Cualquier información emanada desde el
despacho presidencial en Venezuela es recibida con desconfianza, dado lo
impreciso que resulta descifrar su legitimidad. Mas aún cuando muchos sentimos
que el país ha perdido su independencia y que será inevitable que paguemos por
ello.
FRIAMENTE CALCULADO |
Al día de hoy, los venezolanos desconocemos
la realidad que envuelve la supuesta enfermedad que padece Hugo Chávez; es
decir no conocemos una prueba científica fehaciente de su verdadero estado de
salud. Hoy seguimos acéfalos y a la deriva, permitiremos una interpretación de
la letra de la Constitución en continua violación de sus ordenanzas.
De Chávez podemos hablar anecdóticamente. Ser
prepotente y pretenderse el sucesor de Bolívar es una de sus más disparatadas
características. Aspirar erigirse como la reencarnación de El Libertador es una
nimia ocurrencia risible, pero llegar a enlazar su teatral aflicción
nacionalista, con el padecer del mismo Cristo Redentor es ciertamente penoso.
En algunos el mérito no está en su obra.
Trasladar los delirios, cual si se tratase de un guión predestinado o repetir
una epopeya y mostrarse al mundo como paladín, lo exponen como un espécimen de
ambición y prepotencia. Chávez se exhibe, sin vergüenza, como un fenómeno
degenerado y sin moral.
Quienes le hacen coro no son mejores; en
Miraflores la pelea por el poder es feroz entre los delfines de Chávez. Ellos
son parte del politburó de La Habana, quienes hacen su trabajo abiertamente y
sin óbice a expensas de las directrices estratégicas de los Castro.
Tras dos meses de no contar con una Jefatura
de Estado, se avizora que la anomalía persista otros seis meses. Subyace
imponer el socialismo castrocomunista del siglo XXI, a cualquier costo. Todo
está fríamente calculado. El argumento de proteger la revolución bolivariana
permitiría patrocinar el desmedido “subsidio” al imperio de los Castro. Esto no
terminará bien si se empeñan en desconocer el mandato de la Constitución; deben
ocurrir situaciones límite.
Lo cierto que es preciso presionar al
desvencijado régimen para que, antes del 10 de Enero, designe una junta médica
confiable y que esta informe al país, sin confidencias de inquisición. Pero,
sin saber hasta cuando, el son viene de Cuba. El único perdedor, el pueblo
venezolano.
doriangarciag@yahoo.es
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