble papel de Libertador y Presidente, o circunstancialmente Dictador;
3) paralelamente su protagonismo como lúcido pensador, pragmático y visionario, al que las circunstancias le exigen actuar como conductor de pueblos y creador de repúblicas y naciones, constituyéndose en vocero de un importante sector en Hispanoamérica y de una comunidad nacional incipiente que aspira a la estabilidad y equilibrio entre las clases sociales;
4) y finalmente como el ideólogo y el hombre que se siente en la obligación moral de defender sus proyectos e ideales sociopolíticos y aun su honor, su reputación y su gloria.
A Bolívar se lo puede catalogar, con justeza, como liberal, progresista y moderado, puesto que se mueve dentro de una ideología liberalprogresista y a la vez  conservadora-moderada. Cuando lo ubicamos como liberal-progresista, nos estamos refiriendo sobre todo a sus principios sociales. Y cuando  lo definimos como moderado o conservador, estamos tomando como referente los sistemas políticos (p. 328). Bien lo expresó el mismo Bolívar en carta a 0'Higgins (29 agosto 1822) cuando le dice: "Chile hará muy bien si constituye un gobierno fuerte por su estructura y liberal por sus principios".
DEMOCRACIA LIBERAL REPUBLICANA
Dichas tres palabras expresan un contenido con significación precisa. Las tres expresan un tipo de régimen político, que es también una forma de vida. Caracteriza un complejo orgánico sociopolítico y vivencial, que trata de realizar tres grandes anhelos, valores o ideales,
bien formulados por Bolívar como son: "Líbertad-Igualdad- Justicia"
(Discurso en Santafé de Bogotá, 13 enero 1815).
DEMOCRACIA 
Para Bolívar la auténtica democracia implica que la autoridad es derivada del Pueblo, de la suprema voluntad popular. Lo afirma con frecuencia y fue siempre su hilo conductor. "La voluntad general del Pueblo será para mí siempre la suprema Ley " (Ante la Municipalidad de Caracas, 2 enero 1814). "Necesitamos ser libres bajo los auspicios de leyes liberales emanadas dé la fuente más sagrada que es la voluntad del Pueblo " (En el Congreso de Angostura, 1º octubre 1818).
Pero esa democracia política tiene que ser también, para Bolívar, una
democracia social. Debe tener un  contenido de equidad y justicia social, que propenda por el mejoramiento de las mayorías, tanto en el
plano material, como en el de la autorrealización personal. El elemento
de progresismo social es inherente a su concepción de democracia, ya
que esta atañe no sólo al plano político, sino también al socioeconómico, pues es una aproximación a la equidad como aspiración de la justicia.
LIBERAL
Bolívar se identifica con la corriente de pensamiento opuesta al absolutismo monárquico, al tradicionalismo, al sistema totalitario. Busca establecer un régimen político respetuoso de un marco Constitucional y Legal, que adopta la división de las Ramas del Poder,
que garantiza los derechos fundamentales y la igualdad legal de los ciudadanos, que se fundamenta legítimamente en la soberanía popular expresada a través de una cierta representación electoral. Pero Bolívar busca un equilibrio entre el liberalismo individualista -tan en boga en su época- y el interés colectivo, el progresismo social.
REPUBLICANA 
 El liberalismo de Bolívar no es el liberalismo idealista y romántico de muchos de sus contemporáneos, sino el atemperado por un realismo político y el contextuado histórica y sociológicamente en nuestras endebles e incipientes repúblicas. Por ello, propone reformas sociales (eliminación de los títulos nobiliarios y sus privilegios, abolición de la esclavitud negra y de la servidumbre indígena); reivindicaciones económicas (como la reforma agraria  con la entrega de tierras a los indígenas y a los integrantes del ejército libertador); regeneración cultural y moral (estimulando la educación popular e impulsando la vigilancia de la moralidad pública y ciudadana); y las transformaciones políticas, con un adecuado mecanismo electoral y sistema de representación. Todo ello lo lleva a formular su permanente reclamo por "unidad-solidez-energía" (Cartagena 1812), como criterio para gobernar nuestros nacientes sistemas políticos. 
Un  gobierno republicano lo entiende Bolívar como un gobierno constitucional, legítimo, justo  y liberal (Jamaica 1815), pero no "perfectamente representativo" (como era el de EUA), ni "república aérea", apta para europeos pero carente de realismo político e inadecuada para nuestra situación. Debería ser un "gobierno paternal",
de tendencia humanitaria y de contenido social. Hoy diríamos, un  Estado social de derecho con un Ejecutivo fuerte y efectiva justicia social. Esta ideología política le acarreó a Bolívar muchas incomprensiones y enemistades, que provenían aun de independentistas que también se llamaban republicanos.
