Finaliza la Semana Santa, los
venezolanos que por estos días se convierten en fervorosos practicantes, tienen
mucho para pedirle y agradecerle al Señor; porque el solo hecho de vivir en
Venezuela ya constituye un riesgo y hay lugares, incluso, donde la eucaristía
hay que celebrarla con miedo, apretando los dientes y llenándose de fe y confianza para sobrevivir.
Llevamos 13 años esperando la paz, la armonía, la concordia, pidiendo por
ella, haciéndole fuerza al porvenir y no desmayamos para suplicarle a Jesús
Misericordioso que nos dé un momento de solaz y permita que todos, no unos
pocos, puedan disfrutar de la convivencia en el país y se llenen de seguridad
familiar donde quiera que estén.
Los últimos eventos de la campaña hecha casa por casa con el candidato
opositor Enrique Capriles a la cabeza, nos están enviado un mensaje de
confianza y optimismo, frente a un gobierno comunista que se cree imbatible,
aun con los golpes que ha recibido, que
han sido devastadores y durarán algún tiempo para recomponerse a pesar
de la agilidad organizacional de los revolucionarios al creerse ganadores de
las elecciones del próximo 7 de octubre.
Hay huecos que tapar y muchos, sobre todo en el campo de la delincuencia
urbana; hay ciudades acosadas donde
grupos de desadaptados tratan de engañar a las autoridades acogiéndose a
programas de reinserción, pero que después abandonan con mayor experiencia para
encabezar un número determinado de forajidos, camuflados jíbaros y asaltantes
nocturnos.
No hay remedio a la vista si no se ejecutan planes educativos, de
trabajo, seguridad social y convivencia con estos jóvenes que provienen de
regiones con alejamiento territorial y familiar que no encontraron otra
alternativa para sobre vivir en el complejo de las ciudades abiertas al
progreso.
Las autoridades gubernamentales deben por estos días reflexionar sobre el
verdadero papel que les corresponde en el futuro, cuando las lluvias comiencen
a meterse en las casa, en las sabanas y en las vías de comunicación y hacer un
alto en el camino para pensar seriamente si sus antecesores erraron, cuál debe
ser la labor que les corresponde realizar para no repetirlos.
Esta Semana miremos con sensatez frente al altar, espulguemos nuestras
acciones, comparemos los comportamientos familiares y veamos si hemos sido
buenos padres; buenos esposos; buenos ciudadanos y si hemos contribuido al
bienestar de los nuestros, de los amigos y de las autoridades, hacerlo es
emerger de la oscuridad y comenzar a ocupar el puesto que nos dio la vida.
Que esta época religiosa nos haya servido para reconocer lo bueno y lo
malo, para destapar la cortina del futuro y ubicarnos en el lugar donde más
podamos hacer el bien. Y ante todo, prometernos no volver a callar sobre la
acción delincuencial, ni ser cómplices de quienes quieren seguir destruyendo a
Venezuela.
britozenair@gmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA