El rescate de la libertad y los derechos de
los ciudadanos de un país pagan un precio muy doloroso, cuando el servilismo y
la ambición de poder están tomados de la mano.
El tiempo en su lento pero incansable andar
desnuda las ambiciones de poder y la ausencia de principios que esconden debajo
de trajes de democracia quienes anteponen intereses personales a los intereses
del país, el más reciente informe de inteligencia filtrado desde Cuba, la nueva
capital de Venezuela no deja dudas de esta realidad.
Intereses extranjeros y nacionales pretenden
convertir a Venezuela, en un país de esclavos donde el rey vive fuera de sus
fronteras desde donde manipula marionetas a quienes les descubrió su talón de
Aquiles, ambición de poder por la que son capaces de entregar el país.
El régimen Venezolano no solo a permitido la
entrada al territorio nacional a más de cincuenta mil ciudadanos cubanos como
cooperadores en todas los sectores del país, especialmente en áreas sensibles
de seguridad nacional, sino que introduce un ejército de ocupación cubano de
4.500 hombres para la ejecución de la “Operación Bastión”, la agenda que bajo
la manga traían los verdaderos apátridas estuvo clara desde antes de su llegada
al poder.
Llegar al gobierno por medio de la voluntad
popular para desmontar las instituciones democráticas del país y entregarlo. En
Venezuela se fusiono un peligroso coctel antidemocrático, intereses
extranjeros, resentimiento social y
admiración desmedida de quien tomó el poder por un sanguinario dictador.
La historia viene de lejos escribió Enrique
Krauze en su libro “El Poder y el Delirio”,
cincuenta años pasaron para que Fidel Castro, pudiera desde su cama de
hospital ver hacerse realidad su sueño, más que eso, tiene a su merced
probablemente sin voluntad propia a su aprendiz de dictador.
Recicla la Habana viejas recetas políticas
que le dieron réditos con la antigua Unión Soviética, la conformación de un
trió de incondicionales Maduro, Cabello, Jaua para garantizar la supervivencia
de la nefasta dictadura cubana.
Qué justo fuese que de la misma manera como
viene la historia para Cuba viniese para Venezuela, mediante el protagonismo de
venezolanos respetuosos y amantes de su país, como lo demostró Rómulo
Betancourt, el 24 de enero de 1959 cuando le dejo muy claro a Fidel, que el
petróleo venezolano no se regalaba se vendía, por aquellos tiempos el
nacionalismo, el amor por la patria y el respeto que por los venezolanos
sentían sus representantes políticos hicieron fracasar estrepitosamente dos
invasiones a Venezuela planificadas desde Cuba.
Cnel. (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun
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