¿CESARISMO BONAPARTISTA?
Es espinoso el tema del supuesto cesarismo democrático o jacobinismo criollo o bonapartismo o monarquía republicana o presidencia imperial que contemporáneos suyos y posteriores autores (como Mitre, Madariaga, Masur) le han querido achacar a Bolívar.
Más que sobre prácticas suyas en las que tuvo que actuar con autoridad y energía o asumir transitoriamente, por fuerza de las circunstancias anárquicas, un papel de Dictador constitucional (según el antiguo modelo romano), los críticos se basan sobre el proyecto político consignado en la Constitución Boliviana y más en concreto sobre la propuesta de una Presidencia vitalicia con cooptación, que ciertamente representaba el riesgo del monopolio del poder por un determinado sector, ya fuera este una corriente política, un grupo alrededor de Bolívar o un estamento determinado.
Bolívar quería era algo nuevo,  algo adaptado a las condiciones particulares de América meridional. Algo que no podía ser ni el retorno al monarquismo depuesto ni un liberalismo ilimitado, siguiendo el modelo del Presidencialismo norteamericano o el del Parlamentarismo británico. Tenía que ser un término medio, algo que se moviera entre las anarquías demagógicas (a las que son proclives nuestros pueblos) y las  tiranías monócratas (a las que tienden los mecanismos de poder en una pendiente maquiavélica). No se trataba de lo mejor idealmente, sino de lo que fuera más asequible y adaptado a nuestra condición. La propuesta era, pues,  la de una democracia temperada, con un gobierno estable, fuerte y permanente, que asegurara el logro de un progresismo social. La profunda perspicacia política de Bolívar, conciliando teoría y praxis libertaria, y escrutando la realidad histórica hispanoamericana, lo indujo a colocar al Ejecutivo como el eje capaz de cohesionar las dispersas fuerzas sociales de nuestros Estados nacionales en formación.
La conclusión de Restrepo Vélez es inobjetable: "No compartimos el sentir de quienes asimilan su autoridad y papel de caudillo con un cesarismo democrático, o un bonapartismo ambicioso, o una tendencia monarquista y autocrítica, o un anticipo de las dictaduras totalitarias modernas, o un preludio del fascismo; estas exageradas interpretaciones parten de una consideración unilateral  e insuficiente sobre la naturaleza del Ejecutivo Bolivariano, con un exceso de simplismo reduccionista que atiende más a la forma externa que al contenido de los principios de las instituciones bolivarianas"
En relación con todo lo anterior, hay quienes como Carlos Lozano y Lozano han tildado equivocadamente a Bolívar de "maquiavélico" por una lectura descontextuada de algunos de sus documentos (por ejemplo su Manifiesto de Cartagena). Bien analizados todos ellos nos muestran a un Bolívar que sigue siendo liberal (en ningún momento un
conservador autoritario con temperamento dictatorial), pero un liberal republicano, que sabe con realismo que una sociedad fraccionada y asediada por enemigos externos e internos no puede dejarse anarquizar, sino que debe consolidarse con una acción enérgica. Se trata de construir democracias fuertes y no democracias blandengues.
Bien lo entendió así Luis López  de Meza en su sinopsis crítica "Bolívar y la cultura Iberoamericana": "Los pueblos deben poseer unidad, solidez, energía, disciplina y táctica; deben  ser duros con el enemigo; nada de filantropía ni de utopías liberales; el valor, la habilidad y la constancia  corrigen la mala fortuna; burocracia, mala moneda y federalismo arruinan los estados débiles; sus conciudadanos, en general, aún no están capacitados para gobernarse; se requiere autoridad enérgica para las horas difíciles: fuera las democracias blandengues!"
PENSAMIENTO INTERNACIONALISTA
Una buena parte del capítulo 8 del libro en mención está dedicado
al pensamiento internacionalista bolivariano. Se consignan allí los
principales lineamientos de Bolívar, identificados a través de sus
actuaciones y concepciones, acerca de:
— el Protectorado de la América Meridional;
— el Demoliberalismo Republicano contra el Absolutismo Monárquico;
— el ideal de la Confederación Hispanoamericana;
— el Congreso Anfictíónico de Panamá; y
— la Federación Andina (Bolivariana).
Todo ello constituye lo que Indalecio Liévano Aguirre calificó
acertadamente como "el Continentalismo Democrático del Libertador
".
Y que bien leído y estudiado hace exclamar a hombres de letras como el venezolano Uslar Pietri, que "el Libertador se anticipó extraordinariamente a su tiempo".

http://webdelprofesor.ula.ve/cjuridicas/neirae/pdf/ensayos/20demobolivar.pdf9



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