PRESENTACIÓN
La
Comunidad Iberoamericana es una prioridad para España y es fundamental para el
futuro de la libertad, la democracia y el bienestar en el mundo. La Fundación
para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), consecuente con este
principio, trabaja desde hace más de 20 años para convertirlo en propuestas
políticas concretas y viables.
En
el año 2007 FAES publicó América Latina: una agenda de libertad, un informe
estratégico sobre el futuro de la región, producto de la colaboración de muchas
personas e instituciones de ambas orillas del Atlántico con las que compartimos
ideas y valores.
Con
la perspectiva del tiempo podemos decir con orgullo que ese informe, que fue
presentado en dieciocho países, se ha convertido en un documento de referencia.
Gracias
a su amplia difusión y a su disponibilidad en la red, ha servido de fuente para
investigadores y especialistas, ha inspirado programas electorales y ha
alimentado el debate y la polémica en foros académicos y políticos.
La
Agenda de libertad en 2007 sostenía que América Latina, parte sustancial de
Occidente, se hallaba ante el dilema que AMÉRICA LATINA: UNA AGENDA DE LIBERTAD
2012 ya planteó hace más de cien años el argentino Domingo Faustino Sarmiento:
la región podía seguir la senda de la libertad, la democracia y la prosperidad,
esto es, de la civilización; u optar por el populismo, el autoritarismo, la
parálisis y la irrelevancia, antesala de la barbarie.
A lo
largo de estos cinco años, América Latina ha continuado avanzando en el respeto
por las libertades individuales y los procedimientos democráticos, la vigencia
del Estado de derecho y la institucionalidad, y la apuesta por la racionalidad económica
y la apertura al mundo. El traspaso pacífico del poder y la alternancia
política se han consolidado como regla.
Aunque
queda camino por recorrer, se vislumbra un futuro esperanzador para la región.
En
un momento de crisis económica y financiera en los países más desarrollados,
América Latina ha conseguido mantener tasas de crecimiento elevadas. El alza
del precio de las materias primas ha sido determinante, pero también la
observancia de la ortodoxia macroeconómica, con presupuestos equilibrados y
tasas de inflación bajas, como norma general.
Por
desgracia, escapan a este panorama positivo la dictadura cubana y sus
satélites, refractarios a la adopción de reformas e incompatibles con la idea
de sociedad abierta.
El
“socialismo del siglo XXI”, a pesar de su pomposo nombre, no es tal novedad. Toma
elementos del socialismo de toda la vida y los combina con algunas de las
soluciones políticas que más daño han causado a los latinoamericanos durante el
siglo XX: el populismo revolucionario, el militarismo, el caudillismo y el
indigenismo racista.
La
conculcación de los derechos de propiedad, la inseguridad jurídica, el aumento
descontrolado de la oferta monetaria y la imposibilidad de medir con precisión
y transparencia las variables económicas, algo inherente a toda economía cerrada,
explican que los países del “socialismo del siglo XXI” no hayan podido seguir
el ritmo de las repúblicas latinoamericanas donde rige la economía libre de
mercado.
Esto
ha puesto de relieve el fracaso económico del modelo populista y ha contribuido
a su desprestigio incluso entre sectores de izquierda.
En
los cinco años transcurridos desde la publicación de la Agenda de 2007, la
región ha resistido el embate del populismo, que ha retrocedido pero no ha
desaparecido. La victoria de la libertad y la democracia aún no es completa
El
populismo es solo uno de los peligros a los que América Latina debe hacer
frente. La inseguridad ciudadana, además de un drama humano, debilita la
confianza de los ciudadanos en el imperio de la ley al cuestionar el legítimo
monopolio de la fuerza por parte del Estado de derecho. El crimen organizado tiene
su negocio más lucrativo en el narcotráfico, cuya incidencia es letal en
algunos países de la región.
Hay
otras debilidades en la región que es preciso abordar La mejora de la calidad
de la enseñanza sigue siendo un reto AMÉRICA LATINA: UNA AGENDA DE LIBERTAD
2012 en América Latina; los servicios públicos básicos deben ser accesibles a
todos los ciudadanos. Asimismo, la persistencia de una economía informal impide
que el Estado ejerza sus funciones con recursos suficientes, perpetúa
injusticias al crear divisiones entre quienes respetan la ley y quienes no, y
repercute negativamente en la asignación eficiente de los recursos económicos y
el crecimiento.
La
integración sigue siendo una asignatura pendiente en América Latina. Pese a
iniciativas regionales que merecen ser apoyadas, el proceso parece ir demasiado
lento, cuando en otras zonas del mundo la integración avanza como respuesta a
problemas crecientemente globales. Siguen existiendo demasiados prejuicios
particularistas que entorpecen el estrechamiento de los vínculos entre los
países de América Latina, una de las regiones más homogéneas del mundo.
En
cualquier caso, las luces predominan hoy sobre las sombras en América Latina, y
la región se encuentra ante una oportunidad histórica para consolidar su
desarrollo. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, consciente
de las notables transformaciones habidas en la región desde la publicación del
primer informe, ha creído oportuno publicar una nueva versión, actualizada y
ampliada, de la Agenda de libertad.
Durante
más de un año, y bajo la dirección de Miguel Ángel Cortés, Alberto Carnero y
Guillermo Hirschfeld, se han celebrado seminarios con expertos, se han
realizado visitas de trabajo a distintos países del continente americano y se
ha consultado a dirigentes políticos y pensadores de prestigio, cuyos valiosos
comentarios y contribuciones han enriquecido este nuevo documento.
No
obstante, FAES asume la plena responsabilidad de este informe y de todas sus
propuestas.
Esta
nueva edición de la Agenda de libertad coincide -no por casualidad- con el
bicentenario de la Constitución de Cádiz, un valioso patrimonio político que
fue alumbrado por “los españoles de ambos hemisferios”. Aquella Constitución,
denominada coloquialmente “la Pepa”, es un hito en la tradición que asumieron
las naciones hispánicas para instaurar un sistema político liberal, necesario
para reconocer y garantizar los derechos de las personas y para fundar un orden
civil de libertad.
A la
preservación y transmisión de ese legado político quiere servir, con tanta
modestia como claridad, esta Agenda de libertad. Estamos convencidos de que el
mejor futuro de la Comunidad Iberoamericana exige lealtad a los principios que
hace dos siglos defendieron aquellos patriotas de la libertad, los mismos que
consagraron el respeto a la Constitución y a la ley.
José
María Aznar
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Presidente
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